CINE
Litigante: de conflictos y estados emocionales
Una abogada debe enfrentar las crisis de su vida profesional y personal en esta película colombiana de Franco Lolli. Calificación: 3½ estrellas.
País: Colombia
Año: 2019
Director: Franco Lolli
Guion: Franco Lolli, Marie Amachoukeli, Virginie Legeay
Actores: Leticia Gómez Paz, Carolina Sanín, Vladimir Durán
Duración: 95 min
La viuda del director francés Maurice Pialat, Sylvie Pialat, aparece en los créditos de esta película como productora, y su nombre revela el linaje de lo que tenemos al frente: un cine intenso, realista, centrado en los aspectos emocionales de las relaciones humanas y cercano al melodrama, pero desbordándolo con su energía.
Este segundo largometraje de Franco Lolli (Gente de bien) está en las antípodas de cierta familia del cine colombiano minimalista de actuaciones y diálogos; no hay nada mínimo acá, y eso es un cambio bienvenido.
El personaje central es la abogada Silvia Paz (la escritora Carolina Sanín) que parece pasar por una de esas malas rachas que los astrólogos explicarían con una alineación extremadamente conflictiva de planetas y estrellas.
En el trabajo es asesora legal de una institución distrital que está siendo acusada de realizar un contrato sin requisitos legales. En su vida personal, a su madre Leticia (Leticia Gómez, mamá del director) le han diagnosticado la recurrencia de un cáncer. Además tiene a Antonio (Antonio Martínez), un hijo de 5 años, a quien matonean sus compañeros en el colegio, y comienza una relación sentimental con el periodista Abel Morales (Vladimir Durán).
Hay una especie de columna vertebral en la relación atrancada entre Leticia, Silvia y su hermana María José (Alejandra Sarria) que se exacerba con la enfermedad, pero que parece tener otro origen. “El problema tuyo es que tú odias a todo el mundo porque me odias a mí”, le dice en un momento la madre a su hija. Y más adelante, Silvia puntualiza: “A ti te revuelve verme vivir”.
Pero es un conflicto que se activa y desactiva intermitentemente para dar paso a las otras catástrofes que le caen encima a la abogada. Esa dispersión de conflictos sirve para que la película capture una variedad de estados emocionales de su protagonista: frustración, rabia, enamoramiento, exasperación, discusiones cargadas y silencios meditativos. Y el punto pareciera ser ese: capturar no un gran conflicto central, sino todos estos matices.
El filme logra un contraste, no tan común en nuestro cine, entre esos silencios y las discusiones, y permite algo muy difícil: que los personajes se revelen tanto en la acción como en el reposo.
Así, los momentos que podrían catalogarse como dramáticamente inertes –ella mirando una cafetera mientras hierve, o por la ventana de su oficina– sirven para crear un contraste rítmico con los diálogos vertiginosos y para delinear un retrato más rico de una persona (podemos concebirla no solo actuando, sino pensando y, gracias a los diálogos previos, podemos imaginar lo que piensa).
Debo agregar que hace años soy amigo de Carolina y que temía que esa cercanía me dificultara meterme en este drama, pero no fue así. Sí, ahí está esa persona que conozco con sus gestos y expresiones y formas de mirar, pero en el universo de la película se convirtió en otra: alguien adolorido, furioso, tierno, vociferante frente a una avalancha de problemas que resiste convincente y conmovedoramente.
Tendencias
CARTELERA DE CINE
Wild Rose: sigue tu propia canción - 2½ estrellas
Drama sobre una joven madre soltera en Glasgow que sueña con ser cantante de música country.
Me llamo Gennet - 1 estrella
Adaptación de la historia real de una niña etíope ciega y sordomuda adoptada por una española caritativa.
Contra lo imposible - 3 estrellas
La rivalidad entre Ford y Ferrari en las pistas de carreras europeas en 1966 es el punto de partida de esta película de individuos e instituciones.
Rebeldes - 2½ estrellas
Mezcla francesa de comedia y acción en la que tres amigas obreras encuentran un maletín lleno de efectivo perteneciente a unos mafiosos.