ENTREVISTA
“Ver ‘Amazona’ puede ser terapéutico”
Eso dice Clare Weiskopf, directora del documental que se estrena el próximo 24 de agosto. La cinta, premiada en el Festival de Cine de Cartagena, puede abrir nuevas puertas para un género audiovisual que permanece inexplorado en Colombia.
En Colombia, ser madre es sinónimo de sacrificio. Cuando dan ese paso, las mujeres deben lidiar con diferentes dificultades: el desempleo, la desigualdad, el machismo, la violencia, la ausencia de oportunidades y, en muchos casos, el conflicto armado. Sin embargo, detrás de esa imagen de “madre luchadora” se esconde una realidad cruda, en la que la ausencia de libertad es prominente. Todo el peso de la crianza, por ejemplo, suelen asumirlo ellas.
El documental ‘Amazona’, dirigido por Clare Weiskopf, centra su argumento en el dilema del sacrificio. “Ser madre es lo más hermoso, pero también lo más doloroso”, dice Weiskopf. Quizás, contar la historia de su mamá, Valeria Meikle, era la forma más sincera de abordar este tema. En la narración terminó encontrándose a sí misma, ocupando un lugar protagónico en el documental, con Bogotá y la selva amazónica como telón de fondo.
La cinta, además de introducir diferentes preguntas sobre el concepto de familia en Colombia, demuestra que para hacer un largometraje independiente se deben realizar múltiples maniobras financieras y técnicas. El estilo de vida de Valeria también abre un espacio de reflexión sobre las migraciones. ¿Por qué una mujer joven, londinense, elige Armero y luego la Amazonía como lugares de destino? En diálogo con SEMANA, Claire Weiskopf explica cómo logró describir audiovisualmente a un personaje tan conocido pero al mismo tiempo tan extraño para ella: Valeria, su madre.
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SEMANA: Usted trabajaba como directora de documentales en televisión, ¿Por qué cambió al cine? ¿Qué la impulsó?
Clare Weiskopf: Mientras trabajaba en televisión, dirigiendo documentales y como asistente de dirección, tuve la idea de hacer Amazona, de contar la historia de mi mamá. Cuando conocí a Nicolás van Hemelryck —coproductor, codirector y mi esposo— tuve más impulsos para hacerla. Nicolás me dijo “renunciemos a nuestros trabajos y apostémosle al crowdfunding para hacer la película”. En 2012 comenzamos a hacerla sin saber en qué nos estábamos metiendo, pensamos que en un año la íbamos a sacar y bueno, duró cinco años. El mundo del cine es muy distinto al de la televisión, de hecho en ese proceso creamos una productora que se llama Casa Tarántula.
SEMANA: El documental, como usted lo demuestra, puede ser visto como un vehículo de comunicación con su familia y sus propios problemas...
C.W.: Siempre me ha gustado el documental, es mi pasión. Por ahora no me veo haciendo ficción. La película obviamente es terapéutica, me sirvió a mí, sin duda. Sin embargo tiene que trascender, no se puede quedar en una película sobre unos rollos familiares, debe tener algo universal que conecte a la gente. Creo que al final se logra eso. Hemos visto a muchos espectadores que la ven y piensan en sus propias vidas; en sus padres, en sus hijos.
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SEMANA: Teniendo en cuenta la tradición católica del país, donde la madre tiene un rol casi que predeterminado, ¿Cómo cree que puede recibir el público la película?
C.W.: Creo que la película puede empoderar a las mujeres. Yo no quise juzgar a mi mamá, sino darle su voz para que contara cómo fue que vivió su vida. Es un personaje impresionante porque rompe muchos tabúes, como el de las madres sacrificadas o esa idea católica de que las madres tienen que estar siempre con sus hijos, que la vida es entregársela a los hijos. Son temas socialmente difíciles. Yo creo que más que madres, debemos ser mujeres empoderadas.
SEMANA: La película pone en evidencia ese dilema frente a la maternidad…
C.W.: Lo que sé de la película, hasta ahora, es que cuando la gente sale de verla habla de sus propios rollos familiares, algunos toman posiciones, unos están más con mi personaje, otros con mi mamá. Mi mamá es un personaje tan increíble que está cuestionando la misma idea de la maternidad y en general de lo que deben ser las mujeres en la vida.
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SEMANA: ¿Qué dijo su mamá después de ver la película?
C.W.: Ella se siente muy orgullosa.
SEMANA: Sin embargo, la película muestra aspectos muy duros de su madre, especialmente de su vida en la selva…
C.W.: Mi mamá es una mujer práctica, selvática. Mi mamá tiene la cabeza fría y sabe que en la selva unos se comen a otros para sobrevivir.
SEMANA: Hay pocas voces masculinas en el documental…
C.W.: Tomamos una decisión desde el principio y era no tener personajes masculinos. En todo caso, mi hermano hace parte de esta historia íntima sobre la maternidad. También está Nicolás, quien me acompañó en todo el proceso.
SEMANA: ¿Han sido importantes los premios para ustedes?
C.W.: En el anterior Festival de cine de Cartagena recibimos el premio del público. Fue muy chévere porque hizo que nos sintiéramos seguros para salir a las salas.
SEMANA: ¿Cómo es producir un documental selva adentro, en el Amazonas?
C.W.: Es durísimo, se ve todo muy lindo en la pantalla pero la humedad es tan fuerte que se te van dañando los equipos. El calor, los mosquitos, todo es difícil. La ventaja es que con Nico fuimos hasta el final, desde un comienzo todo lo hicimos entre los dos, al final entraron muchas personas que nos ayudaron con el resultado final, pero a nosotros nos tocó muy difícil.
SEMANA: ¿Después de siete años de grabación cómo cambió su idea sobre la maternidad? ¿Cómo cree que debe ser?
C.W.: Siento que tiene que existir una estabilidad, una base. No quiero decir que las mujeres se tengan que atener a unas reglas establecidas. Mi mamá es maestra en Reiki, por ejemplo. Ella ha tenido su camino y ha conseguido su espiritualidad. En lo que sí creo es en rodear al hijo para que pueda salir adelante.