Cultura
San Francisco de Asís: ¿por qué es llamado el ángel de las seis alas?
Su vida y los estigmas que llevó son un recordatorio de la profundidad de la fe y la conexión espiritual.
Cada 4 de octubre, la Iglesia Católica conmemora a San Francisco de Asís, un santo conocido por su amor a los animales y su profunda espiritualidad. En este día, también se celebra el Día Mundial de los Animales en su honor, ya que San Francisco es considerado el patrono de los animales y los ecologistas. Sin embargo, este hombre sencillo y humilde es recordado por mucho más que su amor por la naturaleza; es conocido como el “ángel de las seis alas” debido a un evento milagroso que marcó su vida.
La historia de San Francisco de Asís, cuyo nombre originalmente era Giovanni di Pietro Bernardone, se remonta al 17 de septiembre de 1224. En ese momento, este ermitaño de 42 años, originario de la ciudad de Asís, se encontraba perdido en el Monte Averna, en busca de paz y serenidad. Habían pasado 72 horas desde la solemne celebración de la Santa Cruz, y este lugar remoto en el Apenino toscano se había convertido en su refugio.
Fue en ese lugar, entre las rocas y la espesura del bosque, donde ocurrió un evento que cambiaría la vida de San Francisco para siempre. Un serafín resplandeciente, con seis majestuosas alas, se le apareció. En el centro de este ser luminoso, se encontraba la figura de un hombre crucificado. Rayos de luz emanaron de esta visión y traspasaron las manos, los pies y el costado de San Francisco, infligiéndole los estigmas sagrados.
Los estigmas son heridas que reproducen las que sufrió Jesús en la crucifixión, y en el caso de San Francisco, estas heridas se manifestaron en sus manos, pies, cabeza y espalda. Las manos y pies heridos simbolizan los clavos que sostuvieron a Jesús en la cruz, las heridas en la cabeza representan la corona de espinas, y las de la espalda evocan los golpes recibidos durante la flagelación.
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El único testigo de este evento milagroso fue Fray León, un compañero cercano de San Francisco. A lo largo de su vida, San Francisco trató de ocultar los estigmas, pero fue en vano. Su caso fue el primero muy documentado de un estigmatizado en la historia de la Iglesia, y su importancia se refleja en el hecho de que el Papa Benedicto XI le otorgó una fiesta litúrgica propia.
Para aliviar las heridas, la noble señora Jacopa dei Settesoli, amiga íntima de San Francisco, confeccionaba alpargatas y mitones de algodón para proteger las llagas. Fue ella quien facilitó el encuentro entre San Francisco y el Papa Inocencio III, ya que era cuñada del primer consejero papal.
Este evento milagroso en el Monte Averna dio origen a un importante santuario franciscano en la región. La basílica de Santa María de los Ángeles se encuentra en este lugar, y la capilla de los Estigmas marca el sitio exacto donde San Francisco recibió los estigmas. Este santuario se ha convertido en un lugar de peregrinación para los fieles y es un recordatorio permanente de la espiritualidad y la humildad de San Francisco.
Si bien San Francisco de Asís es uno de los estigmatizados más conocidos en la historia de la Iglesia, no fue el primero. Antes que él, en 1177, María de Oignies, una beguina y mística, también experimentó los estigmas. Además, a lo largo de la historia de la Iglesia, se han registrado más de 350 casos de estigmatizados, pero solo 70 de ellos han sido canonizados como santos o beatos.
Los estigmas son un fenómeno que la Iglesia Católica acepta como auténtico cuando se demuestra que la persona vivió una vida virtuosa y que, a través de su intercesión, se obtuvo un milagro reconocido por Dios. A pesar de las explicaciones científicas que sugieren que los estigmas pueden ser el resultado de una profunda espiritualidad y autosugestión, para los creyentes, son un signo de la unión del estigmatizado con Cristo y un testimonio de su fe inquebrantable.
San Francisco de Asís, el “ángel de las seis alas”, sigue siendo un ejemplo de humildad, amor a la naturaleza y devoción a Dios. Su vida y los estigmas que llevó son un recordatorio de la profundidad de la fe y la conexión espiritual que algunos individuos pueden experimentar en su búsqueda de la divinidad. Cada 4 de octubre, su memoria es honrada, y su legado perdura como una fuente de inspiración para muchas personas en todo el mundo.