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De vender dulces en la escuela al podio en el Giro de Italia: la historia de Daniel Martínez
El colombiano pasó de vender dulces en Soacha a ser uno de los grandes protagonistas del ciclismo, dejando en alto el nombre de Colombia.
Daniel Felipe Martínez Poveda está escribiendo con letras mayúsculas su nombre en el ciclismo tras la gran actuación en el Giro de Italia 2024. El nacido en Soacha, Cundinamarca, es el virtual subcampeón de la competencia, en la general está por detrás de Tadej Pogačar, un fuera de serie.
Martínez se convierte en el sexto colombiano en estar en el podio del Giro, aunque antes ya había tenido una gran actuación en esta competencia, fue en el año 2021 cuando terminó en la quinta posición, reflejo de que con el paso de los años el trabajo le ha ayudado a pulirse.
Desde 2024 corre para el equipo alemán Bora-Hansgrohe y hoy hace una gran actuación en Italia, hasta donde llegó tras el gran sacrificio que ha hecho a lo largo de su vida, pasó de vender dulces a estar en el podio de una de las tres grandes del ciclismo.
Martínez nació un 25 de abril de 1996 en el municipio de Soacha, Cundinamarca, pegado a la ciudad de Bogotá. Desde muy pequeño tenía muy en claro su objetivo: quería ser ciclista, dedicarse a las dos ruedas durante toda su vida.
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Lastimosamente su realidad no fue fácil, los recursos económicos de su familia no eran los mejores, por lo que se vio obligado a vender dulces en el colegio para ayudar a sus seres queridos. Siempre vio en Guillermo Martínez y Blanca Isabel Poveda, sus padres, dos modelos a seguir, lo sacaron adelante ganándose la vida como vendedores ambulantes, una realidad de miles de colombianos.
“Tenía que ayudarme para mis gastos, tenía que patrocinarme, vendía chicles, maní, caramelos, gaseosas y me iba bien. En la casa nosotros teníamos lo justo, aunque a veces faltaba algo, pero no la comida, eso nunca”, dijo en su momento.
Siempre se destacó como un buen estudiante, ocupaba los primeros lugares, pero siempre tuvo la bicicleta en la cabeza y luchó para conseguir su gran sueño. Así quedó reflejado durante su graduación de bachiller, en la cual no estuvo presente con sus compañeros, ya que se encontraba en Cartagena ganando la Vuelta del Futuro.
Pese a que se levantó de una zona muy difícil, pues algunas de las personas con las que estudió estaban involucradas en las drogas, sus papás siempre lo llevaron por el camino correcto, al igual que su hermano Jeison. De hecho, este último fue fundamental para su carrera y su vida, fue quien le prestó por primera vez la monareta, una reliquia de dos ruedas.
No solo siente amor por el ciclismo, el fútbol es otra de sus grandes pasiones y todavía la mantiene. Cuando era joven le gustaba jugar partidos como delantero, un mundo con el que finalmente se enamoró de Atlético Nacional, el destino le tenía preparada otra cosa.
En su momento, tal y como lo hizo en el colegio, Martínez tuvo que trabajar en una tienda de Soacha para ayudarle a su familia y conseguir dinero para sus cosas. Estas situaciones lo llevaron a aprender de la palabra “esfuerzo”, el mismo que hace en cada una de sus pedaleadas.
Martínez fue escalando poco a poco, cada peldaño lo ha ayudado a construir un mejor ser humano y deportista. En 2015 ganó el título de la montaña en la Ruta del Sur y ha logrado cinco medallas en los Nacionales de ruta, uno de sus mayores fuertes: han sido una de plata en 2018 y cuatro de oro (2019, 2022, 2022 y 2024).
En la edición 2020 del Tour de Francia ganó la etapa número 13 y, un año después, en el 2021, sería una pieza clave de Ineos para que su compatriota Egan Bernal ganara el Giro en 2021. Ahora, tres años después su sacrificio y esfuerzo lo llevan a asegurarse un podio en esta competición, algo que no hubiera logrado sin el acompañamiento de su familia, su mayor motivación, especialmente sus dos hijos.