Cultura
Salmo para leer todos los días y recibir la gracia de Dios
En la Biblia se encuentran numerosos textos que pueden ser de gran ayuda para cualquier situación en la vida.
Cada día trae sus buenos y malos momentos, pero depende de cada persona cómo los va a afrontar y cómo los va aprovechar, pues de todo se puede aprender, aunque dejen cicatrices.
En los textos bíblicos hay numerosos salmos que se pueden leer para empezar el día o cuando el peso sea abrumador en el transcurso del tiempo. Se puede hacer una pausa y leer uno de estos relatos.
Los salmos son, según el portal Ataleia, composiciones que buscan agradecer y resaltar la grandeza de Dios y darle las gracias por todo lo que da. Sin embargo, estos también se usan para súplicas y lamentos.
Uno de los salmos que se deben tener presentes es el 143. Se puede iniciar el día leyéndolo y cuando sea necesario en algún momento de la mañana, tarde o noche. Lo importante es no olvidarlo y tenerlo presente para recibir la gracia de Dios en cada paso del camino de la vida.
Salmo 143: para leer todos los días y recibir la gracia de Dios
“Oh Jehová, oye mi oración, escucha mis ruegos;
Respóndeme por tu verdad, por tu justicia.
2 Y no entres en juicio con tu siervo;
Porque no se justificará delante de ti ningún ser humano.
3 Porque ha perseguido el enemigo mi alma;
Ha postrado en tierra mi vida;
Me ha hecho habitar en tinieblas como los ya muertos.
Está desolado mi corazón.
5 Me acordé de los días antiguos;
Meditaba en todas tus obras;
Reflexionaba en las obras de tus manos.
6 Extendí mis manos a ti,
Mi alma a ti como la tierra sedienta. Selah
7 Respóndeme pronto, oh Jehová, porque desmaya mi espíritu;
No escondas de mí tu rostro,
No venga yo a ser semejante a los que descienden a la sepultura.
8 Hazme oír por la mañana tu misericordia,
Porque en ti he confiado;
Hazme saber el camino por donde ande,
Porque a ti he elevado mi alma.
9 Líbrame de mis enemigos, oh Jehová;
En ti me refugio.
10 Enséñame a hacer tu voluntad, porque tú eres mi Dios;
11 Por tu nombre, oh Jehová, me vivificarás;
Por tu justicia sacarás mi alma de angustia.
12 Y por tu misericordia disiparás a mis enemigos,
Y destruirás a todos los adversarios de mi alma,
Porque yo soy tu siervo”.