Cultura
Santa de lo imposible: conozca la oración que debe predicar para los casos desesperados
Era una mujer que con las oraciones curaba a enfermos y a las personas poseídas por el demonio.
Santa Rita de Casia nació en 1381 y falleció en 1457, ha sido una de las santas más reconocidas en la Iglesia católica. También es considera como la “Santa de lo imposible”, debido a sus respuestas a las oraciones, como por los notables sucesos de su propia vida.
La mujer quería ser monja, pero se casó por obedecer a sus padres. De acuerdo a su historia, el esposo le causo sufrimientos, pero ella hizo caso omiso y devolvió su crueldad con oración y bondad. Al pasar del tiempo, el hombre se volvió temeroso a Dios, aunque lo asesinaron.
Santa Rita tuvo que pasar por un gran dolor y descubrió que sus dos hijos estaban pensando en vengar la muerte de su padre, por lo que en la desesperación la Santa le suplicó a Dios que se los llevará de esta vida antes de que cometieran un pecado. Así fue como al poco tiempo murieron, después de haber estado preparados para encontrarse con Dios.
Luego de las pérdidas que tuvo, la mujer se entregó a la oración, la penitencia y las obras de caridad. Santa Rita fue admitida al Convento Agustiniano en Casia, luego de orarle a sus tres especiales santos patronos: San Juan Bautista, San Agustín y San Nicolas de Tolentino.
Según el portal Red Católica Mundial, en el convento era conocida por la severidad de sus penitencias y su caridad. Además, sus oraciones lograban curar a los enfermos y liberar a las personas de posesiones demoníacas.
Por otra parte, la tradición católica cuenta que la herida que tiene en la frente, es una manera de vivir el sufrimiento de Cristo cuando le pusieron la corona de espinas, la cual tuvo hasta el día en el que murió. A partir de ahí, los creyentes le piden a Santa Rita para que interceda ante Jesús.
La oración a Santa Rita de Casia
”Bajo el peso del dolor, a ti, querida Santa Rita, yo recurro confiado en ser escuchado. Libera, te ruego, mi pobre corazón de las angustias que lo oprimen y devuelve la calma a mi espíritu, lleno de preocupaciones.
Tú que fuiste elegida por Dios como abogada de los casos más desesperados, obtén la gracia que ardientemente te pido (pedir la gracia que se desea).
Si mis culpas son un obstáculo para el cumplimiento de mis deseos, obtenme de Dios la gracia del arrepentimiento y del perdón mediante una sincera confesión.
No permitas que durante más tiempo yo derramé lágrimas de amargura.
Oh, santa de la espina y de la rosa, premia mi gran esperanza en ti y en todas partes daré a conocer tu gran misericordia con las almas afligidas.
Oh, esposa de Jesús Crucificado, ayúdame a vivir bien y a morir bien. Amén”.