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Superar la ficción: los mejores documentales del Siglo XXI

El documental se ha consolidado como un espejo del drama humano y un generador de discusión pública. SEMANA repasa algunos de los mejores del siglo, en el mundo y en el país, que miran a personajes, escándalos y tragedias.

2 de mayo de 2020

Nominado al premio Óscar y ganador del premio Bafta, For Sama sigue a la periodista Waad al-Kateab mientras trata de criar a su bebé en Siria, un país devastado por la guerra. ¿Puede ser una gran película? Ya es un gran documental, y su director, Ed Watts, explica por qué: “La ficción actual olvidó la narrativa fundamental. No ofrece la experiencia emocional de antes, que llevaba a la audiencia por un espectro de emociones que no vive cotidianamente, como el miedo”.

Como le dijo al diario The Times de Londres, Watts cree que la gente abandonó la ficción y acude al documental porque “ofrece esa verdad y esa emoción humana que hacen falta, y hoy ocupa un rol que corresponde al cine”. Como lo plantea el artículo, el que se hagan más y más películas basadas en documentales, que palidecen comparadas con su material base, prueba el punto. Para probarlo compara The Armstrong Lie con la película The Program, ambas sobre el doping del siete veces ganador del Tour de Francia; compara Citizenfour y Snowden, de Oliver Stone, sobre el hombre que filtró los rastreos de la NSA estadounidense; compara The Walk con el asombroso documental Man on Wire, que sigue a Philippe Petit mientras planea y ejecuta una hazaña que terminaba en triunfo o muerte: caminar sobre un alambre ilegal de una torre gemela a otra. Los ejemplos dan en el blanco.

A nivel global, servicios como Netflix y canales como el de la BBC les dan alta visibilidad a sus producciones y refuerzan su importancia y valor (aunque algunas producciones del servicio de streaming rayen con el reality). Por algo, en tiempos en los que medios se acaban, la cadena Sky apuesta en Reino Unido por un canal de solo documentales, y entre sus muchas iniciativas, Barack y Michelle Obama se propusieron producir documentales. Es un vehículo de narración único.

En Colombia, el documental no lleva masas a los teatros, pero más organización y espacios curados venían robusteciendo su escena, ganando espacio y generando más interés. Entre muchos otros, documentales como Paciente, Amazona, El testigo, El sendero de la Anaconda, La sinfónica de los Andes han generado discusión en torno a temas como la identidad, la maternidad y la violencia desatendida por el Estado y el sistema de salud.

Paula Villegas, directora de la Cinemateca de Bogotá, sabe que no es un fenómeno reciente: “No es un asunto de los últimos diez años. Colombia es un país de documentalistas y se mueve en ese campo porque necesita sacar a la luz un montón de temas y necesita hacer memoria de sus propias historias”. Lo reciente es un espacio como la Cinemateca, que bajo el ala de Idartes ha fortalecido la escena, le ha dado un hogar natural y le ha servido de nodo al sector.

“Hay un punto de inflexión donde uno dice ‘la realidad me interesa más que la ficción’ porque es más rica, es más imprevisible”, le dijo a SEMANA la realizadora colombiana Ana María Salas cuando el documental En el taller le valió una nominación a mejor dirección en los Premios Macondo 2019, junto con Ciro Guerra, Cristina Gallego y Vladimir Durán. Salas, además, codirige y coordina la muestra Midbo e integra Alados, la agremiación de documentalistas en Colombia que le dio vida a dicha muestra. Con el paso del tiempo, dice, han conseguido descentralizar Alados e integrar realizadores por fuera de las grandes ciudades, un paso importante entre muchos otros que, ojalá, esta para obligada no descarrile.

Clare Weiskopf y su esposo, Nicolás van Hemelryck, fundaron Casa Tarántula, productora encargada de documentales como Amazona (2016) y Homo Botanicus (2018). Para Weiskopf, la gente pide esta clase de cine porque, a diferencia de antes, no piensa en el documental como un formato aburrido con una voz en off muy explicativa. “Siento que el público colombiano está preparado para hablar de temas tabú y cuestionarse muchas cosas –comenta–. Se rompió con esa idea de que el documental era una historia informativa. La gente comenzó a ir a las salas a ver documentales, cosa que era impensada antes”.

Las proyecciones de documentales en Colombia venían tomando fuerza por la Cinemateca, salas alternativas y festivales. Resta ver qué impacto pueden tener.

El género humano

El documental no aspira a ser una ventana objetiva y, por su naturaleza independiente, tiende a quebrar moldes. El documentalista escoge qué contar, qué mostrar, cómo mostrarlo, desde dónde mostrarlo, con quién hablar, de qué hablar y qué presentar de la conversación resultante, entre muchísimos otros detalles. Pero, a diferencia de otros géneros, el documental parte del mundo real, no se basa en él. El cine de lo real nace con el mismo rango que la humanidad, cuenta historias de todos los días, cuenta hechos extraordinarios, relata dolores y maneras de causarlo, perpetuarlo o sobrellevarlo, entre millones de narraciones más.

“Hay un amor por la vida real, por poder acercarse a lugares reales, personas reales o a uno mismo, a su propia vida y lo que pasa alrededor, que no lo suelta a uno”, sentencia Salas, describiendo sin querer la sensación que queda después de ver un gran documental.

Para exaltar un género crucial, SEMANA presenta algunos de los documentales memorables del siglo XXI.

Los documentales destacados del siglo XXI para el diario londinense The Times

The Act of Killing (2012) Un genocidio recreado en la voz de sus perpetradores que reta la incredulidad.

Amy (2015) Asif Kapadia sigue los pasos de la talentosa Amy Winehouse y de las razones que causaron su trágico fin.Blackfish (2013)El lado oscuro de Sea World. Nunca nada fue igual.

Bowling for Columbine (2002) Michael Moore, quien tiene dividido al público estadounidense con su reciente producción sobre el peligro de las energías renovables, agitó al mundo con su radiografía del problema de las armas en Estados Unidos.

Citizenfour (2014) Catalogable como un thriller, el documental de Laura Poitras cuenta la historia de Edward Snowden con frenesí y acceso a muchas fuentes.

Grizzly Man (2005) Werner Herzog retrata la relación entre un hombre y los osos que ama, hasta que uno de ellos acaba con su vida.

For Sama (2019) Es difícil de ver, y así explica lo imposible que ha debido ser de vivir. Contra todo pronóstico, una bebé crece en el marco de una guerra cruenta en Siria.

Free Solo (2018) Retrato de la gesta imposible del escalador Alex Honnold, quien sin ningún tipo de seguridad conquistó la pared de piedra de 914 metros de El Capitán, en Yosemite.

Inside Job (2010) Hablando de crisis económicas, se destaca este registro ácido de la crisis financiera de 2008 y de las complicidades que la hicieron posible.

Man on Wire (2008) Registra el viaje del extraordinario Philippe Petit en 1974, mientras prepara su temerario recorrido sobre un cable entre las Torres Gemelas de Nueva York.

Pina (2011) El director Wim Wenders registra de manera innovadora los mejores montajes de la alemana Pina Bausch, pionera de la danza y el teatro.

Senna (2010) El camino al olimpo de la leyenda del automovilismo brasileño y mundial Ayrton Senna, su muerte y su legado.

13th (2016) Ava DuVernay explora el sistema carcelario estadounidense y sus claros pecados racistas.

Waltz with Bashir (2008) Una cinta animada, reflexiva y dura sobre el conflicto entre Israel y Palestina.

Whitney (2018) Una voz como ninguna, y un final demasiado triste para la alegría que provocó.