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Mauricio Puentes y Catalina Sandino son los protagonistas de esta cinta que muestra el otro lado de uno de los crímenes más famosos de la historia colombiana.

CINE

Roa

La nueva película de Andrés Baiz propone una versión diferente del crimen de Jorge Eliécer Gaitán, desde la perspectiva del presunto asesino: Juan Roa Sierra. ***

Manuel Kalmanovitz G.
13 de abril de 2013

País: Colombia/Argentina
Año: 2013
Director: Andrés Baiz
Guión: Andrés Baiz y Patricia Castañeda, basados en una novela de Miguel Torres
Actores: Mauricio Puentes, Catalina Sandino y Santiago Rodríguez
Duración: 91 minutos

El Roa que le da el título a la película es el presunto asesino de Jorge Eliécer Gaitán, Juan Roa Sierra, un personaje que Mauricio Puentes interpreta como un pobre perdedor que nunca se quita de encima una mirada de angustia. 

Es una figura familiar en el cine colombiano reciente: hay ejemplos en Operación E, Silencio en el paraíso y Sanandresito, para nombrar otras tres. Se trata de hombres ineptos, cobardes y asustadizos, tipos a quienes las películas no les permiten ni un momento de dignidad o de inteligencia y que tienen como pareja a una mujer que se desespera (y con razón) por los defectos ya enumerados.

No queda muy claro qué gana la película al presentar a Roa como un hombre de una ineptitud tan monumental: llega tarde a pedir trabajo, desperdicia la plata de su esposa yendo a cine y nada de lo que intenta para mejorar su situación le sale bien (su hermano trata de enseñarle a manejar, pero inexplicablemente termina averiando el auto). 

En vez de contemplar la culpabilidad de su personaje central o de hacer un cuestionamiento moral sobre el magnicidio, la película prefiere mostrarlo como un pobre diablo, un debilucho que, haya hecho lo que haya hecho, no tiene la culpa de nada.

Es una decisión extraña porque dentro de la película hay dos versiones de Roa. Al comienzo lo vemos como un hombre derrotado, pero también embriagado por un sentido elevado y exagerado de su propio destino. Le dice a un amigo francés que lee la mano (una amistad que la película no explica) que se siente destinado a hacer grandes cosas, que es la reencarnación de aventureros famosos.

Por casualidad, este Roa entra en contacto con Gaitán (Santiago Rodríguez) esperando ilusamente que el líder liberal le ayude a conseguir empleo. El Gaitán que encarna Rodríguez es más redondeado y menos anguloso que el de las fotos, y se muestra no tanto como un peligro para el establecimiento sino como una criatura que ha sabido acomodarse dentro de él y que, al ver un desempleado como Roa, puede darse el lujo de la indolencia; le ofrece no un puesto sino unas berenjenas.

El primer Roa se obsesiona por Gaitán de una manera que se balancea entre la indignación y la pesadumbre, entre la humildad y la exaltación propia. Por eso es tan desconcertante cuando llega el segundo Roa, un ser de una sola dimensión, un tipo meramente apaleado, asustadizo y lastimero. 
Las dos versiones de Roa son tan contradictoras que el personaje se desdibuja. Da la impresión de que un guionista se encargó de la primera parte y otro de la segunda y que nunca se sentaron a ponerse de acuerdo sobre qué clase de persona querían retratar.

En todo caso, resulta interesante pensar en la persistencia de estas figuras masculinas en el cine nacional, porque a fin de cuentas lo que proponen es un lavado de manos moral totalmente perverso. ¿Por qué tanta insistencia en que no somos agentes de nuestras propias vidas? ¿Será que después de tantos años de violencia preferimos tranquilizarnos pensando que nadie tiene la culpa de nada? 

CARTELERA

**** Excelente     ***1/2 Muy buena      *** Buena      **1/2 Aceptable     ** Regular      * Mala   

Matándolos suavemente ***
Unos maleantes de poca monta realizan un golpe que sirve para hacer una reflexión brillante sobre la desesperanza en tiempos de crisis económica.

En la mira ***
A través de la rutina de un par de patrulleros en Los Ángeles, hace un retrato conmovedor de su amistad. 
Con Jake Gyllenhaal y Michael Peña. 

Oz el poderoso **
Antes de converitrse en el mago de Oz, era un feriante de pueblo, según la película del imaginativo Sam Reimi.

G.I. Joe: el contraataque * 1/2
La segunda parte de esta taquillera serie basada en unos famosos muñecos para niños es inexpresiva, bullosa y elemental.