Entrevista
Ángel Barajas no está conforme con la medalla de plata en París y ya se prepara para los Olímpicos de Los Ángeles: “Sueño con el oro”
Siendo aún un niño de 17 años, Ángel Barajas pasó a la historia del deporte colombiano como el primer gimnasta en lograr una medalla en esta disciplina para el país en unos Juegos Olímpicos.
Su presea de plata, con la que emocionó al cuerpo técnico, a familiares y a todo un país, se dio el pasado 5 de agosto en la modalidad de barra fija, en la que alcanzó una puntuación de 14.533 puntos, igualando al japonés Shinnosuke Oka. Lo que no permitió que el deportista colombiano ganase el metal dorado fue que el asiático tuvo un mejor valor en un ítem llamado ejecución, que estuvo tan solo siete centésimas por encima de Barajas.
Para el oriundo de Cúcuta (Norte de Santander), haber estado tan cerca del oro olímpico le da toda la motivación para lograrlo en los siguientes Juegos que se harán en 2028. En diálogo con SEMANA, contó sus sensaciones de la gesta lograda, el futuro que espera tener y su historia, en la que narra que por un programa infantil empezó todo el sueño que hoy se hace realidad.
SEMANA: ¿Qué se siente ser plata en sus primeros Juegos Olímpicos?
ÁNGEL BARAJAS: Me siento feliz. Sé que es un gran trabajo y estoy superagradecido con Dios por este logro.
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SEMANA: ¿Cuál es la importancia de su entrenador, Jairo Ruiz, y todo el grupo interdisciplinario que tiene detrás?
A.B.: Fueron muy importantes y su apoyo desde el principio fue fundamental. También debo hablar de los asistentes que nos cuidan y de los fisioterapeutas, porque son los que nos ayudan en la recuperación. El psicólogo desempeña un papel muy importante y más en este tipo de competencias. Es un trabajo en equipo.
SEMANA: Volvió a Cúcuta y de una al gimnasio, ¿por qué no se tomó algunos días de descanso?
A.B.: Llegué a usar algunos aparatos para, poco a poco, ir avanzando y retomar ejercicios porque ya estoy enfocado en los juegos de Los Ángeles. La meta es llegar con el equipo completo y ya estamos metidos de lleno en soñar con un oro. Estoy contento, pero no conforme, tengo sed de poder traer el oro a Colombia y, para eso, quiero trabajar inmediatamente.
SEMANA: ¿En qué va a usar el dinero de su victoria?
A.B.: Espero darle una casa a mi mamá e invertirla. Tengo que pensarlo bien, pero claramente la idea es cuidar ese dinero. Quiero algo que me dé frutos a largo plazo, porque sé que no siempre voy a vivir del deporte.
SEMANA: Se mostró muy tranquilo en la celebración, ¿ni una lágrima derramó por su victoria?
A.B.: Ya había llorado mucho, me había esforzado demasiado durante años y a lo mejor lo que quería era disfrutar ese triunfo que tanto había soñado. Llevo 13 años trabajando, y en estos años no puedo decir que no hay día en que no llore. Hay días en que las cosas no salen muy bien y uno siempre quiere salir adelante. Estoy muy orgulloso de lo que hemos logrado. Mi familia y mi entrenador siempre han estado ahí para mí, y esto es tanto un triunfo de ellos como mío.
SEMANA: ¿Cuál fue el momento más difícil que tuvo en este camino hacia la plata olímpica?
A.B.: Muchos, porque no es fácil, hay veces que las cosas no salen como uno quiere. Pueden ser días, semanas o meses y es frustrante para uno porque se entrena para sacar lo mejor y ser el mejor. Se presentan en cualquier momento y son bastantes, pero bueno, eso forma parte del aprendizaje y sirve para que no se repita. Tuve días en los que no me salía nada, ahí me sentía bastante frustrado y sucedió a pocos días de concentrarme en París. Sabía que tenía que estar seguro y confiar en el trabajo que había hecho durante tantos años. También sumó que tuve algunas complicaciones antes de las justas. Pero con disciplina y ayuda de Dios todo es posible.
SEMANA: ¿Salió de Colombia e hizo grandes sacrificios para alcanzar la medalla?
A.B.: Me fui para España el 9 de mayo. Fuimos para hacer la adaptación al horario, para alejarme de distracciones, y eso fue un esfuerzo bastante duro porque tuve que dejar a la familia.
SEMANA: ¿A su corta edad, no quisiera haber llevado otro tipo de vida?
A.B.: No me arrepiento de absolutamente nada. Quiero seguir enfocándome en mi carrera y de verdad que espero seguir triunfando con la ayuda de Dios, sé que así será. No me arrepiento de nada y lo único que tengo es la certeza de que quiero seguir ganando y poner en alto el nombre de Colombia. Hice un buen trabajo, de verdad que no estaba enfocado en querer un resultado, sino en querer disfrutar esa competencia de los Juegos Olímpicos, pero me llena de orgullo porque pude dejar a mi departamento y a mi país en lo más alto. Reitero mi agradecimiento con Dios y me siento orgulloso de la medalla en París 2024, que además es de todos los colombianos.
SEMANA: Varias veces ha mencionado a Dios. ¿Le pidió el triunfo?
A.B.: Con Dios, disciplina y entrenamiento todo es posible. Siempre le pido a Dios que cuide a mi familia y me cuide en mi deporte. Siempre está conmigo.
SEMANA: ¿Jossimar Calvo tuvo alguna incidencia en su proceso?
A.B.: Él me acompañó en la concentración de España y en la preparación. Me aconsejó y esas sugerencias me ayudaron en estos Juegos Olímpicos.
SEMANA: Desde pequeño ha estado con usted, ¿qué le dirá la próxima vez que lo vea?
A.B.: Agradecerle por todo el apoyo, por ser el gran deportista que es, porque me ha acompañado, me ha aconsejado y espero podamos lograr ese sueño que tenemos, que es estar en Los Ángeles juntos compitiendo con el equipo.
SEMANA: ¿Es verdad que toda su historia deportiva empezó con un programa infantil?
A.B.: Sí, de pequeño me gustaba ver ese programa (LazyTown). Yo quería imitar a Sportacus y creo que de ahí empecé a hacer cositas muy básicas. Con el tiempo entré al gimnasio, me fui enamorando, supe qué eran los Juegos Olímpicos, veía a los otros deportistas competir por videos y desde los 10 años dije: yo quiero estar ahí.
SEMANA: ¿Qué les dice a los jóvenes que sueñan con llegar a unos olímpicos?
A.B.: Que sigan soñando, que no paren de soñar. Si están haciendo algún deporte, el que sea, que lo hagan con amor. Que siempre se quieran superar, día a día, a sí mismos; cada vez trabajen por ser los mejores. Si trabajan con disciplina y amor, se dará el resultado. Uno como deportista se debe apartar de varias cosas, pero esos pequeños esfuerzos, esos pequeños sacrificios, de verdad, hacen que al final todo valga la pena. Es lo mejor que uno puede hacer como deportista de alto rendimiento. Si uno es disciplinado, uno llega porque llega.