Video: Una bolera como nunca la había visto y dos escenas geniales de cine en ese espacio único

Hay gente que juega bolos para pasar el tiempo, hay gente que juega bolos para ganarse la vida, y hay otro montón de gente que no se decide y vive en el medio de ambos universos.

Tómeselo tan en serio como se lo tome, el espacio de la bolera es único en que puede mezclar un deporte con actividades como beber cerveza, comer nachos y (hasta los años noventa) fumar.

Sus largas formas y líneas de madera, sus bolas pesadas y gigantes, sus zapatos que ponen en alerta roja a los germofóbicos, el sistema que devuelve las bolas y recoge los pines, la puntuación... todo en ese lugar parece cinematográfico, cuando alguien decide retratarlo así.

Es el caso de JaybyrdFilms, que desde su cuenta de Instagram compartió un viaje por la bolera como pocos se han visto. Por medio de un dron, el director del video Anthony Jaska captó la experiencia sensorial de ese espacio (apenas concurrido) para hacer sentir vivos sus distintos salones y actividades.

Así pues, gracias a la tecnología del siglo XXI y a la manipulación experta de estos aparatos que vuelan con destreza por espacios que parecen imposibles, las entrañas de una bolera quedan absolutamente expuestas en este fascinante viaje que agarra al espectador y no lo suelta hasta un último envión hacia la moñona.

Los bolos, las boleras, el cine

La moñona visual y eterna de los Coen

Cualquier referencia a bolos y a cine llevará inevitablemente a The Big Lebowski, la inolvidable película de los hermanos Coen en la que, por fortuna para este artículo, Jeff Bridges, John Goodman y Steve Buscemi conforman un “equipo”. La cinta es genial, y si bien se destaca por el papel de Bridges como el icónico Dude, “el hombre de su época y lugar”, es esta escena la que pone la piel de gallina. Se le considera una de las mejores introducciones de personaje de todos los tiempos: Jesús Quintana, interpretado por John Turturro, al son de “Hotel California” versionada por los Gipsy Kings, el regalo visual que jamás se agota.

Paul Thomas Anderson, o el lado oscuro de la bolera en casa

En efecto, no es lo mismo ir a jugar bolos en la bolera que hacerlo en el club social o, especialmente, en casa. Este último, privilegio de muy pero muy pocos, sirvió la mesa para una de las escenas más duras que tendrán lugar en un espacio de bolos y que hizo de la bola un objeto demasiado contundente. Daniel Plainview, interpretado por el enorme Daniel Day-Lewis, es un sicótico magnate que hizo cualquier cantidad de dinero al explotar petróleo entre finales del siglo XIX y comienzos del siglo XX. Así lidia Plainview con un predicador caído en desgracia que, después de años, quiere tratar de sacarle un último provecho.

Evite ver el video si se es sensible: es cine del mejor, también es fuerte.