CULTURA
El día que el cine volvió a San José de Guaviare
Cine Colombia cumple 90 años y para celebrarlo llevará funciones gratuitas a 90 municipios que no tienen salas de cine. La capital de Guaviare fue la primera parada y SEMANA estuvo allí.
Hace 40 años funcionó el último negocio de cine en San José de Guaviare. En esa esa época, todos los sábados, un señor conectaba a su tractor un proyector que giraba la cinta de 35 milímetros y transmitía películas sobre un muro. Cada ocho días viajaba en moto hasta Bogotá, dejaba la cinta usada y recogía una nueva para que semanalmente los habitantes la vieran.
Sin embargo, la dicha duró sólo tres años: la distancia y el pésimo estado de las vías hicieron inviable el negocio. Desde entonces, San José se quedó sin cine y la única forma de ver películas en pantalla grande es yendo a Villavicencio o, en su defecto, a Bogotá, viajes de mínimo tres horas y media en carro. Por eso, cuando el fin de semana pasado Cine Colombia instaló una pantalla de 7 metros de ancho por 9 de alto en una esquina del parque principal, hubo fiesta en el pueblo.
Todo comenzó hace un año. Una cifra motivó a la distribuidora y exhibidora a celebrar sus 90 años -que se cumplen este 7 de junio- fuera de los teatros y sin los clientes de siempre: “Sólo 58 municipios de los 1.102 que hay tienen salas de cine y si uno quiere celebrar con todo Colombia, no puede hacerlo sólo con el 5 % del país”, dice Daniel Montes, director de mercadeo. Así nació Ruta 90, el proyecto con el que esta compañía llevará cine durante todo el año a 90 municipios que por sus condiciones geográficas y económicas no gozan de ese privilegio.
El recorrido de 8.000 kilómetros tendrá dos caminos: uno desde Icononzo, Tolima, hasta Dibulla, en La Guajira, y otro desde San José de Guaviare hasta Puerto Colombia, Atlántico. Todas poblaciones de menos de 30.000 habitantes y con un alto índice de necesidades insatisfechas (NBI).
Así, dos camiones equipados con 200 sillas plegables, pantallas inflables, proyectores de última tecnología, parlantes igual de potentes a los de los teatros y una planta de energía, llevarán películas de estreno a lugares tan remotos como Donmatías, en Antioquia; Sampués, en Sucre, y La Jagua del Ibirico, en Cesar.
En San José de Guaviare, desde semanas antes de la proyección, las calles estaban empapeladas con afiches que anunciaban el evento. La gente comentaba en el parque principal, en los restaurantes y afuera de la iglesia que a las 8 de la noche del viernes 27 de enero las sillas no darían abasto para todos los que querían ver El Paseo 4, la película más taquillera de la historia en Colombia. Por eso la alcaldía se adelantó y prestó 250 asientos para que al menos 450 guaviarenses pudieran sentarse.
Sin embargo, desde las 5 de la tarde los alrededores del teatro itinerante estaban abarrotados de gente. Niños, jóvenes, adultos y hasta ancianos hacían fila para entrar a las 6 a la función de Bailarina, el más reciente estreno infantil en el país. “Hasta ver muñequitos en pantalla gigante es una gran entretención para nosotros que somos de pueblo”, señaló un campesino de 83 años que nunca había ido a cine.
Pero sin duda, lo más esperado de la noche era El Paseo 4, una cinta con la que los asistentes se identificaron y rieron de comienzo a fin.
El teatro se llenó tan rápido que unas 200 personas tuvieron que ubicarse por fuera del perímetro cercado. Sentadas en el pasto, sobre los hombros de otros o usando las motos y carretas como sillas, vieron ambas funciones. Muchos, incluso, resistieron las cuatro horas de pie y ni siquiera los dos apagones que hubo durante la película los hicieron irse a dormir.
Los vendedores ambulantes vendieron como nunca y en poco tiempo el maíz pira y el mango biche se agotaron. Ahora todos piden que el cine vuelva a San José, pero para siempre. Los jóvenes que jamás habían visto una pantalla gigante quedaron “engomados” y comenzaron a ahorrar para ir a ver películas en Villavo. Entretanto, los adultos quedaron felices de que la paz que se respira permita que empresas como Cine Colombia vayan a San José, así sea de pasada o cada 90 años. Y los ancianos, que vivieron las épocas doradas del séptimo arte en la ciudad, quieren de vuelta el tractor que tanta alegría les dio.