TELEVISIÓN

¿Por qué el éxito de los dramatizados de los canales regionales?

La historias de vida de personajes ejemplares, que muestran la cultura de los diferentes departamentos, le dan un nuevo aire a los canales públicos.

28 de abril de 2018

Hace unos 30 años, cuando la televisión colombiana vivía una de sus épocas doradas, la mayoría de las novelas que tenían éxito contaban la diversidad del país y se adentraban en las regiones. Los libretistas, realizadores y actores recorrían los Llanos, el Valle del Cauca, las montañas antioqueñas, las costas y los pueblos andinos y trataban de captar la idiosincrasia de cada zona. Así nacieron productos inolvidables como La casa de las dos palmas, Caballo viejo, Música maestro, Azúcar, La potra zaina o Café con aroma de mujer.

Con el tiempo y la llegada de la industrialización, ese tipo de producciones les dieron paso a historias urbanas sobre el narcotráfico y la violencia, que ahora dominan la programación de los canales nacionales privados. Sin embargo, hoy existe un esfuerzo inesperado por revivir esas historias costumbristas en el lugar menos pensado: los canales regionales.

Cualquier colombiano que dé una vuelta por estas cadenas en horario prime time puede encontrar series que destacan la cultura local: el Canal Trece (que cubre a nueve departamentos) acaba de estrenar Tu corazón será mío, que cuenta la historia de Carmentea, la llanera que inspiró la canción de Miguel A. Martín. Teleantioquia ya va por la mitad de Débora, la mujer que desnudó a Colombia, sobre la vida de la pintora Débora Arango. Telecafé presenta Cimarrona, sobre una chocoana de 16 años que llega desplazada a vivir en Pereira. Telepacífico está próximo a estrenar Labels, una serie sobre la relación amorosa entre dos muchachos caleños. Y Telecaribe ya va por su segunda miniserie: Aníbal ‘Sensación’ Velásquez, con la historia del compositor de éxitos como Faltan cinco pa’ las doce. También Canal TRO, de los Santanderes, tiene varios proyectos.

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Todo comenzó a mediados de 2017 cuando Telecaribe estrenó Déjala morir, una miniserie de 10 capítulos sobre la vida de Juana Emilia Herrera García, la niña Emilia, la máxima exponente del bullerengue (autora de Cundé Cundé y de Coroncoro). Juan Manuel Buelvas, el gerente del canal, venía pensando en hacer un producto de ficción desde que asumió el cargo (2013) y finalmente se arriesgó con esta historia escrita por Andrés Salgado, dirigida por Alessandro Basile y protagonizada por Aída Bossa. Tuvo gran éxito: no solo llegó a 6 puntos de rating (cuando el canal normalmente tenía entre 0,2 y 0,5 puntos), sino que se llevó 13 premios India Catalina, por encima de RCN y Caracol en las categorías más importantes.

Ese éxito generó un efecto dominó. La Autoridad Nacional de Televisión (ANTV), que financió ese primer proyecto con 600 millones de pesos, definió el año pasado que los canales debían incluir al menos un producto de ficción entre los proyectos que presentan para financiarlos. Y les dio el empujón definitivo. “Se abrió una trocha –explica Buelvas–. Demostramos que los canales regionales somos competitivos y podemos hacer producciones de calidad, así sea con un presupuesto bajo”.

Los resultados, hasta ahora, son buenos. No solo porque algunas de estas producciones han tenido un rating relativamente alto en comparación con lo que normalmente obtienen estos canales, sino por los positivos comentarios de la crítica y de los televidentes. “Me parece excelente –dice el analista de medios Germán Rey–. Cuando la ficción televisiva de los canales privados pasa por un momento difícil de amodorramiento, falta de creatividad y reiteración, los canales públicos apuestan con acierto por construir otros modelos de ficción, muy vinculados con las regiones y los personajes propios”. Con él concuerda Omar Rincón, crítico de televisión de El Tiempo: “Históricamente, se les había pedido que dejaran de hacer tanta televisión de entrevista tipo radio. La ficción es mucho más contundente, mucho más diversa y mucho más posible”.

Pero el éxito de estas producciones va más allá. Para muchos expertos tiene que ver con una mirada regional que evite los estereotipos que, muchas veces, tienen los productos hechos desde el centro del país. Como dice Andrés Salgado, quien escribió los guiones de Déjala morir y de Débora, la mujer que desnudó a Colombia, “tiene que ver con la narración, el lenguaje distintivo, con no construir un relato a partir de los discursos de Bogotá: con hacerlo desde la desnudez de la región, con el lenguaje y la narración local”.

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Eso ha creado una identificación mucho más fuerte. “A la gente le gusta verse reflejada y verse en su región. Y eso se une con que muchas personas están cansadas de lo que ven en televisión nacional “, opina Ángela María Soto, directora de la ANTV, entidad que ha financiado las producciones de ficción de los canales regionales.

Para otros, la presencia de libretistas, directores y actores reconocidos y de amplia experiencia en la televisión nacional también ayuda. Personas como Ramsés Ramos, Jairo Soto, Patricia Castañeda, Cony Camelo y el propio Salgado (quien escribió el guion de novelas exitosas como la de Joe Arroyo), entre muchos otros, decidieron participar de estos proyectos. Estos, además, mueven la industria local, pues ofrecen trabajo a productores, actores, camarógrafos, encargados de la logística y extras de cada región.

Aun así, hay muchos retos. Por ley, los canales regionales deben cumplir una función principalmente educativa que, más allá de entretener, busca culturizar y promover los valores locales. Hasta ahora, las series de ficción han cumplido ese objetivo porque se centran en personajes representativos de cada región, ejemplos de vida positivos y su cultura (pocos sabían quién era la Niña Emilia antes de la serie de Telecaribe, por ejemplo). Además, como explica Catalina Ceballos, gerente del Canal Trece, estas producciones también muestran y enseñan la cultura, las costumbres y la geografía de cada región: “Hay muchos elementos con los que una serie como estas logra formar públicos. No solo porque la música y las expresiones artísticas son protagonistas, sino también porque muchas están ambientadas en otras épocas y muestran lugares de nuestra geografía, como Tame, Arauca, en ‘Tú corazón será mío’”.

Pero el desafío más grande es el económico. Ceballos explica, por ejemplo, que RCN tiene alrededor de 35.000 millones de pesos para dos producciones, pero Canal Trece cuenta con 1.000 millones de pesos para una. La de Débora Arango, por su parte, tiene un presupuesto de 1.500 millones de pesos que alcanzan para producir 10 capítulos. 

Aunque la ANTV ha financiado y apoyado todos los productos, muchos gerentes comparten la idea de lograr a futuro que la mayor cantidad de dinero venga de la pauta que generen por las propias series. Para eso, el primer paso es alargarlas, pues 10 capítulos no siempre alcanzan. El propio Buelvas cuenta que cuando ya estaban logrando fidelizar a la audiencia y atraer a los anunciantes con Déjala morir, la miniserie terminó. “Por eso, la de Aníbal Velásquez tiene 22 capítulos. Queremos arriesgar cada vez más”.

 Otros, como Omar Rincón, proponen alianzas entre los canales para crear una franja de ficción para emitir las series de los demás o que se unan para hacer productos de mejor calidad. Algo así ya están haciendo Teleantioquia y Telecafé, que crearon Marilyn Live, una serie de 13 capítulos protagonizada por una youtuber paisa y el cantante caldense Yeison Jiménez que se emite por ambos canales.

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La idea es que el esfuerzo siga y no pare. Que con cada nuevo proyecto los canales regionales aprendan más y lleguen a hacer productos que compitan de tú a tú con los canales nacionales, el cable o el streaming. Ya dieron el primer paso con éxito. Tienen el reto de seguir por ese camino.