Literatura
¿Qué hace de las novelas de Jane Austen una lectura perfecta para sobrellevar la pandemia?
Heloise Wood explica en detalle por qué confía en el humor y corazón que cargan las letras de la escritora británica para superar estos días extraños.
La naturaleza tumultuosa del último año nos ha llevado a cada uno a encontrar nuestros propios mecanismos culturales para afrontarlo. Una de las claves para mí ha sido leer las novelas de Jane Austen.
Después de percibir su literatura en mi juventud como boba y enrevesada, con heroínas con las que nunca pude sentir empatía, ahora me he encontrada atraída por su trabajo una manera que nunca antes me había sentido.
Las cifras de ventas sugieren que estoy lejos de ser la única que confía en su humor y corazón para superar estos días extraños.
Los libros de Jane Austen experimentaron un aumento del 20% en las ventas en Reino Unido entre el 15 de junio y el 7 de noviembre del año pasado, en comparación con el mismo período en 2019, según Kiera O’Brien, editora de gráficos y datos de la revista The Bookseller.
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El pasado diciembre se cumplió el 245 aniversario de su nacimiento y su popularidad parece estar fortaleciéndose cada vez más.
Pero ¿por qué sus novelas parecen adaptarse a esta era pandémica?
Por un lado, podría parecer obvio: tal es la imagen de ellas cristalizada en la imaginación del público por muchas adaptaciones de televisión y películas brillantes, que parecerían ofrecer el perfecto escapismo romántico.
De hecho, no parece una coincidencia que el megaéxito televisivo del momento, “Bridgerton” de Netflix, sea un drama romántico ambientado en el período de Regencia de Austen, aunque con una sensibilidad más caricaturesca y sexualmente explícita.
Sin embargo, cuando profundizas en el texto, descubres que Austen ofrece consuelos más inesperados.
Más allá de su preocupación por el amor y el romance, hay una capa de acero y una celebración de la resistencia en sus libros que pueden inspirarnos mientras los leemos en estos tiempos profundamente inciertos.
Un modelo de perseverancia
La propia vida de Austen fue una lección de tolerancia. Publicó sus seis célebres novelas en el espacio de siete años y murió cuando tenía sólo 41 años.
“A simple vista, parece que tuvo una vida tranquila, pero la enviaron a un internado dos veces y casi muere”, dice Helena Kelly, autora de “Jane Austen: A Secret Radical”.
“En la primera ocasión, toda la escuela contrajo tifus. Su tía, que viajó para cuidarla, murió. Imagínense el daño psicológico que eso te puede causar, y luego la enviaron de nuevo” al internado, señala Kelly.
El estado general de inestabilidad que sufrió Austen durante gran parte de su vida se reproduce en muchas de sus heroínas.
En 1800, cuando tenía 25 años, su padre que trabajaba como rector en la iglesia se jubiló y traspasó la administración de la parroquia a su hijo mayor “lo cual era realmente inusual”, dice Kelly.
Austen, sus padres y su hermana Cassandra pasaron los siguientes ocho años mudándose a propiedades cada vez más pequeñas en Bath, y visitando casas de familiares y balnearios.
“Es un momento en el que pensamos que no escribió mucho porque estaba desbordada”, afirma Kelly.
“Ellos se mudaron de nuevo a Chawton, Hampshire, (en el sur de Reino Unido) en 1809 y es sólo cuando está en un lugar psicológicamente seguro, en una casa que sabe que no se la quitarán, que comienza a publicar”, añade.
El desplazamiento y la fractura de la vida familiar surge en gran parte de su trabajo, como en Sense and Sensibility también conocida en español como “Sensatez y sentimientos”, “Juicio y sentimiento”, “Juicio y sensibilidad” o “Sentido y sensibilidad”.
La novela comienza cuando las hermanas Dashwood y su madre deben dejar su hogar familiar y luego son despojadas de la herencia de su padre por su medio hermano y su manipuladora esposa.
“Austen es muy, muy precisa sobre el dinero en sus novelas”, dice John Mullan, autor y profesor de inglés en el University College London. “Ella sabía lo que era la inseguridad financiera”, agrega.
La sensación de sentirse atrapado y rodeado por la fricción familiar también es un elemento predominante en el trabajo de Austen y es algo con lo que muchos de nosotros podemos identificarnos ahora, especialmente cuando, como para muchos de sus protagonistas, los paseos son a menudo lo más liberador que hay.
Elizabeth Bennett en “Orgullo y prejuicio” parece luchar por la libertad caminando por el campo y embarrándose, disfrutando de la paz lejos de su saturada vida familiar.
“Hay un estrés psicológico de bajo nivel constante al que están sometidos todos sus personajes”, opina Kelly. “En general, son bastante buenos para hacer las cosas, incluso si no hay mucho para hacer”, agrega.
Kelly cree que Austen también fue pionera en la forma en que mostró a las familias como imperfectas.
“Antes de Austen, las madres y los padres solían estar muertos o ser perfectos y vivir juntos en felicidad y en su trabajo deja claro que no es así”, afirma.
Mientras tanto, la experiencia de Austen sobre la publicación de sus textos también puede verse como una lección de resiliencia, llena con rechazos y comienzos en falso.
Empezó a escribir alrededor de los 12 años, pero no lo hizo seriamente hasta los 20, y no logró que su trabajo llegara a publicarse hasta mediados de los 30.
Cuando tenía 22 años, en 1797, su padre envió un primer borrador de “Orgullo y prejuicio” a la editorial londinense Cadell & Davies, que lo rechazado despectivamente devolviéndolo por correo.
Unos seis años más tarde, otra novela llamada Susan fue aceptada por la editorial de Crosby and Co, que le pagó diez libras pero la firma londinense nunca llegó a publicarla.
“La decepción de eso debe haber sido absolutamente abrumadora”, cree Kelly. “Claramente era algo con lo que ella había soñado durante años y años”.
En 1809, Austen escribió una carta de protesta a Crosby que no pareció servir para demasiado.
Luego, en 1816, solo un año antes de morir, finalmente recompró el manuscrito, lo que llevó a que se publicara póstumamente como “Northanger Abbey”, en español “La abadía de Northanger” (acompañada de una nota expresando el descontento de la autora que lamentaba la no publicación anterior).
“Se necesitó mucha determinación para continuar, especialmente cuando sus hermanos querían que ella cuidara de sus niños huérfanos”, aclara Kelly.
El crecimiento de sus heroínas
De manera similar, las heroínas de Austen a menudo deben perseverar, aunque de manera más estoica, sufriendo en silencio después de creer que su oportunidad de felicidad se ha perdido para siempre.
El momento en que Elinor Dashwood se endurece antes de ver a su amado Edward Ferrars, creyendo erróneamente que se ha casado con otra -”Estaré tranquila, seré dueña de mí misma”- es a la vez desgarrador e inspirador; una fuerza de carácter interpretada de manera particularmente poderosa por Emma Thompson en su actuación en la adaptación cinematográfica de Ang Lee de 1995 que también escribió.
En la novela “Persuasión”, la protagonista Anne Elliot se enfrenta al capitán Wentworth, a quien había amado y rechazado nueve años antes y aparentemente no la reconoce porque está tan cambiada (“tan alterada que no la reconocía”).
Ella queda mortificada porque todavía lo ama, aunque trata de ocultar toda emoción.
Algunos afirman que esta es la novela más romántica de Austen, en parte porque Anne aprende a revelar sus verdaderos sentimientos para que Wentworth pueda “conocerla” de verdad, lo que lleva a uno de los desenlaces literarios más conmovedores en el que él le dice: “Me atraviesas el alma. Soy mitad agonía, mitad esperanza”.
“Si miras a cada una de las heroínas de Jane Austen, llegan a una etapa de la historia en la que piensan que no van a conseguir a la persona que quieren”, analiza Mullan.
“En varias de ellas, el personaje central se convence de que el hombre que ama se va a casar con otra persona, incluso si el lector tienen mejor información. En ese sentido, estas son historias no solo sobre obtener lo que quieres, sino de aceptar que los finales felices pueden no estar disponible para ti. Así que la autocompasión no es una opción”.
Lo que nos lleva al crecimiento emocional de los personajes de Austen, otra faceta de ellos que puede resultarnos inspiradora en un momento de incertidumbre en el que quizás estemos reevaluando lo que realmente importa.
Psicólogos como Angela Duckworth, autora de Grit: The Power of Passion and Perseverance, hablan de una “mentalidad de crecimiento”, una forma de pensar basada en el principio de que la vida debe vivirse como un proceso constante de adaptación a los desafíos y la aceptación y aprendizaje de tus errores.
Es una mentalidad que adquieren muchas de sus heroínas: además de lidiar con la inseguridad por el dinero y el estatus, a menudo experimentan un sentido de vergüenza por sus acciones pasadas, antes de aprender de ellas y de ser transformadas por la experiencia.
La bella y mimada Emma, por ejemplo, está tan aburrida en su pequeño pueblo que toma a las personas como “proyectos” y se burla de personajes como la amable y pobre señorita Bates, antes de descubrir lo equivocada que está con su actitud.
“Un momento clave en la mayoría de las novelas es el de la heroína que se da cuenta de que se ha equivocado con otro personaje”, asegura Gillian Dow, profesora de inglés en la Universidad de Southampton, Reino Unido.
“Sentimos la vergüenza de Emma después de burlarse de la señorita Bates en Box Hill, porque lo vivimos a través de los pensamientos de Emma, y Austen nos lo muestra. Esta es clave para entender cómo Austen desarrolla sus personajes”, opina.
“De manera similar, cuando Elizabeth Bennet se da cuenta de que se ha equivocado sobre Wickham, y por lo tanto sobre Darcy, es un momento crucial en su desarrollo personal: ella ‘se avergüenza totalmente de sí misma’, (escribe Austen), y nosotros nos sentimos avergonzados junto con ella”, dice Dow.
Podría decirse que sentimos su transformación emocional de manera tan dolorosa debido al uso pionero de Austen de la voz autoral, que inspiró a escritores como Gustave Flaubert, Henry James y Franz Kafka.
Su tipo particular escritura nos permite simultáneamente vivir en la mente de los personajes pero también compartir el conocimiento, como sugiere el narrador, de que las creencias de los personajes están a menudo equivocadas.
“Hace algo increíble en el que inventa formas de escribir narrativas para que podamos ver a los personajes y los errores que cometen, pero también vivir dentro de sus pensamientos”, describe Mullan.
Él cree, más allá de los temas de sus textos, que es su estilo de escritura revolucionario lo que realmente resuena entre los lectores modernos.
“Antes (de ella, las novelas habían sido) en primera o tercera persona y ella perfeccionó el estilo libre e indirecto que combinaba los dos... lees la novela a través de los ojos de los personajes así que es una técnica realmente extraordinaria que nadie había hecho antes”, asegura.
Es un estilo que permite una experiencia de lectura particularmente íntima, que Paula Byrne, autora y experta en Austen, cree que es una de las razones por las que muchos se refieren a la autora simplemente como “Jane”.
“A veces lo encuentro condescendiente, pero creo que también es porque la gente realmente piensa en ella como una amiga. Encuentro esto psicológicamente interesante, todas estas cosas brillantes que está haciendo en un sentido técnico, te hacen pensar ‘me siento realmente relajada y reconfortada’”, dice.
Byrne está tan interesada en los aspectos reconfortantes de Austen que está escribiendo un libro sobre el tema. “He estado tratando de descifrar por qué volvemos con ella, por qué se siente cómodo leerla y la gente dice que es como meterse debajo de un edredón cálido en una noche fría, hay algo realmente reconfortante en sus libros, pero estoy realmente interesada en desentrañar lo que eso significa”.
Austen con receta
De hecho, los escritos de Austen están tan fuertemente asociados con brindar consuelo que, como descubrió Byrne, sus textos fueron recetados a los soldados de la Primera Guerra Mundial que sufrían un severo impacto de los proyectiles o lo que ahora conocemos como trastorno de estrés postraumático.
En una carta titulada The Mission of English Lit al Times Literary Supplement de 1984, Martin Jarrett-Kerr escribió: “Mi antiguo tutor de Oxford, HF Brett-Smith, estaba exento del servicio militar, pero trabajaba en hospitales para asesorar sobre temas de lectura a los heridos de guerra. Su trabajo era calificar novelas y poesía para la ‘tabla de fiebre’. Para los severamente conmocionados, él eligió a Jane Austen”.
Esta asociación de guerra se refleja en el cuento de Rudyard Kipling de 1924 The Janeites sobre un grupo de soldados que se unen a través de su amor por Austen y el protagonista descubre sus libros mientras se recupera en Bath de un “pie de trinchera”, una enfermedad descrita por primera vez durante la Primera Guerra Mundial a los soldados que habían permanecido durante el invierno en trincheras anegadas de agua.
Byrne quedó fascinada porque soldados leyeron su propia investigación sobre la autora inglesa “El genio de Jane Austen”.
Ella se enteró cómo los solados en la Primera Guerra guardaban textos clásicos en sus bolsillos mientras estaban en las trincheras y descubrió que el autor de Winnie the Pooh, AA Milne, se había unido a sus compañeros soldados por su amor por Austen durante su tiempo de lucha.
Un soldado de apellido Grainger, compañero de Milne y fan de Austen, lo siguió hasta el frente de lucha solo para ver cómo estaba el autor después de que se hicieron amigos por su interés compartido en los libros, un gesto descrito por Milne en sus memorias como “el mayor tributo a Jane Austen”.
Otra figura notable que confió en ella en tiempos de guerra fue Winston Churchill mientras estaba postrado en su cama en 1943, quien se consoló durante la enfermedad al hacer que su hija le leyera “Orgullo y prejuicio”.
Mientras tanto, en la actualidad, Dow entendió el poder terapéutico de Austen y utiliza sus textos enseñando el curso gratuito “Jane Austen: Myth and Reality” en la plataforma de educación digital Futurelearn.
“En marzo se nos unió una enfermera de una unidad de cuidados intensivos de EE.UU. y muchos estudiantes dijeron que estaban en aislamiento, en licencia, recuperándose de una enfermedad o buscando distraerse.
“Extrañaré mis tardes de encierro con Jane”, escribió un participante en al final del curso, cuenta ella.
Cada lector tiene sus propias razones para encontrar en Austen un remedio.
Kelly, por su parte, cree que hay algo especialmente tranquilizador en la forma en que las novelas de Austen tienden a abarcar un año calendario: al emplear esa línea de tiempo, evocan el hecho de que “el sol volverá y la vida mejorará”, dice. O como dice Lady Russell en “Persuasion”: “El tiempo lo explicará”.
Mientras tanto, para Byrne, hay un poder restaurador en el ritmo mismo de las oraciones de Austen. “La forma en que escribía tiene un efecto de ralentización que fomenta la lectura lenta, realmente no se puede leer rápidamente”, afirma.
Byrne utiliza Austen en su organización sin fines de lucro ReLit, fundada en 2016 para promover el tratamiento complementario del estrés, la ansiedad y otras afecciones a través de la lectura lenta de buena literatura en escuelas, prisiones, hospicios y para los trabajadores de la salud que sufren agotamiento.
“A veces, cuando visito escuelas y cárceles, y leo un pasaje de ‘Persuasion’ o ‘Mansfield Park’ para meditar les digo: ‘Piensen en cómo te hace sentir esto’”, explica.
Es vergonzoso admitir que yo misma no leí a Austen hasta los 30 años. Pero leer y disfrutar de la riqueza de su escritura con su mezcla de sátira social, conmoción y epifanías nacientes, me he dado un refugio seguro al que volveré por el resto de mi vida.
La clave de Austen para mí es que ella simultáneamente nos consuela y nos desafía, abrazando los aspectos oscuros y solitarios de la vida, pero con una ligereza de tacto y humor muy necesarios en tiempos difíciles.
Mullan revela que a él tampoco siempre le gustó Austen y que fue a través de la enseñanza de su trabajo que encontró sus encantos.
“Yo era un adolescente hombre y pensé: ‘Estas novelas son siempre lo mismo; se trata de chicas que encuentran un marido’. Muchos estudiantes me mostraron su ingenio al responder con sus propias ideas y me di cuenta de lo complejas e infinitamente legibles que eran estas historias aparentemente simples”, concluye.