Entrevista
¿Dónde queda la casa que tiene en problemas a René Higuita? La maleza se apoderó del lujoso predio en Medellín
El exfutbolista asegura que incluso llegó a recibir amenazas y hasta le lanzaron una granada en medio del lío judicial por ese predio.
René Higuita es uno de los exfutbolistas colombianos más queridos en todo el país; su paso por diferentes instituciones del balompié nacional e internacional y su trayectoria en la Selección Colombia lo llevaron a ser un referente del arco, al punto de ser considerado como una de las leyendas del fútbol mundial, reconocimiento que logró gracias a sus atajadas y a jugadas míticas como el famoso escorpión.
Al margen de su carrera deportiva, Higuita también protagonizó algunos episodios que empañaron su imagen y por los que tuvo algunos problemas con las autoridades; su amistad con el jefe del Cartel de Medellín, Pablo Escobar, fue tal vez el más sonado y el que más problemas le trajo.
Sin embargo, por estos días, el propio René se ha encargado de revivir un episodio en el que él asegura ser víctima y que involucra una lujosa casa en el exclusivo sector de El Poblado, en Medellín; según el campeón de la Copa Libertadores en 1989, con Atlético Nacional, él es un tercero que actuó de buena fe en un negocio en el que un amigo suyo hizo una transacción para quedarse con el predio que aparentemente habría pertenecido a Gerardo Moncada Cuartas, socio de Escobar.
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¿Dónde queda la casa de René Higuita?
La Casa de René se encuentra en el exclusivo sector de El Poblado, en Medellín, y pagó por ella, en 1993, la suma de 33 millones de pesos; según se ha conocido y pese al deterioro que esta vivienda ha sufrido por el abandono, hoy en día el terreno está avaluado en más de 1.200 millones de pesos. El lote tiene un área de 1.253 metros cuadrados y cuenta con varios espacios que hoy por hoy están casi destruidos.
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— René Higuita (@higuitarene) July 11, 2023
Esta es la entrevista de René Higuita con Semana
SEMANA.: ¿Qué es lo que pasa con la propiedad?
René Higuita (R.H.): Quien no ha caído nunca, no tiene idea del esfuerzo que hay que hacer para levantarse. Lo digo porque en los noventa entregué dos apartamentos a un amigo y mi mano derecha. Tan de confianza era que lo designé padrino de mi hijo. Mi sueño era una casita con piscina, él nos la buscó e hizo el negocio. Estuvimos cuatro años allá y nos llegó una demanda argumentando que era un negocio ilícito entre la parte que me vende y nosotros. Hasta ahí llegó el sueño, quedé prácticamente en la calle y frustrado. Me levanté con las uñas, pero esperando una respuesta, aun defendiéndome, y no entiendo un problema que por poco me deja en la calle.
SEMANA: ¿Cómo así que quedarse sin nada?
R.H.: Tuve la inocencia de entregar dos apartamentos y la Fiscalía me señala por estafa, pero yo soy un tercero. Yo compro legalmente, pero a mí no me venden legal. Firmo todas las escrituras con toda la confianza. Entré en este proceso y ahí entendí lo que estaba pasando. Yo vivía en otro mundo, lo mío era el fútbol y pensar en el futuro de mi familia. Me amenazaron, me tiraron una granada y termino abandonando el predio para evitar problemas y dejar que la Fiscalía resuelva este lío. Compré una casa en Guarne y la logro pagar con los contratos en el fútbol y publicidades. Todo el mundo cree que esto es color de rosa, no saben las penurias por las que pasé. Quiero recuperar parte de lo que invertí.
SEMANA: ¿Qué penurias y cómo fue el episodio en el que le tiraron una granada?
R.H.: No sé quién fue, pero me tiraron una granada y en algún momento me dijeron que fue uno de los hijos de la señora que me estaba demandando y que era un paramilitar. Son rumores y no lo puedo confirmar. Fui al DAS y di mi declaración. Llegué de un viaje, la casa estaba llena de Ejército, me mandan a declarar y dije que no tenía amenazas. Sin embargo, todo termina con una conciliación. La demandante me pidió 500 millones, yo le dije que no porque le entregué dos apartamentos avaluados en 300 millones, que entonces me los pague. No llegamos a ningún acuerdo y a los ocho días me tiraron la granada.
SEMANA: ¿Qué pasa con ustedes y la casa?
R.H.: Yo la casa la tuve alquilada, ahí un señor montó un spa. Luego una señora tuvo unos abuelitos y ya cuando llega la demanda la señora tuvo amenazas y me deja la casa abandonada por miedo. Cuando volví no había puerta, pisos, ni alambrado. Me robaron todo. No sabía qué más hacer.
SEMANA: La Fiscalía dice que este predio es de Gerardo Moncada Cuartas, socio de Pablo Escobar. ¿Sabe algo?
R.H.: Sé lo mismo que todos. Ahora dicen que yo hice el negocio sabiendo eso. La Fiscalía es la que me informa que el predio era de los Moncada. Las preguntas jurídicas son para mi abogado o el amigo que hizo el negocio.
SEMANA: ¿Conoció a Gerardo Moncada?
R.H.: No, yo no lo conocí. He sido una persona que he reconocido mis equivocaciones y amigos. Yo en un momento fui a la Catedral y lo digo sin problema: si a uno le dan amor las personas que uno conoce, uno lo devuelve, Los futbolistas tenemos admiradores que nos quieren. Hay sensacionalismo y rumores. Cuando salí de la Catedral me preguntaron si soy amigo de Pablo Escobar, y dije que sí. Dios mío, resulta que todos lo habían negado. De ahí es donde empiezo a valorar y sentir lo que es un amigo y cuándo se necesita. Después cada uno paga por sus actos y acciones. Me quedaría fácil decir si conozco o no a los Moncada, pero no es así. A Pablo sí lo conocí, con Pablo estuve en la Catedral. Después dice uno: ¿qué tiene que ver Pablo en este proceso?
SEMANA: ¿A qué se refiere con respaldo? ¿Pablo lo respaldó a usted?
R.H.: No, es que cuando nosotros conocimos a Pablo era congresista. Luego lo llevan a la cárcel y todos conocen las otras actividades; entonces, quienes lo conocían empiezan a negarlo. Nosotros, que consideramos el valor de los amigos y lo reconocimos, nos tildaron de los mejores amigos.
SEMANA: ¿Siente que quieren asociar el negocio de la casa y decir que es ilícito por su amistad con Pablo Escobar?
R.H.: Yo me quedé callado mucho tiempo para que la Fiscalía empiece esa investigación para ver qué encuentra. Hay que tener cuidado con los rumores. Desviaban la atención de la amistad con Pablo a lo de la propiedad. Mucha gente me decía que esta casa me la dio Pablo y yo les decía: ¿y mis apartamentos que entregué?
SEMANA: ¿Su error estuvo en confiar en la persona que hizo el negocio?
R.H.: Yo no sé si es un error porque hasta el día de hoy yo no digo que actuó de mala fe mi amigo y padrino de mi hijo. Espero que en algún momento salga a hablar para explicar si conocía o no los antecedentes, si el negocio lo hizo sabiendo o no toda esta situación. En medio de mi ignorancia me pregunto: ¿por qué la ley no llamó a los Moncada para preguntarles? El negocio no se hizo con ellos, sino con alguien que al parecer era un testaferro.
SEMANA: ¿Nunca pidieron un certificado de libertad?
R.H.: Es que con quien se hizo el negocio parece que no era el propietario. Yo nunca entregué efectivo, sino unos apartamentos. Hay cosas que yo no entiendo, lo único que puedo decir es que soy un tercero de buena fe. Me demandan por ser el dueño de la casa, pago hasta el día de hoy impuestos y demás gastos. Lo único que quiero es recuperar mi casa, pagar deudas y que me quede alguna cosa.
SEMANA: ¿Cuánta plata ha perdido en todo este proceso?
R.H.: Pues más de 1.000 millones. La casa está avaluada en 1.200 millones de pesos.
SEMANA: ¿Más allá de recuperar plata, usted quiere recuperar su tranquilidad por tanto señalamiento tras su relación con Pablo?
R.H.: Sí, pero esos son rumores. Si yo tuviera algo no daría la cara, ya me hubieran juzgado por narcotráfico, lavado de dólares o lo que sea.
SEMANA: ¿Qué pasó con la persona que hizo el negocio?
R.H.: Estuvo muy enfermo, hablamos, pero después perdimos la comunicación. Yo no quiero pensar que él hizo las cosas de mala fe.
SEMANA: ¿Qué les quiere decir a la Fiscalía y a la SAE?
R.H.: Soy un tercero de buena fe y actué de esa manera. Ya demostré que no soy testaferro de nadie. Entregué mi patrimonio y quiero recuperarlo para cumplirles los sueños a mis nietos. Lo más triste es el tiempo, son más de 30 años peleando por esto. No tiene nada que ver el ser amigo de X o Y persona. Que cada cual responda por sus actos; si me van a juzgar por rumores, pues entonces estoy pagando injustamente esa amistad con Pablo Escobar y la voy a seguir pagando. Él pagó con la cárcel y la vida sus errores y sus actos.
SEMANA: Y a las personas que dudan de usted, ¿qué les dice?
R.H.: Que yo asumo mis responsabilidades. Si yo tuviera algo que ver, respondería. Si fuera narcotraficante o algo así, pues iría a la cárcel. Pero si soy inocente, que me lo reconozcan.