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Djokovic gana el Australian Open y empata en Grand Slam a Nadal: así quedó la lucha entre ambos
El serbio pasó por encima de Stefanos Tsitsipas para conseguir su décima corona en Melbourne.
El serbio Novak Djokovic ganó este domingo su décimo título del Abierto de Australia e igualó los 22 Grand Slam de Rafael Nadal tras derrotar en la final de Melbourne al griego Stefanos Tsitsipas por 6-3, 7-6 (7/4), 7-6 (7/5) en un partido que se tornó más sencillo de lo esperado. ‘Nole’ no pudo participar el año pasado tras ser deportado por su negativa a vacunarse contra la covid-19 y se cobró revancha con un nivel superlativo que demostró hasta el último juego.
El título también permitirá al serbio de 35 años desbancar del número uno de la clasificación ATP, al joven español Carlos Alcaraz, ausente de Australia por lesión.
Con esta nueva corona, Djokovic aumenta su palmarés en el primer grande del año, del que ya ha salido campeón en 10 ocasiones y donde recibe más apoyo de la gran colonia serbia que hay en Melbourne. Con 10 títulos ganados sobre la pista del Rod Laver Arena, está lejos de sus más inmediatos perseguidores, ya retirados, que son Roy Emerson y Roger Federer, ambos con 6 conquistas.
Ante un rival a priori más maduro y con ganas de revancha por la final de Roland Garros perdida en 2021, Djokovic se impuso desde el primer momento a Tsitsipas, que no conseguía hacer daño ni con su saque ni con sus golpeos. Además, en la primera situación de break en contra en la que se encontró, el griego cometió una doble falta que regaló una ventaja de 3-1 para el serbio que ya sería definitiva en el primer set.
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No fue hasta el segundo parcial que empezó a inquietar al serbio, imponiéndose en los peloteos con golpes más profundos y asegurando su saque. Aun así, Djokovic no se dejaba intimidar y con una velocidad de piernas que hacía olvidar los 11 años de diferencia entre ambos llegaba a múltiples pelotas y obligaba una y otra vez al su rival a seguir soltando ganadores y arriesgando para llevarse los puntos.
Después de salvar con solvencia su único punto de quiebre en contra, que también era de set, a Djokovic le bastó con aprovechar los errores del rival para llevarse el desempate con un saque abierto que Tsitsipas no pudo devolver.
Después de un intercambio de quiebres en los primeros juegos, la última manga se volvió a resolver en el tie-break, en el que ‘Nole’ marcó terreno desde el principio con un saque imposible de devolver y un revés ganador en paralelo. Se avanzó a 5-0 y, aunque el griego recortó distancias, Djokovic zanjó el campeonato con una derecha sobre la línea que Tsitsipas no pudo devolver dentro de la pista.
Una máquina de ganar
22 títulos de Grand Slam, 93 títulos en la ATP, 373 semanas y sumando como número uno del ranking... Nadie puede discutir el extraordinario palmarés de Novak Djokovic que, sin embargo, nunca ha gozado de un cariño a la altura.
Deportado hace un año de Australia por no estar vacunado contra el coronavirus, el serbio igualó los 22 grandes de Rafael Nadal con un regreso triunfal a su torneo favorito, empañado en parte por una nueva controversia, vinculada a su padre.
Y aunque que el serbio de 35 años lo tiene todo para ser un ídolo de masas: afable, respetuoso, disponible, gracioso, patriota, buen padre de familia, inteligente, culto, políglota... Se buscan razones objetivas para explicar el desamor del público, que a menudo le escamotea sus aplausos. Incluso, una minoría lo abucheó durante sus semifinales en este torneo, después de que su padre posara con unos aficionados con simbología a favor de Rusia.
¿Es quizás porque es demasiado mecánico? ¿Demasiado previsible? ¿Demasiado defensivo? ¿Sobreactúa mucho quizás? ¿O puede que sea percibido como arrogante? Puede ser, simplemente, que sea demasiado fuerte para el resto.
Tampoco ayudan la debilidad del público por el ya retirado Roger Federer ni la empatía por Rafael Nadal, sus dos principales rivales. A un periodista que le preguntó cómo se tomaba ser considerado el “malo” (a bad guy) en la persecución de Federer y Nadal, Djokovic respondió: “Yo no me considero el malo. Esa es su opinión”.
Con información de la AFP.