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Recomendados de la semana: Asuntos de músicos, perdidos en la partitura

En las recomendados en streaming, Manuel Kalmanovitz sugiere cuatro películas de ficción que siguen a unos protagonistas músicos por sus recorridos existenciales.

Manuel Kalmanovitz G.
20 de febrero de 2021, 4:00 a. m.

Scott Pilgrim vs. the World - excelente

Director: Edgar Wright * País: Estados Unidos * Año: 2010 * Duración: 112 min. * Disponible en: Netflix

Este fue el primer largometraje en Estados Unidos del inglés Edgar Wright, y aunque en su estreno en 2010 no fue muy exitoso, con el tiempo se ha convertido en una película de culto, adorada, citada y recreada por seguidores en todo el mundo. No la vi cuando salió, y ahora que finalmente llego a ella, su falta de éxito me parece inexplicable. La historia central, basada en las novelas gráficas del canadiense Bryan Lee O’Malley, se enfoca en el bajista de una banda de rock que debe enfrentar a siete examantes de una chica que le gusta para poder salir con ella. La premisa es delirante, y la cinta la aborda con energía, desparpajo y humor, haciéndoles guiños al cine de karate, a los musicales rockeros, a las comedias románticas y a los juegos tipográficos de los cómics originales. Y logra así equilibrar, imaginativa y dinámicamente, romance, comedia y acción.

Sound of Metal - muy buena

Director: Darius Marder * País: Estados Unidos * Año: 2019 * Duración: 121 min. * Disponible en: Amazon Prime Video

Un baterista y su novia conforman un dúo ruidoso y agresivo, que ve su rutina de giras y expectativas de estrellato desmoronarse cuando él pierde, repentinamente y sin razón aparente, la capacidad de oír. Sin dinero para hacerse una operación que le ayude a recuperarse, entra a una comunidad aislada de sordos que se rige por la idea de que la sordera es una condición y no una minusvalía, y en la que puede aprender a existir en el mundo de otra manera. Alternando entre lo caótico, la angustia y una tranquilidad lírica, el drama transmite el viaje existencial de este personaje –exadicto a la heroína, baterista, rabioso y desconcertado– con un uso magistral del sonido; cuestiona lo que consideramos normal y lo que no, la necesidad de existir en comunidad, y los límites de pensar que todo puede solucionarse ejercitando la voluntad.

Sylvie’s Love - muy buena

Director: Eugene Ashe * País: Estados Unidos * Año: 2020 * Duración: 114 min. * Disponible en: Amazon Prime Video

Esta película, situada en 1962, me recordó los melodramas de la época dorada de Hollywood, con su elegancia y su insistencia en historias de amor asediadas por sentimientos inexpresados y obstáculos externos. La protagoniza una exitosa productora de televisión que, en la primera escena, se reencuentra con un saxofonista que había sido, años atrás, su amor de verano. Ambos son afroamericanos, pero no se mencionan injusticias raciales; lo central acá es un vaivén entre presente y pasado, que da vueltas a la pregunta de qué habría sucedido si las cosas se hubieran desarrollado de otra manera. La época es perfecta para mostrar cómo los dos sobrellevaban juntos, e individualmente, los eventos que estaban cambiando la lógica en la cultura popular –con el surgimiento del rock y el declive del jazz– y en las costumbres sociales –con un posible éxito laboral para las mujeres–.

Cuatro minutos - buena

Directora: Chris Kraus * País: Alemania * Año: 2006 * Duración: 112 min.  Disponible en: Netflix

La maestra de piano en una prisión alemana encuentra en una joven recién llegada un prodigio para la música, en un drama sofocante e intenso, sin la más mínima sonrisa ni ligereza. El encuentro es la columna vertebral del drama: la docente es intransigente y dura; la recién llegada es escéptica y revoltosa. El contacto de las dos, a pesar de las prevenciones de cada una, ofrece un atisbo de libertad para la prisionera y la satisfacción de ayudar a brillar a una estudiante prodigiosa para la segunda. A partir de los ensayos, la película se extiende hacia el pasado de cada una, mostrando cómo en su historia personal coinciden episodios de abuso y de fragilidad que continúan afectándolas. Con actuaciones contenidas que luego explotan, es una historia de heridas que no sanan del todo, y de la posibilidad que viene con el contacto humano y el acto creativo para superarlas.