Entrevista
‘El Ulises de Flora’, una historia de desamor de esas que duelen en el estómago
La primera novela del escritor colombiano Jaime Honorio González deleita a los lectores.
SEMANA: Cuéntenos sobre su libro, ‘El Ulises de Flora’.
Jaime Honorio González (J. G.): Mi nuevo libro es, en realidad, el primero. Es una novela, una historia de amor que fue escrita en medio de la pandemia, el año pasado, y que fue lanzada a la opinión pública este año.
Es una novela de once capítulos que despertará los demonios boquiabiertos del lector, escrita especialmente para aquellos que han saltado al vacío –alguna vez– aferrados al amor. Narra el reencuentro de una pareja en la celebración de las bodas de plata de su promoción del colegio.
A medida que va pasando la noche, Ulises Castaño, el protagonista, va encontrándose con encrucijadas que intenta resolver al mismo tiempo que lo asaltan cruciales recuerdos de su infancia y de su adolescencia.
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La novela es una historia matizada entre el amor y el misterio, escrita de forma sencilla y descrita de manera detallada, y cada uno de sus once capítulos va siendo más vertiginoso que el anterior, hasta culminar en un sorpresivo desenlace que nadie, ni siquiera los protagonistas, pensaban que pudiera suceder.
El libro de 168 páginas es una novela de amor, de amor difícil, de amor frustrado, de amor logrado, de amor posible y de amor imposible. Flora Esteban, el eterno amor de Ulises, estará presente en cada una de esas formas.
SEMANA: Cómo surge esa idea de empezar a escribir sobre romance, porque usted es periodista...
J. G.: Yo soy periodista y siempre he trabajado la no ficción, que es lo que debemos hacer los periodistas. Pero, pues, una serie de circunstancias, la pandemia, el encierro y una serie de ideas que se me vinieron a la cabeza se juntaron. Me senté a escribir y empecé a desarrollar una historia de amor y, bueno, salió el libro, que es una novela de once capítulos (170 páginas) y me parece que era una bonita y maravillosa forma de empezar a meterme en las aguas de la literatura.
SEMANA: Hay varios periodistas a los que les pasa eso, que dejan de ser periodistas y pasan a la literatura. ¿Por qué cree que se da esa conexión?
J. G.: Bueno, cuando uno es periodista, debe adquirir una habilidad para escribir mínima. Adquieres una habilidad para narrar, adquieres una habilidad para contar cosas. Adquieres una habilidad para ver detalles, adquieres unas capacidades para encontrar situaciones, personas, momentos, lugares, que normalmente otra persona no vería, como por ejemplo, la Policía.
El Policía tiene una habilidad para detectar al maloso, al bandido o al que le dice mentiras. De tanto bandido que les toca todos los días, adquieren esa habilidad. Los periodistas tenemos esas habilidades incorporadas y está bajo la decisión de cada periodista si se abandona y se va a la ficción. También puede ser que muchos se hayan cansado de la dura realidad de este país y por eso se vayan a la ficción.
SEMANA: Antes del libro, ¿cómo ha sido su carrera como periodista?
J. G.: He sido editor, redactor, productor, subdirector, director, he pasado por todas las áreas. He cubierto la fuente económica, la política, la judicial, la farándula muchos años. Esa época fue una maravilla, fui como a 10 reinados de belleza. Digamos que periodísticamente yo he hecho absolutamente todo.
El periodismo de prensa, en radio, en televisión. Hace poco escribí una serie para televisión, bueno, dos series para televisión. Me he ganado unos cuatro o cinco premios de periodismo y actualmente hago una columna para la revista Cambio.
SEMANA: ¿Cómo ganó usted esos premios en periodismo?
J. G.: Fueron cinco premios. Me he ganado una India Catalina. Me he ganado un premio Gabo. Me gané un premio que da el Congreso, que se llama Alfonso López al periodismo nacional. ¿Por qué me los gané? El primero fue por un reportaje que hicimos en ‘NTC Noticias’ sobre unos congresistas en el Guaviare que decidieron hacer una escritura pública en una notaría para repartirse la curul. Entonces, por escrituras se comprometían a que a una congresista le tocaba el puesto por dos años y luego renunciaba y le daba la curul a otra persona. Obviamente, todo esto fue un claro tráfico de influencias.
Esta es una muestra de corrupción, que se descubrió porque los genios lo pusieron en una escritura pública. Así de tramposos. Después nos ganamos un premio y me gané casi la mayoría de los premios con una investigación sobre el Palacio de Justicia, sobre un magistrado auxiliar, Carlos Horacio Urán, que salió vivo. Nosotros demostramos que salió vivo del palacio y él apareció muerto al otro día con un tiro de gracia. Lo mataron al parecer los miembros del Ejército, que lo sacaron. Eso fue una noticia grandísima y con esa me gané como tres premios.
SEMANA: En el periodismo le gustaba la farándula, ¿cómo termina escribiendo sobre amor?
J. G.: Hice videos increíbles con Natalia París, con Shakira, con todas las reinas y todas las figuras de la farándula de los años 90 que uno conoce. Fue un trabajo maravilloso. Era hacer una historia, no contar una cosita de 20 segundos, sino hacer una historia de dos minutos, dos minutos 30 sobre el personaje. Entonces, siempre eran rodajes muy bonitos y todas ellas, mucho más allá del chisme, era contar toda una historia. Ir a rodar, ir a grabar y aprovechar.
En esa época los reinados de belleza eran muy importantes y entonces íbamos a cada departamento y hacíamos una noticia con la reina y contábamos por qué quería hacerlo y qué representaba su tierra. Bueno, una cosa realmente bonita, muy bonita. La farándula fue de las mejores experiencias de mi vida, porque me permitió, lo que se llama, soltar la mano. Tienes que obligarte a escribir, tienes que obligarte a contar. A diferencia de, por ejemplo, del que cubre judiciales, que las masacres suelen ser las mismas, solo cambias el nombre del sitio donde fue y el número de muertos. Digamos que todo eso ayuda a adquirir como una suavidad a la hora de escribir, podría decir.
SEMANA: Jaime, ¿van a venir más historias?
J. G.: Digamos que en resumidas claro que sí. Lo que no tengo claro es si será una continuación o si es una novela de otro tema o si es un libro.
SEMANA: ¿Qué dato curioso que nos pueda contar sobre ‘El Ulises de Flora’?
J. G.: Es una novela de once capítulos que cuenta lo que le pasó a Ulises cuando se reencontró con el amor, con su amor adolescente. Se la reencontró 25 años después. Cuando uno termina el colegio, pues a los 25 años normalmente se hace un reencuentro, lo que se llama las bodas de plata. Entonces, uno se encuentra ahí con los amigos viejos, gordos, calvos. Ellos se reencontraron en esa reunión.
Yo intenté montar dos mundos paralelos. Uno es el de Ulises en esa reunión y al mismo tiempo él va teniendo flashbacks. Por ejemplo, se acuerda de cuando los amiguitos le pegaban, se acuerda cuando conoció a Flora, cuando estaban en el colegio adolescentes, cuando estaba en el barrio, en su casa y ahora se los encuentra con sus conocidos.
El libro cuenta también cómo resolvió esas escenas cuando era jovencito y al mismo tiempo como está resolviendo los misterios que le van surgiendo, y tiene algo de misterio, algo de crimen, algo de policía o algo como de muchas cosas. Pero el elemento central es el amor y el desamor, ese que duele en el estómago.