Cultura
¿Qué dice la Biblia sobre el adulterio o los “cachos” en el matrimonio?
Si bien la Biblia ofrece orientación moral, las interpretaciones y aplicaciones pueden variar entre diferentes denominaciones y creyentes.
El adulterio, a lo largo de la historia de la humanidad, ha sido un tema controvertido que ha generado debates éticos y morales en muchas culturas y religiones. Para los cristianos, la Biblia es una fuente central de orientación moral, y en sus páginas se encuentran numerosas referencias al adulterio y al matrimonio. Esto es lo qué dice la Biblia sobre este tema, desde una perspectiva religiosa.
El séptimo mandamiento: “No cometerás adulterio”
El séptimo mandamiento de los Diez Mandamientos, que se encuentra en Éxodo 20:14, establece de manera clara y concisa: “No cometerás adulterio”. Esta breve declaración condena el acto del adulterio, que implica mantener relaciones sexuales con alguien que no es el cónyuge en un matrimonio legal.
La prohibición del adulterio se repite en varias partes de la Biblia, incluyendo el Nuevo Testamento, donde Jesús también aborda este tema. En el Evangelio de Mateo 5:27-28, Jesús enseña: “Habéis oído que fue dicho: ‘No cometerás adulterio’. Pero yo os digo que cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón”.
Este pasaje enfatiza que no solo el acto físico del adulterio es condenable, sino también el deseo o la lujuria que lo precede en el corazón humano.
La santidad del matrimonio
La Biblia también exalta la santidad del matrimonio como una institución divina. En Génesis 2:24 se establece: “Por tanto, dejará el hombre a su padre y a su madre, y se unirá a su mujer, y serán una sola carne”. Esta declaración subraya la unión única y sagrada entre un hombre y una mujer en el matrimonio.
En Efesios 5:22-33, el apóstol Pablo explica que el matrimonio refleja la relación entre Cristo y su Iglesia, enfatizando la importancia del amor, el respeto y la fidelidad mutua en el matrimonio. El versículo 25 dice: “Maridos, amad a vuestras mujeres, así como Cristo amó a la iglesia, y se entregó a sí mismo por ella”.
Consecuencias del adulterio en la Biblia
La Biblia presenta el adulterio como un pecado grave con consecuencias significativas. En Levítico 20:10, se establece: “Si un hombre comete adulterio con la mujer de otro, con la mujer de su prójimo, tanto el adúltero como la adúltera serán condenados a muerte”.
Aunque estas leyes del Antiguo Testamento pueden parecer extremas, demuestran la seriedad con la que se tomaba el adulterio en la sociedad de la época y la importancia de la fidelidad en el matrimonio.
El perdón y la restauración
A pesar de la firme condena del adulterio en la Biblia, también se abordan temas de perdón y restauración. Jesús mostró compasión hacia la mujer sorprendida en adulterio en el Evangelio de Juan 8:1-11, instando a quienes estaban sin pecado a arrojar la primera piedra. Después de que todos se retiraron, Jesús le dijo a la mujer: “Ni yo te condeno; vete, y no peques más”.
Este pasaje destaca la posibilidad de arrepentimiento y perdón en la fe cristiana. Los cristianos creen en la capacidad de las personas para arrepentirse de sus errores y buscar la reconciliación con Dios y sus seres queridos.
La monogamia y la fidelidad
La monogamia y la fidelidad en el matrimonio son valores centrales en la enseñanza bíblica. En Proverbios 5:18-19, se alaba la satisfacción en la relación conyugal: “Sea bendito tu manantial, y alégrate con la mujer de tu juventud, como cierva amada y graciosa gacela. Sus caricias te satisfagan en todo tiempo, y en su amor recréate siempre”.
Estos versículos resaltan la importancia de encontrar satisfacción y alegría en la relación conyugal y la exclusividad de esa relación.
Para los cristianos, la Biblia establece pautas claras sobre el adulterio y el matrimonio. Condena el adulterio como un pecado, pero también ofrece la posibilidad de perdón y restauración a través del arrepentimiento. La fidelidad y la monogamia son valores fundamentales en la enseñanza bíblica, y el matrimonio es visto como una unión sagrada que refleja la relación entre Cristo y su Iglesia.