Cultura
Salmo para aquellas personas que viven con dolor en su alma
Hay momentos de la vida en los que el dolor aparece y consume a las personas.
La vida tiene momentos de subida y otros de bajada. Hay momentos buenos y momentos malos y de cada uno de ellos se puede aprender algo, aunque dejen cicatrices. Sin embargo, estas lecciones pueden causar fuertes dolores en alma y consumir a quienes los padezcan en muchas ocasiones.
Las causas de este dolor dependen de cada persona y de sus vivencias, pero algunas veces puede volverse insoportable e impedir una vida plena. Cuando esto se presenta, buscar a Dios siempre será una forma de aliviarse y sanarse.
De acuerdo con el portal Got Questions, cuando responden la pregunta sobe el dolor y lo que se explica en la Biblia al respecto dice lo siguiente:
“La palabra traducida “dolor” o alguna forma de ella, aparece más de 70 veces en las Escrituras. El primer uso de la palabra explica el origen del dolor en el parto: “A la mujer le dijo: «Multiplicaré tus dolores en el parto, y darás a luz a tus hijos con dolor. Desearás a tu marido, y él te dominará»… ¡maldita será la tierra por tu culpa! con penosos trabajos comerás de ella…” (Génesis 3:16, 17)”.
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El mencionado portal también explica que “el contexto aquí es que Adán y Eva habían pecado y el dolor de parto era una de las consecuencias del pecado. Por causa del pecado, toda la tierra fue maldecida y la muerte entró como resultado (Romanos 5:12). Así, se puede concluir que el dolor es uno de los muchos resultados del pecado original”.
En los textos bíblicos hay varias referencias a las que se pueden acudir para sanar ese dolor que no nos permite estar tranquilos, que hasta llega a sentirse en el cuerpo y hace que no se tengan ganas de hacer nada. Es aquí cuando Dios siempre será ese gran remedio.
Salmo 6
“Jehová, no me reprendas en tu enojo,
Ni me castigues con tu ira.
2 Ten misericordia de mí, oh Jehová, porque estoy enfermo;
3 Mi alma también está muy turbada;
Y tú, Jehová, ¿hasta cuándo?
4 Vuélvete, oh Jehová, libra mi alma;
Sálvame por tu misericordia.
5 Porque en la muerte no hay memoria de ti;
En el Seol, ¿quién te alabará?
6 Me he consumido a fuerza de gemir;
Todas las noches inundo de llanto mi lecho,
Riego mi cama con mis lágrimas.
7 Mis ojos están gastados de sufrir;
Se han envejecido a causa de todos mis angustiadores.
8 Apartaos de mí, todos los hacedores de iniquidad;
9 Jehová ha oído mi ruego;
Ha recibido Jehová mi oración.
10 Se avergonzarán y se turbarán mucho todos mis enemigos;
Se volverán y serán avergonzados de repente”.