Entrevista

Terry Gilliam: “Lo he hecho todo para provocar risa y pensamiento”

Ex Monty Python y ex estadounidense, el aclamado director protagonizará un conversatorio obligado en el marco del ‘Ficci Interruptus’. Hablamos con él sobre legados artísticos, personajes memorables, García Márquez y la nieta que lo maravilla.

Alejandro Pérez Echeverry
13 de marzo de 2021
Terry Gilliam, homenajeado por el Ficci Interruptus de 2021.
Terry Gilliam, homenajeado por el Ficci Interruptus de 2021. Foto: Allan Amato | Foto: Allan Amato

El hombre que con sus animaciones surrealistas le imprimió un estilo visual a la brillante tropa Monty Python (que era cómica, pero mucho más que eso), ha logrado que este enorme hecho no defina su carrera. Ese no es un hecho menor, pero lo consiguió hace tanto y con tal naturalidad que parecemos olvidarlo.

Gilliam, únicamente británico desde 2006, nació en Estados Unidos pero renunció a esa nacionalidad en cuerpo, alma y papeles. A lo que no renunció jamás, una vez empezó, fue a dirigir películas y producciones. En muchas de sus cintas imprimió un sello visual frenético con un uso particular de lentes gran angulares, y desarrolló sus relatos en un tono narrativo entre febril y frenético. Y si bien su filmografía no se puede reducir a sus rasgos visuales, sí hay algo distinto en sus protagonistas, en sus antagonistas, y en los universos que crea: rompen el molde, ven distinto, soñador cuando toca, sucio cuando es necesario, incómodo cuando es obligado. La clave de Gilliam existe, es un director que, como sus ídolos, reta, no complace.

Confeso devoto de Fellini, Bergman y Kubrick, Terry Gilliam ha estrenado cintas desde los setentas. Algunas le han tomado un par de años, algunas otras un par de décadas, inequívoca muestra de su testaruda manera de ver y de una constancia y persistencia admirables que ha sabido sembrar desde las ventajas de su posición única como ex Python y director-autor.

Gilliam recibirá las más altas atenciones del Festival de Internacional de Cine de Cartagena (Ficci) este 27 de marzo, en un conversatorio que protagonizará. Enhorabuena para el festival, que le rinde tributo a su “inconfundible sentido del humor, su estética barroca, sus mundos imposibles y su especial irreverencia”.

Después de todo, Terry Gilliam cuenta con cintas como Brazil (1985), Las aventuras del barón de Munchausen (1988), la enorme 12 monos (1995), Muerte y asco en las Vegas (1998) y El hombre que mató a Don Quijote (2018), una película que le resultó prácticamente interminable (y que ya está disponible en Netflix). En estas ha trabajado con actores destacados que no han temido experimentar, llevarse más lejos y, como Gilliam, entretener al límite de lo estético para poner a pensar a su audiencia.

Hablamos con un enorme de la creación artística y, también, un abuelito feliz. Esto nos dijo.

El FICCI le rinde homenaje a su obra. Cada espectador y seguidor suyo tiene una idea del legado de Terry Gilliam, ¿cómo lo define usted?

He hecho reír a la gente, ¿no es eso suficiente? Bueno, hay más, también espero haber hecho pensar. La risa y el pensamiento son aspectos muy importantes en todo lo que he hecho. Dicho de otra forma, he hecho todo lo que he hecho para tratar de provocar risa y pensamiento.

He hecho reír a la gente, ¿no es eso suficiente? Bueno, hay más, también espero haber hecho pensar

En una pequeña distopía, imagine que el apocalipsis de la cultura de la cancelación arrasa con todo pero permite conservar dos películas suyas, ¿cuáles rescata?

Escoger no es lo mío. Creo que Brazil sería la que la mayoría de la gente quisiera conservar. Pero, a mí me fascina Time Bandits, porque es muy inocente. Ahora la cinta de la que muy poco se habla y que considero una de mis mejores películas es Tideland, es una película muy interesante, maravillosa, con actuaciones muy buenas. Y, la verdad, pienso poco en lo que la gente va a recordar de mí o no...

La cinta de la que muy poco se habla y que considero una de mis mejores películas es Tideland

Sobre Monty Python, el recuerdo de ese grupo legendario que a tantos marcó...

Con Python no recuerdo ya lo que hicimos -ríe-, pero sí creo que algunas de mis caricaturas han aguantado muy bien el paso del tiempo. En 2014 hicimos una gran reunión de Python en Londres, un evento enorme. Y lo interesante fue que muchas de las reseñas del espectáculo pusieron el foco en mis animaciones. No las habían visto tan a menudo y, por esto, les parecieron frescas y pertinentes para el mundo de 2014, en el que además muchos de los sketches ya eran familiares para el público.

Mis caricaturas han aguantado bien el paso del tiempo. En 2014 hicimos una reunión de Python y muchas de las reseñas del espectáculo pusieron el foco en mis animaciones

Después de décadas armándola, lanzó El hombre que mató a Don Quijote. ¿Asocia usted este personaje con otro memorable de su filmografía como el Barón Munchausen?

Sin duda, partamos de que Munchausen miente todo el tiempo, es un relator de historias lleno de mentiras, pero sus mentiras se acercan mucho más a la realidad que los hechos de otras personas. En el caso del Quijote, él se niega a ver el mundo como el resto, lo ve de una manera más grandiosa y maravillosa. Lo importante es que ambos reimaginan el mundo de maneras nuevas, frescas, y, ojalá, inspiradoras. De eso se trataba contar estas historias, en el fondo.

A finales de marzo, Gilliam estrena He Dreams of Giants, un documental sobre su cruzada de años para terminar El hombre que mató a Don Quijote. Este es su tráiler

A cada quien lo marcan sus escenas. Para mí, ver en Fear and Loathing in Las Vegas a ambos personajes en medio de esa conferencia de policías me resultó inolvidable: Colombia les hace la guerra a las drogas y pierde, ¿qué percepción tiene frente a estas?, ¿ha cambiado con el tiempo?

Soy un producto de los sesentas, cuando el uso de drogas despegó, y vivía en Laurel Canyon. Y no hacía drogas, no las tomaba porque veía lo que causaban en los otros. Ahora, confieso que el pasado noviembre, cuando cumplí 80 años, finalmente consumí algo que había querido probar, hongos mágicos. Y fue más bien decepcionante. No sentí nada de lo que la gente hablaba o describía. Hacía pequeñas cosas interesantes, pero no alteraron mi mundo.

Cuando cumplí 80 años, finalmente consumí algo que había querido probar, hongos mágicos. Y fue más bien decepcionante. Creo que la manera en la que veo el mundo ya esta alterada

Creo que la manera en la que veo el mundo ya esta alterada: lo veo como la gente lo ve cuando está drogada, pero a mí me viene natural. Me gusta jugar con lo que es el mundo, y la mente es capaz de las cosas más maravillosas cuando, por ejemplo, te acuestas a dormir en la noche. Amo mi mente, creo desde el sentido del tacto, del gusto, desde vista o el oído, cuando mi mente está jugando. Ahora, el reto interesante es tratar de mantener tu mente jugando cuando estás despierto. Eso lo que trato de hacer.

Ha hablado de Hollywood como un lugar que teme hacer cosas nuevas, ¿dónde encuentra cosas que sí lo estimulan?

Hollywood es una aldea muy pequeña, son unos cuantos miles de personas que suelen pensar casi en lo mismo. Es un mundo castrante en ese sentido. La gente que allá vive tiene una visión muy limitada. Por eso me mantengo lejos. Cuando hice mis películas con Hollywood, me encontré en una posición única. Había hecho “Time Bandits”, que fue un hit de #1, hice “Brazil”, que no hizo dinero pero muy bien recibido. Yo era una criatura exótica. Mis amigos eran Robin Williams y Jeff Bridges. Ese sentía mi logro, mis amigos estrellas.

Sobre la creación, allá afuera hay talentos tremendos, pero no exploran o no explotan como lo deberían estar haciendo

¿Cómo lo ha tratado la pandemia? A muchos artistas los ha alejado de su creación...

La verdad, ha sido terrible. Pensé que sería un tiempo en el que iba a escribir, dibujar, hacer un montón de cosas, pero el efecto fue totalmente contrario. Mi mujer y yo seguimos juntos, a pesar de compartir casa un año, y lo maravilloso es que tengo una nieta de cuatro años. Ella es lo más emocionante en mi vida, esta niña.

Mi nieta de cuatro años es lo más emocionante en mi vida

Usted siempre admiró la manera de ver de los niños, esta debe ser una inyección de esa energía...

Cuando juego con ella, soy niño de nuevo, y adoro cómo ve el mundo porque aprende todos los días. Incluso cuando dibuja, ¡yo no puedo dibujar como ella! Eso me emociona muchísimo.

¿Conoce algo del cine colombiano o latinoamericano?

No realmente. Sé de lo que ha salido de México con Cuarón, Del Toro. Para serte honesto, no veo tantas películas. Y es difícil que llegue, digamos, una película colombiana a Londres, pero la mentalidad latinoamericana me gusta. Gabriel García Márquez es uno de mis escritores favoritos. Está Borges, también. Presentan cada uno su mirada, y es muy distinta a la anglosajona. Y creo que me encuentro más feliz en su manera de ver el mundo que en la británica.

Soy más feliz en su manera de ver el mundo latinoamericana, de García Márquez, de Borges, que en la británica