Arte
Un intercambio con Jaime Cerón, director artístico del 46 SNA, sobre una edición que fluye por un caudal
‘Inaudito Magdalena’, el programa de exposiciones y proyectos del Salón Nacional de Artistas, ya se lleva a cabo en múltiples territorios y espacios de la cuenca de la corriente natural que cruza la nación. Sobre el evento, indagamos al hombre que condujo las aguas de esta edición descentralizada como ninguna.
SEMANA: ¿Se había hecho algo así en el pasado?, ¿llevar el SNA a 23 parajes distintos?
Jaime Cerón: Debo mencionar el 42 SNA Independientemente, que se realizó entre Santa Marta, Barranquilla y Cartagena, con procesos de creación y laboratorios artísticos en municipios del interior de esos departamentos (como San Basilio de Palenque, San Jacinto, fueron siete en total). Sin embargo, aunque el enfoque curatorial se acercaba a unas nociones teóricas acerca del Caribe, las exposiciones y las obras no surgieron realmente de ahí.
SEMANA: ¿Algo más separa a esta edición 46 de las pasadas?
J.C.: Además de la desconcentración, lo peculiar del 46 SNA es su enfoque conceptual, que toma como punto de partida el Río Magdalena y que las obras, proyectos y exhibiciones se han definido en diálogo con ese enfoque conceptual.
SEMANA: ¿Repetiría el realizarlo en varias ciudades y poblaciones bajo un concepto?
J.C.: La ventaja de hacer el Salón Nacional en una sola ciudad es el impacto mediático y de públicos. La desventaja es la imposibilidad de tejer relaciones más profundas entre los proyectos y los participantes.
SEMANA: En el último SNA hubo censura con ciertos murales críticos y expresiones, ¿ha habido plena libertad en esta edición?
J.C.: En el 45 SNA realmente la censura la ejerció una sede expositiva y no el Ministerio, y no es la primera vez qué pasa. Hace unos 20 años o más, en un salón en Medellín, un empleado de Suramericana desmontó una obra porque tenía contenido sexual y en Armenia un funcionario de la Secretaría de Cultura cubrió con papel un un mural hecho por un caricaturista porque según él, ofendería a un político que visitaría la sede. Y hay muchos más ejemplos como ese.
En esta versión se han presentado obras altamente críticas con muchas instancias de poder y hasta ahora no se ha presentado una situación similar.
SEMANA: ¿De dónde nace la idea de ‘Inaudito Magdalena’?
J.C.: El nombre de Inaudito Magdalena surgió de escuchar a las comunidades que habitan los márgenes del río. Gracias a la Comisión de la Verdad y los acuerdos por el agua pudimos conocer muchas discusiones, particularmente en el Magdalena Medio, en donde la percepción que las comunidades tienen es que el río es un ser vivo que los sustenta. A través del manifiesto por la verdad del agua conocimos matices al respecto y eso complementó otras aproximaciones que habíamos tenido desde otros relatos y posturas de distintos autores.
De ese modo nos preguntamos que nos querría decir el río si estuviéramos en capacidad de escucharlo. Pero si queremos escucharlo? Nos interesó la palabra Inaudito porqué tiene connotaciones negativas y positivas. Puede involucrar lo no dicho pero también lo que no queremos que se diga, o más bien lo que no se soporta que sea dicho desde una instancia de poder.
Desde esa noción general surgieron algunas ideas derivadas que fueron los canales de indagación para encontrar a los artistas y proyectos, revisando un enorme acervo de prácticas artísticas en Colombia que han circulado por proyectos como los salones regionales del Min Cultura o Imagen Regional del BanRepublica y muchos otros más.
SEMANA: Cinco obras, exposiciones y/o proyectos a no perderse...
J.C.: La muestra del Museo del Tolima llamada Tierra en tránsito, que inaugura este viernes, la expo Caudal adentro en Neiva, la muestra Caminar Contracorriente en Barranquilla, la obra Hippos In Gravitas, en el Boga, en Mompox, y la próxima muestra en el Museo Nacional en Bogotá.
Un programa, cuatro vertientes
‘Inaudito Magdalena’ ofrece cuatro afluentes para que navegue su curaduría. En primer lugar están las exposiciones en sala (colectivas para un espacio artístico formal, tal como un museo o sala de exhibición de una institución u organización) en Neiva, Ibagué, y Bogotá; presenta además obras en espacio público (comisionadas a artistas nacionales e internacionales que suceden o se instalan en espacio público de diversos municipios), en Neiva, Ibagué, Honda, Barrancabermeja, Mompox, Barranquilla.
Complementa estas con exposiciones Arte y naturaleza (proyectos ganadores de la beca Investigación curatorial “arte y naturaleza” del Ministerio de Cultura), en Honda, Ibagué, Barrancabermeja, Mompox y Barranquilla; y, por último, Estaciones puerto, que presentan proyectos comisionados para ser lugares de encuentro ubicados en el espacio público de algunas de las sedes del salón. Estos espacios son concebidos como puntos de descanso, intercambio y socialización y se encuentran en Neiva, Honda y Mompox.