CINE

Ginger y Rosa película dirigida por Sally Potter

Más que el retrato de una amistad, esta película muestra la vida en Inglaterra en los sesenta y el efecto de zozobra que tiene la posibilidad de un apocalipsis nuclear. ***

Manuel Kalmanovitz G.
1 de junio de 2013
Ginger y Rosa abrazadas son solo una cara de la moneda de esta película. La otra muestra la ruptura de esa alegría, por cuenta de un capricho de la geopolítica y de la amenaza de la destrucción total.

Título original: Ginger & Rosa
País: Inglaterra
Año: 2012
Director: Sally Potter
Guión: Sally Potter
Actores: Elle Fanning, Alice Englert, Alessandro Nivola, Christina Hendricks.
Duración: 90 minutos
Las dos muchachas en el centro de esta película nacen en un hospital de Londres el mismo día en que los Estados Unidos lanzan una bomba nuclear en Japón. Así que el mundo recibe a estas dos bebecitas con fuegos artificiales y radiación, como si la vida sin bombas nucleares no fuera suficientemente complicada.

Aunque el título parece sugerirlo, no es una película sobre la amistad de estas dos muchachas. Sí, las vemos crecer durante una parte de la película compartiendo la cercanía misteriosa, llena de murmullos y secretos, de las amistades juveniles. Pero más importante que la relación de las dos es la forma en que la explosión atómica afecta sus vidas.
La primera parte de Ginger y Rosa es un retrato impresionista de su cercanía. Las muestran riendo, yendo al mar, caminando por ahí. También encontrándose con muchachos, fumando, probándose ropa y comentándosela. Son momentos desconectados que dan una agradable sensación de ingravidez, como si estuviéramos ojeando un álbum fotográfico ajeno, lleno de momentos significativos, pero cuya conexión se nos escapa.
La directora Sally Potter se había especializado en películas refinadas y hermosas (Orlando, La lección de tango) de una artificialidad muy elaborada, que es lo que promete ese comienzo. Sin embargo, es una promesa que colapsa y que es reemplazada por una estética realista y poco colorida, como si la amenaza atómica misma hubiera drenado la luz a las cosas. 
Ginger (Elle Fanning) es la más afectada de las dos. Vive con su padre que no quiere que le diga papá sino Roland (Alessandro Nivola) y su madre Natalie (Christina Hendricks), que abandonó una carrera como pintora para tenerla. Pero la situación familiar no es la más estable. 
La película hace un retrato muy convincente del sentimiento de asedio que vive Ginger, de su aprensión de sentirse viviendo al borde de un precipicio a donde podría caer empujada por un capricho geopolítico y de su decisión de entrar al movimiento pacifista que había surgido como respuesta.
Aunque es una cinta desordenada que parece tener dificultades para decidir sobre qué quiere hablar (¿la amistad? ¿la posible guerra? ¿las relaciones familiares?), Ginger y Rosa tiene la inteligencia para mostrarnos la complejidad de la situación, la manera como las preocupaciones externas (un ataque nuclear, en este caso) se unen a líos personales o familiares en un revoltijo confuso que termina haciendo aún mayor su carga emotiva.
Algunos personajes están mejor delineados que otros. El egoísmo, justificado revolucionariamente, de Ronald, por ejemplo, resuena mucho más que la monótona insatisfacción de Natalie.
Pero la película le pertenece a la Ginger de Fanning, que encarna un desasosiego adolescente al mismo tiempo ridículo y conmovedor. 
Ginger y Rosa termina siendo un recordatorio de un mundo que ya no existe, una época en la que nuestra autodestrucción no tenía pinta de venir con un quejido, sino con una explosión. 
CARTELERA
 
**** Excelente     ***1/2 Muy buena      *** Buena      **1/2 Aceptable     ** Regular      * Mala   
El control **
Escrita por Dago García, está competentemente hecha, pero plagada de clichés.
Posesión infernal **1/2
La versión de la cinta de 1981 es sangrienta, explícita, cruel y muy tensionante.
El gran Gatsby **
La adaptación del libro de Fitzgerald es un retrato de la era del jazz hipnotizado por sus superficies.
La caza ***1/2
Tensa película danesa sobre la reacción de una pequeña comunidad ante un hombre acusado de un crimen.