Cultura
Salmo 144: oración para pedir a Dios abundancia y prosperidad para el hogar
La Biblia tiene muchas herramientas para acercar a las personas a Dios.
La oración está hecha para comunicar a los creyentes en la fe con Dios y por medio de ella clamar por algunas de las necesidades que más afanan y apremian en el día a día y, sobre todo, por esas que inquietan o involucran económicamente al hogar.
En este mismo sentido, es importante acudir a la Biblia donde existen algunos pasajes que conectan en oración con Dios para poder pedir abundancia para el hogar.
Dicho esto, en los salmos se encuentra un espacio perfecto que está dedicado a este tipo de intenciones para clamar y pedir por estas necesidades para el hogar y la familia.
Es valioso destacar que el libro de los salmos tiene 150 poemas en su contenido, y se pueden emplear de diferentes maneras para poder llegar a Dios.
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Salmo 144
Bendito sea Jehová, mi roca,
Quien adiestra mis manos para la batalla,
Y mis dedos para la guerra;
Misericordia mía y mi castillo,
Fortaleza mía y mi libertador,
Escudo mío, en quien he confiado;
El que sujeta a mi pueblo debajo de mí.
Oh, Jehová, ¿qué es el hombre, para que en él pienses,
o el hijo de hombre, para que lo estimes?
El hombre es semejante a la vanidad;
sus días son como la sombra que pasa.
Oh, Jehová, inclina tus cielos y desciende;
toca los montes, y humeen.
Despide relámpagos y disípalos,
envía tus saetas y túrbalos.
Envía tu mano desde lo alto;
redímeme, y sácame de las muchas aguas,
de la mano de los hombres extraños,
cuya boca habla vanidad,
y cuya diestra es diestra de mentira.
Oh, Dios, a ti cantaré cántico nuevo;
con salterio, con decacordio cantaré a ti.
Tú, el que da victoria a los reyes,
el que rescata de maligna espada a David su siervo.
Rescátame y líbrame de la mano de los hombres extraños,
cuya boca habla vanidad,
y cuya diestra es diestra de mentira.
Sean nuestros hijos como plantas crecidas en su juventud,
nuestras hijas como esquinas labradas como las de un palacio;
nuestros graneros llenos, provistos de toda suerte de grano;
nuestros ganados, que se multipliquen a millares y decenas de millares en nuestros campos;
nuestros bueyes estén fuertes para el trabajo;
no tengamos asalto, ni que hacer salida,
ni grito de alarma en nuestras plazas.
Bienaventurado el pueblo que tiene esto;
bienaventurado el pueblo cuyo Dios es Jehová.