PERSONAJE
La vida y los tiempos de Sergio Trujillo, el caleño que conquistó Broadway
En el teatro donde debutó bailando y hoy, 30 años después, se consagra con sus coreografías, el primer colombiano en ganar el premio Tony le contó a SEMANA su historia. El inmigrante, que cumplió su sueño con mucho esfuerzo, quiere contar ahora historias latinoamericanas.
Luego de la trágica muerte de su hermano, tan dolorosa que prefiere no mencionarla, los padres de Sergio Trujillo hicieron enormes esfuerzos para llevarlo a Toronto. Se despidió de Cali a los 12 años, edad en la que ya sabía que el baile le salía por los poros. “En el barrio Panamericano, mi papá ponía música clásica, y yo, de 3 o 4 años, bailaba como si fuera un bailarín de ‘ballet’. De niño me fui y me vinculé solito a una escuela de danza folclórica, y después me matriculé en el Centro Multicultural en Cali, donde hice una obra de teatro”.
Al llegar a Canadá, sin embargo, puso ese fuego en bajo. Se esforzó en integrarse y en entender la cultura para no sentirse ajeno, mientras sentía la necesidad de responder al esfuerzo de sus padres y de su familia. “La responsabilidad de hijo de inmigrante”, como la denomina, lo llevó a hacer su colegio y a enrolarse en la universidad. Empezó una carrera en química y, luego de tres años, optó por la quiropráctica. Pero tenía el alma dividida entre su pasión verdadera, el baile, y un trabajo estable y rentable, posiblemente como médico, que le permitiera proveer para su familia.
Muy dentro no había debate, y lo confirmó cuando, en un parque de diversiones cerca de su casa, vio el espectáculo The Best of Broadway. “Vi a esos chicos bailando, atléticos, talentosos, artísticos, en un ‘show’ lindísimo y supe que eso quería hacer. Me matriculé en clases de baile de ‘jazz’ y ‘ballet’, pero seguía siendo un ‘hobby’”, le dijo a SEMANA en el Imperial Theater. Allí se presenta, hasta el 3 de junio de 2020, Ain’t Too Proud, The Life and Times of The Temptations, el show que le representó a él un reconocimiento a su coreografía y a Colombia el primer premio Tony, que destaca lo mejor de la escena del teatro musical en Broadway.
‘Ain’t Too Proud‘ se estrenó en marzo y obtuvo excelentes reseñas de The New York Times y The Washington Post. Estará en temporada hasta el 3 de junio de 2020. Foto: Matthew Murphy
Como muchos talentos que han hecho historia, Sergio Trujillo siguió una señal y selló su suerte. Sucedió cuando Michael Peters, el coreógrafo de videos como Thriller, Beat It y Bad, de Michael Jackson, y del célebre musical Dreamgirls montó una audición en Toronto. Trujillo se presentó y, al verlo trabajar, Peters lo llamó y le cambió la vida. “Me dijo: ‘Tú tienes un talento que te lo ha dado Dios, no lo desperdicies’. Eso me confirmó algo, y decidí tomarme un año sabático de los estudios”. Sus padres pensaban que se trataba de un asunto pasajero y que volvería a los estudios.
Pero él quería lo contrario. Un ícono de la danza había reconocido en él un talento excepcional, y decidió lanzarse de cabeza. Si iba a perseguir esa carrera lo iba a hacer donde actúan los más influyentes, competitivos y talentosos. Por eso, en 1988 llegó a Nueva York, sin conocer a nadie, a probarse en audiciones y seguir formándose. En un principio no salió nada.
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Fue a Los Ángeles buscando oportunidades en el mundo de los videos y producciones televisivas, con mucho esfuerzo y pocos resultados. Allá le llegó noticia de una audición para Jerome Robbins’ Broadway, un show en Nueva York sobre el ícono que gestó Fiddler on the Roof, West Side Story, y Gypsy, entre otras. Trujillo siguió su instinto y se devolvió a la Gran Manzana.
En 1989 presentó ese casting, y luego se libró a meses de incertidumbre. “En junio de 1989 me había resignado a volver a la escuela de quiropráctica en septiembre. Pero a mediados de julio me llamaron a hacer parte del espectáculo. Y aquí estamos ahora”. El show debutó en el Imperial Theatre, donde hoy, 30 años después, se presenta el musical que le representó el premio Tony a Mejor coreografía. ¿Coincidencia?
En el discurso de aceptación del premio Tony, el 9 de junio, Trujillo le agradeció a su familia por su apoyo e instó a los dreamers (jóvenes inmigrantes) a perseguir sus sueños con dedicación. “Si yo lo logré, también pueden ustedes”, aseguró.
El coreógrafo exige "sangre en el piso"
Mucho tiempo ha pasado. En 2019 Sergio Trujillo tiene 50 años. Antes de hablar con él, SEMANA presenció el espectáculo. Impresiona incluso a quienes no creen en el musical por su asombroso reparto cargado de talentos que cantan, bailan y actúan, una dirección de arte impecable en los vestuarios y la escenografía, y una producción creativa y muy dinámica.
El musical también ofrece un contexto sociocultural de tiempos turbulentos y racistas. Y destaca que The Supremes y The Temptations rompieron barreras. Desde el arte, el vestuario es espectacular e impecable.
Ain’t Too Proud relata la historia del famoso grupo The Temptations, ícono del sello Motown y del sonido soul (junto con The Supremes, lideradas por Diana Ross) que desde los años cincuenta fue ganando fama y rompiendo barreras raciales en Estados Unidos con sus bailes y, especialmente, sus armonías vocales. En su ascenso meteórico a la fama consiguieron 42 hits en el top ten, de los cuales 14 son número 1, y les significaron también muchos premios Grammy. Símbolos de una época y de una industria musical que vibró desde Detroit, la producción también pone la lupa en el contexto social y político que influía en la vida de los protagonistas.
"Si yo hubiera puesto la coreografía que hacían en sus años, se hubiera sentido anticuado. Nosotros no estamos recreando The Temptations; estamos contando su historia desde nuestro punto de vista".
Sobre la producción, y lo qué sumó al relato y danza de una agrupación musical que ya traía sus movimientos, Sergio cuenta: “La danza ha evolucionado, y si yo hubiera puesto la coreografía que The Temptations hacían en sus años, se hubiera sentido anticuado. Y yo lo quería ver por la lente de hoy. Nosotros no estamos recreando The Temptations; estamos contando su historia desde nuestro punto de vista. Eso es mi estilo: me entrego al ‘show’ y al estilo que exige. Lo investigo mucho y luego me preparo bastante con mis equipos de baile”.
El reparto impresiona y, Trujillo brilla por su virtuosismo. Al respecto, el caleño menciona que conseguir esa perfección nace de un proceso intenso que dura meses; de días enteros en los que sus actores bailan y bailan hasta el fin. Entre risas asegura: en ese proceso, “quiero sangre en el piso. Cuando bailamos descalzos se nos cortan los pies, o hacemos una doble pirueta y aterrizamos en la rodilla, y uno se rasga, a eso me refiero”.
Recibió el premio y decidió dar un nuevo salto. De 1989 a 1999 bailó, de 1999 a 2019 hizo coreografía, ahora viene una reto más: “Quiero dirigir ‘shows’ que cuenten historias latinas”. Actualmente desarrolla cinco proyectos para Broadway, entre estos una adaptación de Waiting for Snow in Havana, del escritor cubano Carlos Eire.
Trujillo quiere volver a Colombia a modernizar la práctica del teatro musical en el país, que considera algo anticuada. También desea maravillar al público colombiano con historias locales. Por eso ha hablado con Maluma y con el Grupo Niche: “Uno es el presente; el otro, el pasado”. Trujillo, por su parte, es pasado, presente y futuro.
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Lea aquí la entrevista a profundidad, en la que revela más detalles de su camino y de su método, o escúchelo a él narrarlo todo en el podcast Ociorama 14.