Concierto
En fotos: Aterciopelados celebró el icónico ‘El Dorado’, en el Palacio de los Deportes, con invitados especiales
El dúo dinámico capitalino, acompañado por su banda de apoyo, Rubén Albarán, Carlos Vives y más artistas en escenario, llevó a la catarsis colectiva a más de tres mil seguidores que festejaron uno de los discos más importantes de la historia del rock nacional y de la música colombiana.
La noche del sábado 22 de abril, los más de tres mil asistentes al Palacio de los Deportes de Bogotá se entregaron de lleno a la nostalgia y al presente para rendirle honor a El Dorado, el disco más importante de Aterciopelados y pilar fundamental del rock colombiano.
Lanzado hace 28 años, el trabajo de la agrupación bogotana evoca toda una iconografía alrededor de la famosa leyenda, pero su cantante, a su cándida manera, supo recalcar una vez más que bautizaron así el disco en su aspiración de llegar al aeropuerto de la capital (cuyo nombre sí inspiró la leyenda) y salir volando. En su carrera, no es exagerado decirlo, Aterciopelados ha logrado conjugar ambas vertientes desde su arte musical, porque Aterciopelados es oro y leyenda y porque es alas también.
Andrea Echeverri y Héctor Buitrago, la “gomelita” y el “punk” que se conocieron para redirigirse los caminos y acompañarse por décadas de creación musical, para ser protagonistas de una vibrante escena de rock latinoamericano en los años noventa, que camaleónicamente han atravesado eras y mensajes, siguen haciendo historia patria musical con su recorrido, llevaron a la vida un trabajo que entre sus muchos acordes repasa la historia de las últimas década de este país.
Para hacerlo invitaron a cantantes de la talla de Carlos Vives, quien en ese 1995 también lanzó un disco que hizo olas, La Tierra del Olvido, y Rubén Albarrán, quien con su agrupación Café Tacvba había dejado en 1994 otro disco fundamental para el movimiento musical latinoamericano, Re.
En ‘El Palacio‘ hizo presencia nuestro fotógrafo Guillermo Torres Reina y dejó estas memorables postales del evento y de las figuras gigantes de Andrea Echeverri, una voz que no ha tenido comparación ni lo tendrá, y de Héctor Buitrago, un absoluto motor cultural.