LIBRO

‘Km 123’, el último kilómetro de Andrea Camilleri

La novela que el reconocido escritor italiano publicó poco antes de morir, disponible en formato digital, transgrede desde lo esencial del género policíaco, que Camillieri consideraba esencial para conocer la realidad social de un país. Reseña de Luis Fernando Afanador.

Luis Fernando Afanador
4 de abril de 2020
Andrea Camilleri fue también guionista y director de cine. Su serie con el comisario Montalbano llega casi a las cuarenta novelas. | Foto: AFP

Andrea Camilleri

Km 123

Destino, 2020

Libro digital

En marzo de 2019, cuatro meses antes de morir, con 93 años de edad, el reconocido escritor italiano de género policíaco Andrea Camilleri publicó su última novela, Km 123. Es admirable que la escribiera estando ciego, que la hubiera dictado, pero aún más admirable es que se trata de una novela innovadora. 

El comienzo es vertiginoso. Ester llama desesperadamente a Giulio por el celular: “No entiendo Xqué tu móvil está apagado desde ayer por la tarde. Es absolutamente necesario que hablemos. Llámame… Te lo ruego, te lo ruego, te lo ruego. ¿Dónde te has metido? ¿Xqué no me llamas?... No me obligues a telefonear a tu mujer para tener noticias”. Nada que hacer, el celular de Giulio está apagado: acaba de ser trasladado al hospital en estado grave a causa de un accidente en el kilómetro 123 de la Vía Aurelia de Roma. La que conecta el teléfono y finalmente contesta será Giuditta, la mujer de Giulio, quien no sabe nada de Ester. Parece una comedia de enredos, pero muy pronto aparece un testigo que afirma que el accidente de Giulio es en realidad un intento de asesinato, por lo cual la investigación será asignada al inspector de la policía criminal Attilio Bongioanni. Hay investigador, hay muerto: hay novela policíaca. 

No trae digresiones costumbristas ni culinarias –Camilleri era siciliano–, como en sus anteriores novelas, aprendidas de su maestro Simenon, que nos describían los bares en las mañanas y el gusto de su comisario Maigret por las pintas de cerveza y los bocadillos. No hay referencias a Roma ni a Grosseto, lugares en los que vivió por muchos años y donde se desarrolla la historia. Acá, el relato se reduce a lo esencial. Diálogos directos sin acotaciones, mensajes de texto, correos electrónicos, notas manuscritas, informes de policía y noticias de prensa. Múltiples voces, intensidad, acción y una trama que se irá enredando para desovillarse de la forma más inesperada. Para sorpresa de todos, incluidos el inspector Bongioanni y Bongioà, su agudo y desconfiado asistente. “La escritura dramatúrgica, por su propia naturaleza, no puede abandonarse a la divagación o la dilación sobre un detalle marginal, so pena de la caída de la tensión dramática”. Todo muy teatral y vanguardista, como corresponde a un experto en Luigi Pirandello. A un joven escritor de 93 años. 

La novela termina, a manera de epílogo, con un texto titulado ‘Defensa de un color’. Se refiere al color amarillo, “el giallo”, con el que en Italia se conocía a la literatura policíaca desde 1929, porque era el color distintivo de una colección de la editorial Mondadori, llamada ‘Il giallo Mondadori’, por el amarillo de sus portadas. Desde luego, se trata de una defensa del género policíaco. Una ponencia de Camilleri en un congreso de escritores y críticos en 2003, que él quiso incluir especialmente en Km 123. Una suerte de testamento. Allí, reitera la importancia del género policíaco para conocer la realidad social de un país. “Para saber hoy cuál es la situación socioeconómica de Suecia o para conocer los problemas de España, los gialli, de Henning Mankell y de Manuel Vásquez Montalbán sirven mejor que un ensayo dogmático reservado a especialistas”. 

Quizá resolver los grandes misterios criminales –dice Camillieri para el caso de Italia– no sirve de mucho en la medida en que nunca se convierten en una verdad oficial y los culpables no son entregados a la Justicia. Pero la indagación social que hacen los autores policiales siempre valdrá la pena: “Marcello Fois ha podido escribir sobre su Cerdeña secreta, Massimo Felisatti y Fabio Pittorru nos han dibujado el rostro violento de Roma, Fruttero y Lucentini mostraron aquello que se esconde detrás de la fachada burguesa de Turín, Massimo Carlotto nos ha contado cómo el paisaje del noroeste es menos dulce de lo que parece, Renato Olivieri nos ha conducido por las calles de una Milán dulcemente stendhaliana, pero donde impera el dios dinero, Santo Piazzese y Domenico Cacopardo nos han descrito una Sicilia aún totalmente por descubrir”.