CICLAS QUE BARREN
La actuación del equipo colombiano en el Tour del Porvenir, una barrida que confirma la calidad de los escarabajos
Hace algunos años era común para los colombianos que sus ciclistas barrieran en algunas plazas extranjeras. Eran épocas en que Cochise, Pachón, Niño y Patrocinio Jiménez regresaban de la Vuelta al Táchira habiendo arrasado con todas las camisetas. Primeros en la general, primeros en montaña, primeros por equipos, haciendo olvidar a los indocumentados su desdicha en esas tierras ajenas. Esto sigue ocurriendo, los pedalistas siguen tumbando la mala imagen, pero lo de la barrida sí es a otro precio, están arrasando con las camisetas en la tierra de los dioses del pedal, Europa.
Aunque no se han celebrado los triunfos de las etapas con toda la emoción y lágrimas que al principio, deja el placer de estar logrando algo que esperaban todos los colombianos, pero que en el fondo parecería demasiado pretensioso, ser verdaderos dueños de la carrera, al igual que en los tours latinoamericanos.
Al ganar Condorito Corredor la primera etapa, existió una alegría extraña, a pesar de que era una etapa en terreno plano, por lo que los franceses se preocuparon mucho, se presentía que podía repetirse algo que se estaba volviendo frecuente, el hecho de que al mostrarse los escarabajos desde muy temprano, los europeos harían lo imposible por destronarlos, antes de que llegara el terreno montañoso y relegarlos a puestos de los que sería muy difícil salir, así hicieran cualquier tipo de hazaña en su terreno predilecto, la montaña.
Hay muchas cosas para destacar en esta nueva salida del ciclismo nacional, pero que corren el riesgo de pasar inadvertidas por aquello de que la afición nacional ve estos triunfos tan seguidos como algo obvio: estuvieron en escena un equipo profesional y uno ameteur, algo muy ambicioso toda vez que demuestra lo que muy pocos países pueden hacer, exhibir una inagotable cantera de ciclistas con condiciones para ser astros. Se presentó el mínimo de deserciones; estuvieron los escarabajos como autores de primera línea en todas las etapas, incluso en las de contra reloj y las planas. Tal vez éste puede ser el mejor termómetro para medir los progresos de ciclismo nacional en pruebas por etapas.
Aparentemente fue un equipo sin pretensiones el que viajó a Francia ya que estaba conformado por ciclistas que están acostumbrados a ser los coequiperos de Lucho Herrera o Patrocinio Jiménez. Un ejemplo de ello es la emoción que exteriorizó Samuel Cabrera al sentir en el palco de los triunfadores esa emoción que le veía a su líder y no regaló el ramo de flores, sino que lo apretaba entre sus manos. Sin embargo, había algo que tranquilizaba al entrenador Raúl Mesa al final de la carrera, si Martín Ramírez no se dejó descontar los segundos que lo separaban del monstruo Bernard Hinault, en la carrera Dauphiné Liberé de 1984, no se los iba a dejar descontar de Monsieur Salomón, así fuera en una etapa contra reloj. Y las cosas le salieron a don Raúl, el hombre que más ha sentido los triunfos del "Ciclismo Grande de Colombia". El ha sido uno de sus forjadores.--