Superación
Deportista con discapacidad visual rompe estigmas y recorre Colombia en bicicleta
Tras sufrir un accidente que lo dejó ciego, un deportista santandereano crea Travesía a Ciegas, un trayecto por toda Colombia en el que demuestra que no hay límites para cumplir los sueños. Esta es su historia.
“Los límites están en la mente”, esa es la frase que invade a Juan Gabriel Espinel y el eslogan y mensaje que quiere dejarles a los colombianos que lo van conociendo por redes sociales o mientras visita distintas ciudades y municipios en su recorrido Travesía a Ciegas.
Juan Gabriel Espinel, más conocido como ‘Laucha’, es santandereano, tiene 35 años y, tras perder la visión en un accidente hace casi 15 años, se convirtió en un deportista de alto rendimiento y amante de las aventuras. Su plan más reciente es viajar por toda Colombia montado en su bicicleta, en compañía de sus colegas que lo apoyan y acompañan en todo momento.
La historia de ‘Laucha’ comienza desde su infancia. Cuando apenas tenía dos años su mamá lo llevó a San Gil, Santander, y lo abandonó en una finca. Pasó por cinco familias, unas más queridas que otras. “Tuve buenos consejos, como también maltratos y humillaciones. Yo decía: ¿Por qué me pasa esto a mí? ¿Qué he hecho?”, comenta Espinel. Sus primeros años fueron tan duros como los de miles de infantes que desde pequeños tienen que luchar por vivir y salir adelante por su cuenta, en medio de un sinfín de adversidades.
A los 14 años conoció el deporte por medio de unos amigos. Se enteró de una maratón. Entrenó ocho días y se lanzó al ruedo en una competencia de 5 kilómetros y, sin buscarlo, ocupó la tercera casilla y se ganó 50 mil pesos, más de lo que se ganaba trabajando durante toda una semana. Allí comenzó su gusto por el deporte, su motivación.
Alternaba el deporte con sus trabajos. Laboró en todo tipo de quehaceres, desde manejar camiones hasta ser guía turístico. Pero lo que no sabía era que su vida iba a dar un giro de 180 grados al sufrir un accidente en uno de sus empleos.
El último destello de luz
El 31 de octubre de 2007, cuando Laucha tenía 22 años, sufrió un accidente mientras trabajaba en unas minas. Mientras manipulaba un explosivo, accidentalmente un compañero activó la detonación de la carga que impactó directamente en él. Estuvo en coma durante un mes y al despertar solo bastó con abrir los ojos para darse cuenta de que había quedado ciego.
“Yo no sabía qué hacer, fue muy duro afrontar esa realidad, era un nuevo comienzo. Yo no tenía familia, yo trabajaba independiente. Pero, gracias a Dios, la familia con la que vivía me ayudó hasta el día en el que pudiera hacer algo para tener algún sustento”, comentó.
Juan Gabriel es de esas personas que no se cae ante las adversidades de la vida. Sin ánimo de quedarse más tiempo postrado en una cama, encerrado en cuatro paredes, cogió un palo de escoba para guiarse y salió a la calle a dar una vuelta. “Yo tomé la decisión de salir y arriesgarme, sin ayuda de nadie, sabía que había dos opciones o dos panoramas, o me caigo o me pierdo, pero nada más”, cuenta. Sin contratiempo alguno llegó hasta donde un amigo, y luego de un par de días no había nadie que lo mantuviera quieto en casa.
Una nueva vida
“Comencé a hacer locuras, a intentar volver al deporte”, dijo. Ha participado en cuanta actividad deportiva se le cruza por el camino, inició con natación, fue a Juegos Paranacionales en 2015 en Ibagué y quedó tercero en la prueba de espalda; fue a torneos de ciclismo. Y en 2019 incursionó en triatlón, modalidad que lo llevó a ser campeón nacional en los Juegos Paranacionales de ese año en Cartagena de Indias.
Hoy en día mira al pasado solo para tomar impulso y sacar fortaleza. “Ya la gente me admira, ya soy importante para ellos por tantas locuras que he hecho. Pienso que todo lo que me pasó en mi niñez, las humillaciones, el sufrimiento, los golpes son cosas que me fortalecieron. La pérdida de la visión también fue un nuevo comienzo, yo digo que las cosas pasan por algo”, comentó.
Travesía a ciegas
“La vida es muy hermosa, muy bella. A veces las personas se echan para atrás porque las cosas no les salen como quieren. Siempre he dicho que si en la vida no hubiera obstáculos, sería muy aburrida”, afirma Laucha con mucho entusiasmo.
Hace mes y medio que Laucha y sus compañeros, entre ellos Martín Mancilla, amigo de infancia, iniciaron el proyecto de Travesía a Ciegas, un recorrido por toda Colombia en bicicleta. Al día de hoy llevan más de 2.100 kilómetros recorridos, el acumulado de su paso por Santander, Cesar, La Guajira, la costa Atlántica y Medellín, donde se encuentran actualmente.
“Lo que queremos nosotros con esta travesía es demostrar que no existen adversidades. Aun siendo ciego, disfruto la vida. Los límites están en la mente de cada quien, es levantarse y seguir o quedarse en el piso. También la idea es quitar ese estigma de que únicamente los ciegos son los que piden monedas. La vida es muy bonita y hay que disfrutarla”, cuenta Laucha.
Aún les falta pasar por Popayán, Pasto, la zona cafetera, Bogotá, Meta, Boyacá y Villa de Leyva, en donde definirán, según su estado físico, cómo y por dónde regresan a San Gil. “Faltan unos 3.000 kilómetros”, comenta Juan.
Para aquellos que se preguntan cómo monta un ciego en bicicleta, la respuesta es muy sencilla, pero difícil de imaginar. Lo hace solo en las rutas que conoce y con poco tráfico, siguiendo atentamente con su oído la campana que amarra a la bicicleta su guía; además, siempre va alguien detrás de él escoltándolo. Sin embargo, en esta nueva travesía, al ser un recorrido con más riesgos, viaja en una bicicleta doble.
“Le digo a mi compañero que yo voy a ir adelante, que ‘eche’ para atrás, pero no me deja manejar, no quiere”, cuenta entre risas.
Su vida la lleva bien, es un hombre decidido, fresco y con ganas de conocer el mundo a través de sus otros sentidos. “Mi compañero es quien me describe los paisajes y yo en mi mente los recreo y los siento por medio de mis sentidos. Siento todo por el aire, los aromas, los animales, el mar y sus olas, esa es la forma en la que la naturaleza habla”.
Para asumir este reto, Laucha y sus compañeros compraron cámaras, crearon cuentas en Facebook, Instagram y Twitter donde aparecen como @travesiaaciegas y cuentan cómo y por dónde van. Son en esas plataformas donde las personas que quieran apoyarlos pueden hacerlo.
Por ahora viven de las ventas de artículos deportivos que logran comercializar a sus seguidores, pero esperan recolectar más y recibir algún tipo de ayuda para, una vez terminada la vuelta a Colombia, pensar en hacer la vuelta a Sudamérica.