Cartagena Film Festival
Shlomi Elkabetz, aclamado director de cine israelí, llega al FICCI para su edición 62
Shlomi Elkabetz viene por primera vez a Colombia para presentar sus trabajos en el Festival Internacional de Cine de Cartagena. Habló con SEMANA acerca de sus obras, su hermana, la reconocida actriz Ronit Elkabetz, su legado y el mensaje que busca transmitir.
Shlomi Elkabetz nunca ha estado en Colombia, pero siente que sus películas pueden ser entendidas aquí mejor que en cualquier otro lado del mundo. Las culturas colombiana, israelí y árabe, de acuerdo con él, tienen mucho en común por el trasfondo social y político. Por eso está muy emocionado por llegar este 22 de marzo por primera vez al país y poder mostrarles a los colombianos sus trabajos más queridos en el Cartagena Film Festival de este año.
Este año, el FICCI (Cartagena Film Festival) se llevará a cabo desde hoy, miércoles 22 de marzo, hasta el próximo lunes 27. El festival de cine más antiguo de América Latina llega con su edición número 62 y varios invitados especiales, entre ellos, el gran director de cine israelí Shlomi Elkabetz.
Es hermano de la aclamada actriz y también directora Ronit Elkabetz, quien falleció en 2016 a causa de un cáncer. Ambos dirigieron la película ‘Gett: El divorcio de Viviane Amsalem’ (2014), la cual tuvo una nominación al Óscar por mejor película extranjera. Esta además hace parte de una trilogía en donde se habla del rol de la mujer árabe-judía en una sociedad religiosa como la de Israel.
Elkabetz es abiertamente gay y ha vivido entre París e Israel casi toda su vida. Además, es de ascendencia árabe, pues sus padres eran marroquíes. Esto ha hecho que su cine sea rico en analogías, mensajes e intenciones de sentar un precedente en su sociedad. SEMANA habló con él sobre la relación con su hermana, su estilo cinematográfico, futuros proyectos y más.
SEMANA: Es su primera vez en Colombia, ¿qué sabe sobre el país?
Shlomi Elkabetz (S. E.): Suramérica como región siempre me ha fascinado cinematográficamente y culturalmente, pero solo he tenido la oportunidad de ir a Argentina, y bueno, a México, aunque no esté en el sur. De Colombia conozco su situación política, sus artistas y me gusta el cine, pero nunca había surgido la posibilidad de ir, pero estoy emocionado por conocerla.
SEMANA: ¿Está emocionado por venir y conocerlo, tiene alguna expectativa?
S. E.: Tengo el presentimiento de que el cine y la cultura de Oriente Medio puede ser entendida y leída con facilidad en Colombia. Creo que esa es mi expectativa más grande, la conexión con el público. En Europa normalmente toca explicar mucho, pero siento que gracias a las similitudes culturales en Colombia no será así, por eso estoy muy emocionado de ir al festival y mostrar mi trabajo, sobre todo el último.
SEMANA: ¿De los trabajos que va a presentar en el FICCI tiene alguno predilecto?
S. E.: Creo que soy del tipo de director al que le gustan todas sus películas, no las odio; de hecho, me gustan desde el minuto en que las comienzo hasta el día de hoy, pero si tuviera que elegir una, sería la última que hice con mi hermana. Es única porque fue en la que más conectamos de una manera muy íntima. Era política, buscaba reivindicar a la mujer, dar una perspectiva diferente.
SEMANA: ¿Cómo se mezcla en esta película la política y la reivindicación femenina?
S. E.: En la trilogía, porque la película es la última parte de una, se hace de una manera muy sutil. Se habla de una mujer que trata de definir su libertad más allá de su familia, su madre y su sociedad. Es una mujer que, como mi hermana y yo, es árabe y judía. En la primera parte ella busca encontrar la libertad de una manera personal, pero en la segunda intenta divorciarse y luchar en contra de lo que la ata legalmente. Por eso, en la tercera parte intenta que la ley la apoye. En Israel, ley y religión van de la mano, entonces la película para mí es una conexión entre lo privado, la vida íntima de la protagonista con la ley y la política de la nación. Por eso es tan especial, además la grabé durante 30 años.
SEMANA: Su último trabajo, ‘Black Notebook’, es sobre la vida de su hermana a quien usted era muy unido. Emocionalmente hablando, ¿qué tan duro fue hacer el documental?
S. E.: Ella y yo estamos muy conectados, por eso mucha gente me preguntó lo mismo, sobre todo porque empecé a grabar seis u ocho meses tras su muerte. Pero, sinceramente, lo más difícil no fue empezarla o hacerla, fue terminarla. Para mí hacerla fue una oportunidad de crear algo con Ronit una vez más, así fuera de manera metafísica.
El proyecto es de ambos. Al hacerla sentí que estábamos conectándonos, creando algo de nuevo. Claramente no hablamos, no podía preguntarle ¿qué te parece esto? o ¿dónde pongo esto otro?, pues no puedo hablar con los muertos, pero fue otra la manera de comunicarnos. De alguna manera pude mantenerla un poquito más a mi lado, tenerla cerca. Sí hubo momentos en los que fue difícil, la película en sí está llena de vida, está viva
SEMANA: ¿Tiene algún recuerdo o una anécdota favorita del tiempo que pasó con ella?
S. E.: La amo, como un hermano ama a una hermana y por eso extraño muchas cosas, pero lo que más me hace falta es su compañía. Extraño nuestras conversaciones y lo inteligente que era. Su habilidad para hacerme un mejor director cuando la grababa a ella. Extraño su sentido del humor y la mayoría de las veces extraño el tiempo que pasábamos juntos sin hablar, solo existiendo el uno al lado del otro en París, eso es lo que más extraño.
SEMANA: ¿Cuál cree que fue su legado cultural para Israel?
S. E.: En primer lugar, puso al cine de Israel en un nivel muy alto. Con sus películas y papeles se convirtió en el rostro de Israel, y llevó su cine a lugares que parecían imposibles. Por eso creo firmemente que hasta el día de hoy es la fuente de inspiración para muchas mujeres, para los hombres también, claro, pero para las mujeres es una figura de libertad, de maternidad, de hermandad, de la habilidad de existir más allá.
SEMANA: Ha vivido mucho tiempo entre París e Israel, ¿por qué tomó la decisión de partir en primer lugar?
S. E.: Es un poco complejo, pero se conecta con mi identidad. Tengo ascendencia marroquí, soy árabe y también judío, aunque mucha gente no lo crea posible. Por eso, con mis historias y películas quería hablar de eso, de lo que es ser un árabe-judío en una sociedad como Israel. Pero antes no había en el país una plataforma en la que se pudiera hablar de identidad árabe debido al conflicto político. Por eso mi hermana y yo nos fuimos a un lugar en el que pudiéramos hacerlo, y la elección fue Francia.
No es que me avergüence o no me enorgullezca de ser israelí, todo lo contrario. Pero sentí que necesitaba ir a otro lugar para después poder volver y poner una marca en la sociedad de mi país, contar las historias que quería contar.
SEMANA: Habla de querer representar la identidad árabe-judía y anteriormente mencionó temas políticos y legales en sus películas, ¿cree que su cine es político?
S. E.: Por supuesto, para mí el cine es completamente político, no es solo sobre la historia, sino también sobre el contexto. Sin embargo, no lo hago directamente, el cine también es estética, y es por medio de esta por la que yo trato los temas. Es muy diciente, pero no todo se debe mencionar directamente. Un ejemplo de esto es la trilogía que mencionaba, donde una mujer árabe-judía busca su realización personal. Pero para esto debe enfrentar la ley, y a la sociedad y sus creencias. Para mí es imposible contar una historia sin hablar del contexto político de Israel, es imposible.
SEMANA: ¿Por qué enfocarse en la estética?
S. E.: Porque yo no soy un noticiero o un periodista. Soy un artista, y está en la narrativa de mi arte el poder para hacer un cambio. Digamos, en mi primera película sobre una mujer árabe-judía se empezó con un primer plano de su rostro que dura cuatro minutos. Eso tiene un sentido estético en cuanto a fotografía, pero también permite hablar de sus rasgos y de su identidad.
Creo que por eso en Colombia y en Sudamérica me podrán entender tan bien, porque al igual que acá la situación política es complicada y se puede ver el reflejo en el arte.
SEMANA: En este momento está grabando un documental, ¿cuándo podremos verlo?, ¿podemos saber algo de sus futuros proyectos?
S. E.: El documental aún no tiene fecha, llevo grabándolo dos años, y creo que me faltan al menos tres más, aunque espero poder enviarlo a la sala de edición el otro año. También estoy trabajando en una nueva película de ficción, pero no puedo decir nada, solo puedo darte una pequeña pista y es que es de una actriz y su relación con el papel que está interpretando.
SEMANA: Shlomi, para terminar, ¿qué invitación les hace a los colombianos?
S. E.: Primero, creo que deberían ir solo por el hecho de que es cine. El cine es maravilloso, es increíble y cuando se está a oscuras en una sala viendo una película y nadie te está viendo, puedes ver el reflejo de la historia y del mensaje. Por eso los invito al FICCI, quién sabe, tal vez encuentren su reflejo allí, o tal vez se encuentren a sí mismos en una de mis películas. Espero verlos allá para poder hablar y discutir sobre lo que nos apasiona.