SOFA

Cosas que solo se pueden ver en el Sofa 2017

Como es costumbre desde el 2009, muchos se las ingenian para meterse en la piel de los personajes icónicos de diferentes comics, series y películas. Pero este año, además de los ya conocidos 'cosplay', hay juegos de rol, robots y competencias de videojugadores.

12 de octubre de 2017

Seguro el nombre de Salón del Ocio y la Fantasia no es gratuito. Porque muchas de las cosas que allí se pueden ver solo podrían aparecer en el infinito mundo de la ficción. Muchos tienen la costumbre desde el 2009, año en que llevó a cabo el primer Sofa, de olvidarse al menos por unas horas de quienes son y meterse en la piel de algún personaje ficticio.

Esa es la diferencia entre un ‘cosplay’ y un disfraz.

“Un disfraz no caracteriza a un personaje en específico, sino a alguien genérico, en el cosplay no solamente tienes el atuendo sino que tienes que actuar como tu personaje. Por ejemplo: un ‘cosplayer’ muy fiel que se meta en la piel de Drácula pues no se va a exponer al sol que está haciendo ahora”, dice Van Helsing, o Camilo.

Es tan popular esta tradición que por los pasillos y corredores de Corferias se pueden ver familias enteras con trajes de personajes de películas, comics o series. “Empezamos en esto cuando nació Sofía, ella siempre ha venido a Sofa”, dice la princesa Leia Organa, o María Clemencia.

Este año todos los pabellones de Corferias están ocupados por este evento. Uno de estos está dedicado exclusivamente a la comunidad ‘gamer’. Adentro del recinto, cientos de jóvenes hacen fila para poder tener un control o un teclado entre sus manos y demostrar que son los mejores. Dos pantallas gigantes muestran un incomprensible juego de rol basado en estrategias con cartas.

Al otro lado del pabellón docenas de jóvenes se forman alrededor de dos computadores como si se tratase de una pelea de lucha libre. Lo cierto es que solo son dos jóvenes tratando de ganar en un juego de pelea que es animado por alguien que tiene la misma actitud que un presentador de la lucha libre.-

- ¿Para qué son? – pregunta un Naruto de siete años.

- Son dados para jugar juegos de rol de mesa – responde la señora.

Decenas de mesas en el segundo piso de un pabellón están llenas de personas lanzando dados de ocho, cinco o diez caras. Algunos con números y otros con símbolos que parecen sacados de algún alfabeto del Señor de los Anillos.

“En los juegos de rol cada uno asume un personaje y a medida que avanza se va contando una historia. Hay un director de juego que trata de hacerles la vida imposible a los jugadores. Prácticamente nos ofendemos al jugar (risas)”, dice uno de los participantes del Club de juego Azathoth, que se reúne todos los sábados religiosamente en la biblioteca el Tunal. “Pueden venir de diez a veinte personas, a veces hemos tenido tres mesas al mismo tiempo”, cuenta.

Algunos llegan al punto de revivir juegos de la edad media, y no solo revivirlos sino jugarlos con ropa de la edad media. Otros van a la vanguardia y se divierten con sus gafas de realidad virtual mientras conducen en sus cabezas algún fórmula 1. Unos pocos se entretienen con peleas de robots manejados por un control de Xbox, y unos cuantos solo caminan y le toman fotos al Jack Skellington, al sombrerero de Alicia en el país de las maravillas, al Mario Bros o al Raiden de Mortal Kombat que vaya pasando por ahí.