El problema más difícil ha sido el manejo de los actores. Muchos de ellos, acostumbrados al trabajo en las tablas del teatro, encontraron al comienzo ciertas dificultades para adaptarse al ritmo acelerado que impone la actuación frente a las cámaras de TV. Además, como interpretan personajes que existieron y cuya personalidad ha sido establecida, mal que bien, por los estudiosos del tema, la capacidad de improvisación de los actores es muy limitada. "Ellos, afirma Jorge Ali Triana, el director artístico de "Mosquera y Obando, vidas encontradas", tienen que captar muy bien la psicología de los protagonistas y encontrar el tono adecuado para su representación". Y lo que opinan quienes conocen el tema de esta séptima serie que, sobre la historia colombiana, han venido programando Eduardo Lemaitre y PROMEC TV., es que los protagonistas han logrado encarnar muy bien los personajes. Mosquera y Obando. El primero, altivo, soberbio, enigmático, impredecible. El segundo, simpático, comunicativo, sencillo... Sobre estos dos personajes de la historia colombiana (interpretados por Fabio Camero y Julio del Mar), Carlos José Reyes ha hecho la investigación histórica y ha escrito los libretos de esta serie que después de "Bolívar, el hombre de las dificultades" y "Nariño", ha logrado una alta sintonía entre los colombianos. "Lo que en un principio fue un programa experimental, dice Triana, actualmente ha demostrado que en el país se puede hacer televisión de contenido, al mismo tiempo que educativa y de entretenimiento. Lo que se creyó que iba a ser un 'ladrillo 'se ha convertido en un espacio que desmiente las opiniones de aquellos que, haciendo gala de su menosprecio hacia el televidente, afirmaban que ese tipo de programas históricos no tendrían mucha audiencia". La filmación de esta serie no ha requerido grandes inversiones en la reconstrucción de escenarios, pues como ha sido política de las programadoras recrear con la máxima fidelidad posible el ambiente dentro del cual se desenvolvió la vida de los personajes la mayoría de las escenas se graban en los lugares donde ocurrieron los acontecimientos o en locaciones similares de la época. Así, la utilización de los exteriores en forma sistemática ha servido para que el espectador se sienta también protagonista de su propia historia. Desde el comienzo de la serie, que cuando termine contabilizará más de 290 mil minutos de emisión, se ha logrado establecer el contraste no esquemático de esas dos vidas encontradas y, lo que es más importante, dentro de la objetividad histórica que, según algunos, no se había logrado hasta ahora. Tal vez, por primera vez aparece un Obando diferente, en sus más justas dimensiones. La sombra del asesinato de Sucre lo persigue y Mosquera explota en su provecho las dudas que recaen sobre su enemigo político. Su antagonismo y el enfrentamiento de los dos generales en torno a la figura de Bolívar llenan largos años de la historia colombiana del siglo 19. Sin embargo, sólo ahora se ve con otro cristal la figura de José María Obando. Para buen número de los hinchas del programa, los mayores logros de la serie radicarían no solamente en haber logrado superar el sesgo histórico que muchos historiadores del siglo 19 habían introducido en la interpretación del papel político que jugó Obando, sino también en la reconstrucción objetiva del negro episodio del asesinato de Sucre. Vilipendiado y tachado como radical, la figura de Obando es reivindicada y alcanza sus verdaderas dimensiones, no siempre heróicas, como defensor de la democracia. Si se rebeló contra el Libertador fue en defensa de los principios democráticos y fue esta cruzada la que lo llevó a enfrentar a Mosquera y a infringirle, en La Ladera, la derrota que el gran general no pudo perdonarle jamás. Pero también fue Obando el general que salvó el sur colombiano y que detuvo la ofensiva del general Florez, uno de los responsables de la desintegración de la Gran Colombia. Para quienes son apasionados de la historia y aun para quienes no lo son, "Revivamos nuestra historia" es un espacio que, en alguna forma, estaría intentando desecar en parte la inmensa laguna que en los colombianos dejan los programas escolares.