Música
Nelly Valencia, una maestra de canto lírico para los arrullos del Chocó
Esta docente, formada en la rica tradición musical del Pacífico, lidera un proyecto que busca grabar, de la mano de niños de la región, un álbum con villancicos tradicionales del Chocó.
Aguacerito, por qué mojas la cuna del niño.
/Aguacerito, por qué mojas la cuna del niño.
/Dejá que salga la luna, dejá que salga la luna y con sus rayos le dé cariño.
/ Que llueva, que llueva la virgen de la cueva.
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Los versos hacen parte de un canto tradicional del Pacífico. Pero suenan distintos en la voz de Nelly Valencia Cáizamo, una docente criada en esta cultura, pero que se especializó en canto lírico.
Nacida en Panguí, corregimiento de Nuquí, un pueblo del Chocó dominado por el paisaje de selva y de mar, y cuyas aguas visitan cada año las ballenas jorobadas, Nelly lidera el programa Pacífico Máster Beat Kids, de la Fundación Manos Visibles. No está sola en la tarea. Lo hace junto al maestro ‘Tino’ Herrera Lewis y la maestra y psicopedagoga musical Mary Nancy Moreno Perea, quien compuso el himno de Quibdó e hizo parte de las escuelas Batuta y el grupo Saboreo.
A ellos se unió Nelly con su largo recorrido en la Academia: tiene títulos de la Universidad de Caldas, de la EAFIT y de la Pontificia Universidad Bolivariana, en los que se ha formado como profesional y en diferentes especializaciones.
Pero los títulos universitarios no consiguieron borrar la fuerza de una tradición que ella lleva en la sangre. “La infancia en mi pueblo fue muy bonita, estuve siempre rodeada de una familia de músicos; mi abuela era cantadora y mi papá, guitarrista. Mi madre fue líder comunitaria. En esa región del Pacífico tenemos un formato, la ‘cumbancha’, y siempre nos reuníamos los niños y teníamos como ese gusto por escuchar lo que cantaban los adultos. Hasta que un día me animé y canté con estos cumbancheros”, relata la docente y maestra de canto y música coral, que tiene a su cargo la formación de los niños del proyecto musical de Manos Visibles.
En esa infancia conoció también la fuerza de los rituales del Pacífico. El canto de alabao, que vivió a través de su abuela cantadora, quien solía reunirse “cuando moría un adulto” con otros mayores para interpretar “esos cantos; y a nosotros solo nos llegaba el eco, pues siendo niños no podíamos ir”, dice la maestra, cuyo nombre artístico es Nelly Cáizamo.
El eco de esos cantos se quedarían a vivir en su memoria para siempre. “Comencé desde niña a interesarme en esos cantos tradicionales, en los ‘chihualos’ a los que íbamos con tapas, ollas y maracas a cantar. Para nosotros los villancicos, son los arrullos, son los que marcan el inicio de la navidad y nos dan mucha felicidad”, cuenta.
Así entre cumbanchas, chihualos y arrullos, Nelly se fue convirtiendo poco a poco en una maestra de canto lírico y de música coral. Se fue de Panguí, tras hacer su primaria, a Quibdó y posteriormente a Manizales, para terminar bachillerato. Se hizo Licenciada en Música en la Universidad de Caldas y allí mismo perteneció al taller de ópera, como corista y solista. Después, en Bogotá, se especializó como directora coral infantil y juvenil en la Universidad Javeriana. Y en EAFIT de Medellín, se hizo Mágister en música con énfasis en canto lírico.
Iniciativa de liderazgo
Pacífico Máster Beat Kids es un programa educativo y cultural que busca formar a niños y jóvenes de la capital de Chocó en habilidades de liderazgo a través de la música.
“Mi aporte en Pacífico Master Kids se enfoca a potencializar los talentos de estos niños chocoanos para que tengan la oportunidad de llevar la música en su corazón y poner su talento al servicio de un concierto que vamos a realizar”, comenta Nelly, a propósito de este programa que se lleva a cabo en Quibdó, en el que participan 110 niños y jóvenes, entre los 6 y 16 años y que han tenido formación e iniciación musical y coral.
De la mano de Nelly, estos niños participan de talleres que se dictan todos los sábados, en dos grupos: uno para flauta y otro para práctica coral, especialmente en el taller de técnica vocal.
Por estos días, la meta está puesta en una presentación muy especial para la Noche de Velitas: el concierto ‘Un regalo de Navidad para Quibdó', que se llevará a cabo el 7 de diciembre, y en el que estos pequeños interpretarán villancicos chocoanos tradicionales, compilados en un álbum que también están grabando.
En esta titánica tarea, Nelly está acompañada de uno de esos jóvenes chocoanos a quien la música cambió su vida. En la producción está Brayan Pineda, becario del Fondo Juventud y Construcción de Paz de Manos Visibles, BBVA y la Universidad Icesi. En los próximos días, recibirá su título profesional como Ingeniero de Sonido.
Los villancicos chocoanos son más que música: son una herencia cultural que alimenta a las nuevas generaciones, transmitiendo las tradiciones que sostienen a la comunidad. La producción discográfica involucra a 110 niños —de los cuales 84 por ciento son afrodescendientes y 16 por ciento indígenas—, quienes a lo largo de 50 horas de producción y con el acompañamiento de 10 músicos de primer nivel producirán un álbum con 11 villancicos tradicionales chocoanos.
“Llevamos tres meses trabajando. Los niños chocoanos son muy talentosos, cogen la música muy rápido; como esta es música de nosotros, en su mayoría ya los han escuchado y a otros pues el ritmo y el swing los atrapa”, narra Nelly, también cofundadora de la Orquesta Sinfónica Libre de Quibdó, del proyecto Batuta.
Mientras llega esa noche, Nelly con la entonación que solo los privilegiados maestros del canto lírico alcanzan, seguirá cantando bajo la luna de Quibdó y a orillas del Atrato sus arrullos: Aguacerito, por qué mojas la cuna del niño. /Aguacerito, por qué mojas la cuna del niño.