ENTREVISTA

“Todo lo que hicimos en Goles en Paz se perdió”

El padre Alirio López, exdirector del programa habló con Semana.com sobre los recientes hechos de violencia asociados al fútbol.

24 de septiembre de 2013
Monseñor Alirio López en el estadio El Campín, en el año 2007. | Foto: Guillermo Torres

Semana.com: ¿Cuál es la causa de los últimos episodios de violencia relacionados con el fútbol? 
  
Monseñor Alirio López: Eso es producto de la intolerancia, de la crisis e inversión de valores. Estamos acabando con el fútbol. Son unos pocos, desafortunadamente, que se camuflan en unas camisetas y que van destruyendo y acabando los sueños y las esperanzas de buenos hinchas, de muchachos, quienes son enfrentados por llevar una camiseta. 

Semana.com: ¿Qué cree que se puede hacer ante la actual problemática? 

Creo que hay que generar espacios para trabajar en programas de convivencia, de liderazgo, de música, de encuentros deportivos entre los líderes o entre las barras, como se hizo en el pasado. No sé qué pasó con el programa semillero 'Goles en paz' que llegamos a tener durante ocho años en el que participaron casi 9.000 niños para ir creando una cultura diferente del barrismo, y ya acabar con eso de barras bravas y comenzar a trabajar por 'barras futboleras' o 'barras populares'. 

Semana.com: ¿En qué época estuvo al frente de 'Goles en paz'? 

A. L.: Del 2001 al 2008.

Semana.com: ¿Y por qué dejó su dirección?

A. L.: Yo en diciembre del 2008 entregué la dirección de 'Goles en paz' porque la iglesia me puso otro trabajo pastoral. No significa que haya descuidado esto, pero ya, externamente, sin ningún compromiso con la Alcaldía Mayor. Desafortunadamente, cada alcalde llega con un estilo diferente, y cada uno tiene su estilo para matar pulgas. 

Semana.com: ¿Qué cambió en el programa?

A. L.: Yo creo que se dejó a un lado todos esos torneos de fútbol de salón, la copa 'Goles en paz' en la cual hubo una participación de más de 2.239 muchachos. En el 2001 hubo un torneo maravilloso: 598 muchachos participaron. En el 2002 fueron 537, en el 2003 estuvieron 384, en 2005 pasaron a 360. Además de los pactos de convivencia celebrados en localidades, los talleres de música con barras de Millonarios, Santa Fe y América, talleres de liderazgo y convivencia.

Recuerdo tanto ese bellísimo clásico de la amistad y de la paz que fue con 18.000 espectadores en El Campín, en octubre de 2001. Todos con camiseta blanca. Hubo problemas, ciertamente. Se logró pacificar antes, durante y después de partir hacia el estadio. Se fue la violencia a las localidades, pero había gestores en las localidades. Desafortunadamente, todo eso se acabó. No sé qué ha pasado. Pero el problema de lo que está pasando hoy es que se perdió todo un espacio de cultura, de reconciliación, de autorregulación, de hospitalidad, de creatividad, y creo profundamente que hay que retomar eso con otras personas. 

Semana.com: ¿Cuál sería un buen indicador de que la situación mejora o empeora?

A. L.: Mejora una situación cuando, en primera instancia, a las barras se les quite el nombre de “bravas” por el de “futboleras” o “populares” para que no se siga alimentando el ego de los pocos vándalos que manchan el barrismo y la hinchada buena. Es clave exigir que todas las barras tengan una personería jurídica. Es importante la carnetización, y si algún muchacho, fuera del estadio, en alguna localidad, en algún parque comete algún delito, y es de X o Y equipo, se debe sancionar oficialmente la barra, y especialmente el líder de la barra debe responder por ese individuo que forma parte de su colectivo. Debe haber sanciones sociales.

Semana.com: Justamente, ¿qué tanto han contribuido leyes como la ley ‘antibarras’? 

A. L.: En Colombia tenemos un estatuto de aficionado garante de los derechos, artículos contundentes para que las alcaldías de todo el país trabajen en previsión e investigación científica. Los compromisos de la Ley 1270 de 2009 que tanto el Gobierno Nacional, como el privado del fútbol, deben cumplir con lo estipulado. Próximamente va a haber una reunión para mirar el plan decenal para la seguridad, comodidad y convivencia en el fútbol, y esto nos permitirá también planear a largo plazo estas coyunturas. Y especialmente no se puede renunciar en ningún momento la cultura y educación por procesos desde las bases. A los líderes que tratan el tema muchas veces como un espacio de violencia no les interesa un tercero porque la dinámica es otra.

Semana.com: ¿Cómo ve el trabajo actual frente a la labor de 'Goles en paz'?

A. L.:
No sé si en este momento exista 'Goles en paz'. En mi época cuando estábamos teníamos un comité de seguridad muy interesante donde todos nos integrábamos y los muchachos de los líderes de las barras participaban del comité y preparábamos el partido, y luego se evaluaba también el partido. 

Semana.com: El mismo alcalde dijo hoy: “Si no hay paz en barrios por fútbol no puede haber espectáculo en estadio"

A. L.: Me parece que en ningún momento podemos desconocer todo el trabajo de la Policía Metropolitana. Creo que perfectamente se puede manejar un partido clásico. Hoy hubiera sido un momento muy oportuno para que en este clásico Millonarios-Nacional, sin desconocer el dolor que están sufriendo muchas familias, pues el fútbol no tiene la culpa, se hubiese celebrado un clásico por la reconciliación y la vida.