Home

Deportes

Artículo

La verdeamarela sigue invicta en la eliminatoria, mientras que Argentina quedó a tiro del Mundial de Catar 2022.
La Verdeamarela sigue invicta en la Eliminatoria, mientras que Argentina quedó a tiro del Mundial de Catar 2022. | Foto: AP

CATAR 2022

Argentina y Brasil no se sacaron chispas en la nueva edición del clásico sudamericano

Tantos gauchos como cariocas se dieron la mano en suelo argentino con un pálido 0-0.

17 de noviembre de 2021

Con más espectáculo que fútbol, Brasil y Argentina protagonizaron este martes una nueva edición del clásico sudamericano por las eliminatorias a Catar 2022. Si bien, ambos seleccionados están instalados en la próxima cita mundial, el duelo no dejaba de ser atractivo por todo lo ocurrido en este 2021 en el que, incluso, hubo un título de por medio.

Así las cosas, este martes en el renovado estadio de San Juan, la actual campeona del continente recibió a la invicta Brasil que no ha perdido un solo juego en lo que va de esta eliminatoria. Con 34 unidades de 36 posibles, la ‘verdeamarela’ arribó a suelo argentino para continuar con su exuberante racha.

Sin embargo, el espectáculo no pasó más allá de un pálido 0-0 que dejó a los miles de espectadores con ganas de más. Con este empate, Brasil llegó a 35 unidades, siendo líder absoluta y alargando su invicto, mientras que la albiceleste sumó 29 unidades que la ponen a tiro de Catar 2022.

Empate con tiquete incluido para Argentina

Argentina, pese a que Lionel Messi lució apagado, quedó muy cerca de entrar en el Mundial de Catar-2022 al empatar sin goles con el clasificado Brasil, sin Neymar, en un partido gris y trabado, de mutuo respeto y pierna fuerte por la clasificatoria sudamericana.

“Sabíamos que Brasil siempre es un rival duro. Hubo mucho roce. Yo llegué con lo justo. Me falta agarrar ritmo. Hace mucho que vengo parado. Estábamos convencidos de que podíamos ganar. Ahora estamos más cerquita del Mundial”, afirmó el goleador y capitán albiceleste.

Sin Neymar, la verdeamarela apostó a desequilibrar en ataque con las diabluras de Rapinha, la fresca irreverencia de Vinícius o el poder de fuego de Matheus Cunha. Pero las incursiones ofensivas fueron escasas.

La manera natural que tenía Argentina para romper las sólidas líneas defensivas brasileñas estaban en los pies de Messi, Ángel Di María y Lautaro Martínez. Pero Messi lucía apagado. Encaprichado en sacarse de encima las marcas y condenado a perder la pelota.

La asfixia a los mejor dotados ató a Leandro Paredes tanto como a Fred o a Lucas Paquetá. No encontraban ni un callejón libre ni un resquicio Rodrigo De Paul ni Fabinho. Las defensas ganaban cuanto duelo se planteara. Así como Cristian Romero y Nicolás Otamendi le ponían un cerrojo a los eventuales avances hacia Emiliano Martínez, en el otro arco el candado lo garantizaban Éder Militão y Marquinhos. Las bandas estaban clausurabas.

Un remate de media distancia De Paul forzó una atajada de Alisson. Matheus Cunha casi emboca un gol de película desde 35 metros, que pasó por arriba del travesaño. Fred también probó con un remate que rozó la parte superior del travesaño. Demasiado poco.

Argentina se salvó de perder un defensor. Otamendi le metió un codazo en la cara a Rapinha. Ni el árbitro uruguayo Andrés Cunha ni el VAR lo detectaron. Era tarjeta roja directa.

Al otro zaguero central, el más seguro, lo perdió por lesión. Scaloni ya había ensayado mover el tablero ofensivo al entrar Lisandro Martínez, Joaquín Correa y Julián Álvarez.

Tite dispuso un cambio táctico. Brasil se adelantó en bloque unos 20 metros en el campo y llevó inquietud. Los ingresos de Antony, Gerson y Gabriel Jesus procuraron quebrar el cero. Tampoco movían el amperímetro. Messi seguía lento y desconectado. Su equipo ya no es Messi-dependiente. Pero si no está encendido, se nota. Apareció con un solo remate al arco, sobre la hora.

*Con información de la AFP.