Mujeres hindúes ofrecen plegarias mientras el sol se oculta en el Mar Arabico. (AP) | Foto: AP

Letras

Tango y un cuerpo para otro

Una mirada crítica de la apropiación del cuerpo de la mujer a través de las letras de un tango representativo.

Laura Cecilia Bedoya*
15 de septiembre de 2021

Antes de considerar el tema que me ocupa voy a contar la leyenda de La mujer sin rostro, y cito a Lafcadio Hearn, escritor que la registró. Es la experiencia de un comerciante de Tokio, viajero por Alaska, quien en medio de una noche fría y nebulosa sintió el llanto de una mujer que estaba al lado del camino, se imaginó que era una joven rica por sus atavíos y sus cabellos muy bien cuidados, los cuales se veían porque tenía la cabeza escondida entre los pliegues de su vestido.

El comerciante, conmovido, se acercó hasta la joven quien suspiraba estremecida y le rogó que aceptara su ayuda, sin embargo, ella no le respondió y continuó con el llanto, lo que provocó que le insistiera en recibir apoyo. Al cabo de un rato la mujer levantó la cara sin suspender el llanto aunque en el rostro no había labios ni boca ni rostro que fuesen capaces de emitirlo. El hombre corrió despavorido hasta un lugar en el que se hallaba una anciana harapienta, y para espantar todos los miedos le contó su experiencia, esta para darle alivio le hizo saber que ella tampoco tenía rostro.

“Nada más nos informa el autor, pero sugiere, en un párrafo que es casi un murmullo, que es el propio llanto el que desfigura las facciones y que todas las mujeres alguna vez perdieron el rostro. Solo algunas, por capricho del azar o voluntariosa pasión, fueron capaces de recuperarlo. No obstante, cuando el dolor regresa, cuando la desdicha que parecía olvidada resurge en las noches, accionada por una melodía, por un recuerdo, por una fragancia que insiste a pesar del olvido, incluso la mujer con la que compartimos el lecho se transforma repentinamente en una Mujina, en una hembra sin cara”.

Teniendo en cuenta que el rostro es el distintivo de la persona y lo que le imprime individualidad, el control sobre el mismo es un mandato que se ejerce desde fuera por el poder, en este caso desde el patriarcado, a través de una relación vertical que la presenta como subordinada y le da a entender a la mujer que no es la dueña de su cuerpo, veamos: “Quítate el rouge de los labios, ¿por qué te has pintao el pelo?, ¿ por qué has tiznado tus ojos?”. Líneas del tango Cómo nos cambia la vida, con letra de Marvil.

Sumar a estas líneas lo que dice David Le Breton: “Sin el cuerpo que le proporciona un rostro el hombre no existiría”

Es básico para este contenido entender el término dispositivo como “categoría que abarca todo aquello que tiene la capacidad de capturar, orientar, determinar, interceptar, modelar, controlar y asegurar los gestos, las conductas, las opiniones y los discursos de los seres vivientes”, según la tesis de Sergio Agamben.

Entonces veamos que en el tango citado hay quien impone una conducta y, como asunto paradójico, lo que trasluce es inseguridad hacia la otra persona, porque ahí subyace esta causalidad: si es capaz de modificar su apariencia, según los moralistas, también puede ser infiel y adúltera. Para esto me detengo en la tintura del pelo tomado del libro La perfecta casada de Fray Luis de León, “Menandro el poeta lanza de su casa a la mujer que se enrubia, y dice: Ve fuera de esta casa; que la buena no trata de hacer rubios los cabellos”.

Cuando seguimos leyendo sus mandatos aparece la afirmación de que el maquillaje es un engaño al esposo porque el resultado es una máscara parecida a la dueña, entonces debe pedirle permiso, ya que luego aparecerá como enamorado de otra mujer, además ella está ofendiendo a Dios al alterar la naturaleza, planteamiento que muestra que no es la dueña de su cuerpo.

Este texto de Fray Luis es un dispositivo discursivo para controlar a las mujeres en todos los ámbitos en que puede desenvolverse su existencia, tanto desde su pensamiento, el manejo de su cuerpo y hasta en la manera de actuar con los otros; particularmente con quienes habitan su hogar porque la vida pública le es prohibida, argumentando desde el punto de vista de la naturaleza que el afuera no le es propicio por las escasas cualidades intelectuales que posee de acuerdo a determinaciones biológicas inmutables.

Siendo consecuentes con esta tesis, es preciso anotar que las letras de algunos tangos han sido escritas desde una actitud patriarcal y de dominio hacia la mujer que lo acompaña. Sin embargo, lo que importa en última instancia para este artículo es hablar de las posturas ideológicas que quieren mostrar a la mujer como persona con un cuerpo ajeno, porque su cuerpo es para otro.

Así nos despide el letrista invitado:

... “Vos destrozaste mi vida

y, ya ves, por no matarte,

cierro los ojos y sueño

y te veo como antes...(...)”

*Investigadora de la historia del tango, sus personajes y sus letras.