PÓDCAST
‘Relatos Ñeros’: la genuina voz del barrio popular que se toma el formato pódcast y le habla a todo el país
Historias ocurridas en barrios populares de Bogotá, de Cali o en las veredas de Teguaneque se cuentan ágilmente y reflejan las vivencias tragicómicas de una amplia parte de Colombia. En esta producción, la realidad supera la ficción y se prueba cautivadora y humana. Sobre ella, hablamos con su creador J.J. Muñoz.
No es solemne, aunque sí muy genuino, y eso lo separa de los otros pódcast que quieren parecer algo, pero no lo pueden ser porque no lo vivieron. Relatos ñeros no es políticamente correcto, es muchas cosas más: humano, entretenido, triste, cierto y fascinante. Y quienes lo producen, es decir, la famiempresa podcastera que es La Chucua Récords, o vivieron las historias, o conocen de primera mano a quien las experimentó. Y desde ese lugar las cuentan. Chucua, cabe mencionar, es la palabra muisca que denominaba los humedales en la sabana. En este marco, esta productora lo entiende como “un lugar de transformación constante y permanente donde tienen cabida todas las artes sonoras y gráficas”.
Este joven pódcast realiza un gran esfuerzo por hacerse comprensible para tanta gente como sea posible, desde la claridad de sus fraseos y la coherencia de sus narraciones, pero no se aleja de las palabras y expresiones que marcan el idioma en los barrios populares de Bogotá, Cali o Teguaneque. Palabras como cucha, patecabra y agüepanela, entre muchas más, prueban que los códigos populares han permeado el resto de barrios y territorios, incluyendo aquellos en los que predominantemente se lee esta revista. Y por eso es tan cautivador.
Además, es una enciclopedia de apodos y personajes de la vida real que se hacen, por unos minutos, materia de leyenda urbana. Los episodios suelen durar 9 minutos. El más largo hasta la fecha, ‘Un entierro en Boyacá’, dura 14 y es una joya interdepartamental narrada de manera genial por Daniela Muñoz.
El Diccionario de americanismos, de la RAE, define la palabra ñero de tres maneras: 1) amigo íntimo, compañero inseparable; 2) persona de bajo estrato social, marginado; 3) persona tonta o de escaso entendimiento. Como queda claro en esta entrevista, J. J. Muñoz, el escritor y productor del pódcast, y padre de dos de los tres integrantes del equipo de La Chucua Récords, reconoce en este vocablo las dos primeras definiciones. La tercera, desde la humanidad y representación que plasma en sus relatos, queda descartada por completo. SEMANA habló con él de una producción que es una verdadera sensación, que dirige especialmente a su gente y que, por eso mismo, consigue hacer universal.
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SEMANA: ¿Cómo nace Relatos ñeros?
J. J. Muñoz: En medio de la pandemia terminé mi maestría en Literatura, y como venía de escribir mucho pensé en utilizar lo escrito y darlo a conocer. Y el formato pódcast nos gustó, porque la radio tiene una historia de larga tradición en Colombia, y era una forma fácil de que llegara a la gente, especialmente a la gente del común que trabaja con las manos: al zapatero, al taxista, al panadero. Que les llegara y escucharan un rato y no les exigiera la concentración de la lectura. Yo soy una persona de origen humilde, hijo de una señora que fue empleada de servicio y de un señor que fue conductor, y siempre crecí en los barrios populares de Bogotá. Los amigos, la gente cercana que conozco del barrio y de la familia no se relacionan con la literatura, pero sí con la radio.
El pódcast nos gustó porque la radio tiene una historia de larga tradición en Colombia, y era una forma fácil de que llegara a la gente, especialmente a la gente del común que trabaja con las manos: al zapatero, al taxista, al panadero. Que les llegara y escucharan un rato y no les exigiera la concentración de la lectura
SEMANA: Háblenos del tono y de lo que es ñero para usted.
J.M.: Para nosotros, en el barrio, los ñeros son los amigos, una abreviación de compañero. Y, más allá de eso, ñera es la gente de los barrios populares, poco conocidos de Bogotá. A un turista en Bogotá lo pasean por la Séptima, la plaza de Bolívar y después lo llevan a Andrés Carne de Res, pero poco lo llevan a Ciudad Bolívar, a Usme, a Suba, a Engativá, zonas donde también se mueven el arte, el conocimiento y la cultura.
Los ñeros son los amigos, una abreviación de compañero. Y, más allá de eso, ñera es la gente de los barrios populares, poco conocidos de Bogotá
SEMANA: ¿Por qué importa su pódcast?
J.M.: Aquí han intentado hacer una literatura de la gente pobre, pero es una literatura que ha sido impostada porque quien la hace no ha pertenecido, no sabe qué es tomar agüepanela y sacar fiao en la tienda. Nosotros, mi familia y yo, sí somos eso. Y creemos que tenemos la autoridad para contar este tipo de historias diferentes. Las voces que usamos son las nuestras, las de amigos y, en muchos casos, las de los protagonistas reales.
Se ha intentado hacer una literatura de la gente pobre, pero es una literatura impostada porque quien la hace no sabe qué es tomar agüepanela y sacar fiao en la tienda. Nosotros somos eso, y tenemos la autoridad para contar este tipo de historias
SEMANA: ¿Cómo se da la dinámica de hacerlo en familia?
J.M.: Nosotros hacemos pódcast para organizaciones como la OIM, la Fupad, la FIP y ONG que operan en Colombia de temas sociales, de género, de migrantes, de violencia de género. Pero este es el proyecto que decidimos hacer nosotros. Es decir, tenemos como dos líneas de trabajo. Una, el trabajo serio que hacemos para comer, el que llena la nevera, y el otro, el más divertido, este proyecto familiar. Somos mi hija, de 26 años, ella termina la carrera de Lenguas. Tengo un hijo de 24 años (Felipe), que estudia Comunicación y está terminando. Y el novio de mi hija (Steven), que es productor audiovisual y también termina su carrera. Gente muy joven.
Afortunadamente para nuestra sanidad mental, porque trabajamos en casa, hemos creado una línea de trabajo que a cada uno le da unas funciones. Yo escribo los guiones, hacemos una especie de consejo editorial, tomamos decisiones, ellos empiezan la grabación y la mezcla, y también diseñan las piezas de cada uno de los Relatos ñeros y de las piezas editoriales que hacemos para clientes, o cartillas y todo esto. Mi hija coordina mucho, últimamente ha ayudado en tareas de diseño, es la que coordina la parte de la plata, cuando son clientes grandes, y coordina la línea de trabajo.
SEMANA: ¿Hay ficción en sus historias?
J.M.: La mayoría tiene origen en Suba. Son anécdotas de mi juventud, de cuando crecía en Ciudad Jardín Norte. Los personajes, los apodos, todos vienen de amigos míos, todavía. Hay historias en otras ciudades, que también son anécdotas familiares, y oyentes o amigos se acercan a contar algo que puede ser un relato ñero, una historia que sobrepasa la anécdota, que tiene algo extraño. Otra clave es que son historias cortas. Una de nuestras intenciones es desencumbrar un poco los pódcast y la literatura auditiva de ese pedestal académico y literario en el que suelen estar. Queremos que lo escuchen las personas parecidas a nosotros, que lo escuche la gente del común, que finalmente es la mayoría. Pensamos terminar nuestra primera temporada en el capítulo 25, y después comenzar a conseguir historias y crear un archivo nuevo. Y para eso volveremos a acudir a amigos, conocidos y oyentes.
Otra clave es que son historias cortas. Una de nuestras intenciones es desencumbrar un poco los pódcast y la literatura auditiva de ese pedestal académico y literario en el que suelen estar. Queremos que lo escuchen las personas parecidas a nosotros, que lo escuche la gente del común, que finalmente es la mayoría.
SEMANA: ¿Alguna anécdota de esa línea familiar?
J.M.: Ha habido mucha emoción. Miramos todos los días cuántos oyentes tuvimos, cuántas personas nos oyeron, de qué países, quién donó.
SEMANA: ¿Subsistir de un pódcast es descabellado?
J.M.: Nos encantaría vivir de los Relatos Ñeros y vivir de hacer el podcast del que estamos enamorados y enamoradas todos aquí, pero es difícil. Hasta ahora hemos tenido gente que nos ha donado, muchas personas muy queridas nos han hecho donaciones y las reinvertimos en publicidad en Instagram y RS, así que no ha sido tampoco mucho. Estamos lejos de hacer el mercado del mes con las donaciones, pero esperamos llegar a eso. Son un incentivo para seguir haciendo las historias con cariño y amor.
La gente es muy generosa. A la que le gusta el pódcast nos apoya por medio de Patreon, Nequi o Daviplata, con 8000 pesos, con 5000 pesos, con los que sea, y nos hacen muy felices por lo simbólico que representa ese impulso.
SEMANA: ¿Cuáles son los Relatos Ñeros favoritos de los integrantes de La Chucua?
J.M.: Uno de los que más disfruté fue ‘Empanadas con bala’, una historia real de cuando era adolescente y en la que pude usar las voces de los protagonistas. El de Felipe es ‘Cucaracho’, el primero, porque tiene valentía, traición, golpes, respeto y perdón. “Es lo más parecido a la vida”, dice. A Daniela le encantó hacer y narrar ‘Entierro en Boyacá’, en el que un accidente trágico para la familia se volvió una historia entretenida y con ritmo. Y Steven se queda con ‘En cine con el rey’, pues mezcla personajes pobres, famosos y ofrece una visión de cómo era Cali y cómo la vivía la clase pobre.
‘Hay libertad ñeristica para poder contar todas las historias’, dice Steven al compartir su episodio favorito