“Cinco palabras”, la charla técnica de Maturana antes de la final, según recuerda Juan Carlos Ramírez

Con la renuncia del Chiqui García y el regreso de Pacho Maturana a la selección Colombia, la crítica deportiva del país, especialmente la de Bogotá, lo asumió como un paso hacia atrás del fútbol colombiano. Y aquellos que más destilaban regionalismo en páginas y micrófonos, vaticinaban el apocalipsis con lo que no dudaron en bautizar como el regreso de la rosca paisa.

La rosca paisa. Ese apelativo que servía para justificar la convocatoria de jugadores, antioqueños lógicamente, cuando en otros lugares del país reclamaban un puesto en la selección para alguno de los jugadores de sus equipos. En los 90, jugadores como Barrabás Gómez (hermano del Bolillo Gómez), Jhon Jairo Tréllez, Víctor Hugo Aristizábal, fueron algunos de los más vapuleados a críticas por sus convocatorias al equipo nacional. Pero si de rosca se trata, el florero de Llorente que provocó el regreso de Pacho, fue la convocatoria que hizo el Chiqui García a su hijo Luis Alberto, en ese entonces un jugador del montón pero que era capitán de Santa Fe.

Aunque en el 2001 Aristizábal seguía activo, el jugador cuya convocatoria provocó que muchos se rasgaran las vestiduras fue un caso bien particular. Un paisa que sin jugar en Nacional, triunfó en una plaza donde pocos son los antioqueños que han triunfado. Juan Carlos Ramírez, tras vestir las camisetas del Envigado y el DIM, se hizo amo y señor del mediocampo del Junior de Barranquilla, donde hizo olvidar la huella que recientemente había dejado el uruguayo Héctor Gerardo Méndez, y después Jorge Bolaño. Dicen que nadie es profeta en su tierra, pero es que Juan Carlos Ramírez lo fue en una tierra donde los paisas la tienen difícil para ser profetas. Al menos en lo futbolístico.

Y si al país le sorprendió y cuestionó su nombre dentro de la lista de 23 jugadores convocados para hacer respetar la casa en la Copa América, la primera que se organizaba en el país, Ramírez se había enterado hace por lo menos un mes atrás, cuando la Federación Colombiana de Fútbol envió una notificación al Junior, “el bloqueo”, según recordó el futbolista en entrevista con SEMANA “En esos momentos hacía parte de la plantilla del Junior de Barranquilla, me sirvió mucho porque la primera ronda se hizo en Barranquilla, conocía el medio, y me sirvió para ganarme un puesto”.

Y es que Ramírez, uno de los más criticados de aquella convocatoria, decidió trabajar en silencio y ganarse ese puesto de tal manera que no hubo quién se lo arrebatara. El mediocampista antioqueño fue el único jugador de aquella plantilla que jugó todos los seis partidos de aquella Copa América.

“Había una parte que resistía que estuviera en la selección, pero con amor a esa camisa me gané la confianza del profe, de los compañeros y fui titular desde el primer minuto del primer partido hasta el último minuto de la final”, recordó Juan Carlos.

La camiseta que llevó en esa consagración, la número 6, aún la conserva junto a la medalla que se colgó el 29 de julio de 2001, cuando su nombre quedó grabado en la lista de 23 campeones, los únicos en la historia de la selección colombiana de fútbol.

De ese día, lo que más recuerda fue esa imagen del Campín vestido de amarillo cuando llegaron al estadio, antes del partido, luego de una curiosa charla técnica en el hotel, donde, según Ramírez, el profe Maturana, ese al que sus más enconados críticos calificaban de versero, solo dijo “cuatro o cinco palabras”, suficientes para motivar al plantel.

“Que saliéramos a disfrutar y darle una alegría a todo el país”, recuerda Ramírez. “En aquellos momentos que vivía el país, similares a los de hoy, salimos a darle esa alegría y llevarnos esa copa que incluso estuvo a punto de no realizarse”.

*Vea la entrevista a Juan Carlos Ramírez este domingo en Semana TV