TOUR DE FRANCIA
"Con mi familia vivíamos en arriendo, todos en una sola pieza": las lecciones de vida de Egan en su amada Zipaquirá
El campeón del Tour de Francia contó, en la plaza de los Comuneros, su historia de superación y tenacidad. Estas fueron sus frases más inspiradoras.
En el homenaje a Egan Bernal en Zipaquirá no se aparecieron los políticos. Ni los los lagartos. En el acto, tal y como se lo había soñado el campeón de Tour de Francia, estaba el pueblo que lo vio dar sus primeros pedalazos.
Egan, micrófono en mano, aprovechó para contar la historia de su niñez. Su mensaje iba dirigido a las familias humildes, que como la de él, nacen con todo en contra. Y a ellos les habló de los sueños que se hacen realidad.
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El ciclista contó que parte de su niñez la vivió en el barrio Bolívar de Zipaquirá, un sector “bonito pero con problemas”. Si alguien le hubiera dicho por aquellos años que algún día ganaría el Tour de Francia no lo habría creído.
Fotos de León Darío Peláez / SEMANA.
Por las dificultades económicas, Egan y sus padres debieron vivir en arriendo de barrio en barrio.
"Con mi familia vivíamos en arriendo, todos en una sola pieza". En esa época, Egan empezó a demostrar su talento y recibió el apoyo de varias personas que lo guiaron por un camino que de todos modos se percibía incierto.
Nacer siendo humilde y soñar: las lecciones de vida de Egan Bernal
Pero ni siquiera en ese momento el pequeño Egan sospechaba que podía alcanzar el logro más importante de la historia del deporte colombiano.
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Sus padres siempre creyeron en él y lucharon para lograr que su hijo tuviera una mejor vida e hicieron sacrificios que hoy rinden frutos.
“Mi mamá me dejaba listo el almuerzo y luego se iba a trabajar y echaba horas extras para que yo estuviera bien”, contó el ciclista.
Luego agregó: “Ese es mi mayor orgullo. Si nosotros pudimos muchos de los que están acá también pueden hacerlo”.
Egan dejó más lecciones en el ambiente: “Cuando niño soñaba con montar en bicicleta y la clave está en disfrutarlo. Todo con amor se puede lograr”.
Fotos de León Darío Peláez / SEMANA.
Por eso Egan no piensa en el futuro ni presta demasiada atención cuando la prensa española lo llama ‘El Messi del ciclismo’.
“Quiero seguir disfrutando de las cosas básicas de la vida: la familia, los amigos, tomarme un café con arepa, ser feliz con eso”, dijo.
Sin embargo, sigue teniendo ambiciones. Su deseo de victoria, aseguró, es como una droga.
“Si el otro año gano el segundo Tour de Francia, luego querré ganar el tercero y el cuarto y así. Solo tengo 22 años”, agregó el corredor al contestar una pregunta en la que mencionaban a Miguel Induraín, el español que logró el récord de 5 títulos en la ‘ronda gala’.
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El camino a Francia estuvo lleno de sacrificios. “En mi casa hacían comida pero yo no podía probar para llegar en óptimas condiciones”. Se tomaba un café con una arepa, salía a correr siete horas y aún así se aguantaba sin almorzar hasta la noche. Eso lo ponía de mal genio, reconoce.
Y es que Egan va al límite. Camilo Castiblanco, compañero de algunas andadas en ruta, cuenta que él hace un entrenamiento al que llaman Apocalipsis. Se trata de correr 200 kilómetros con más de 3.000 metros de elevación. Ahí lleva su cuerpo al máximo nivel de su resistencia.
Egan relató episodios de su vida en los que ha tenido que levantarse ante enormes dificultades. Este año sufrió una grave lesión a una semana del inicio del Giro de Italia.
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El colombiano se fracturó la clavícula y se perdió de la posibilidad de disputar su primera carrera grande como líder.
En una clínica de Andorra (España) y aún con un terrible dolor por la fractura, le preguntó a su entrenador:
-¿Cuánto falta para el Tour de Francia?
Xabier Artetxe, angustiado por la lesión, le dijo que no se preocupara en ese momento por eso.
Pero Egan insistió. Entonces su entrenador comenzó a mirar fechas en el celular. Juntos, sentados en una sala de urgencias, prepararon la estrategia para llegar al Tour de Francia, ese mismo que finalmente terminaron ganado.
Las clavícula de Egan ya tienen cicatrices sobre cicatrices por todas las caídas que sufrido. El año pasado se cayó de cara y perdió buena parte de su dentadura. Además se fracturó la mandíbula. En el borde de su labio aún se ve la cicatriz del duro golpe.
“Si te caes te tienes que levantar, así es en los momentos difíciles”.