FÚTBOL

Paolo, el Guerrero peruano del que se debe cuidar Colombia

El delantero de la Selección Inca es el líder y máximo goleador del equipo inca. El hombre para referenciar en este partido definitivo.

7 de octubre de 2017
Paolo Guerrero

Las eliminatorias suramericanas se acercan a su final y la tensión va en aumento. Lo que está en juego son tres cupos directos y un repechaje al mundial que se jugará el próximo año en Rusia. Los contendores son siete selecciones con realidades completamente opuestas.

Por un lado, están aquellos combinados como Uruguay y Argentina que cargan con el peso de la historia y ven la clasificación mundialista como una obligación con su tradición futbolera y gloriosa historia.

Por el otro, están Colombia, Chile y Paraguay,  equipos que alternan sus clasificaciones a la máxima cita orbital y no gozan de ningún campeonato mundial en sus vitrinas. Llamativamente, solo uno de los aspirantes a representar a la Conmebol en tierras rusas no encaja en ninguno de estos grupos anteriormente señalados: Perú.

La selección inca tuvo su mejor etapa durante los setentas y principios de los ochentas, cuando logro consolidar un buen equipo y clasificar a tres mundiales (México 1970, Argentina 1978 y España 1982). Además, alzó la Copa América de 1975 después de vencer a Colombia en un tercer partido de desempate que se jugó en Caracas. Juan Carlos Oblitas, Hugo ‘Cholo” Sotil, Julio César Uribe y Teófilo Cubillas fueron, entre otros, los estandartes de la mejor generación del fútbol peruano.

Posteriormente, corrieron tiempos negros para el fútbol peruano. Desde su participación en España 82, en donde se despidió tras sufrir una goleada a manos de Polonia, Perú no volvió a figurar futbolísticamente y su mayor logro se limitó a ser animador de la Copa América. Hoy en día, son varias generaciones de peruanos que no saben lo que es ver a la Rojiblanca en un mundial.

Sin embargo, después de 35 años, una luz de esperanza se ha encendido. Actualmente, la selección peruana está en una posición en la que no se encontraba desde hace mucho tiempo y, contra todo pronóstico y a falta de una fecha para el fin de las eliminatorias, depende de sí misma para asegurarse un cupo en la Copa del Mundo.

A muchos se les podría atribuir el buen momento que vive el equipo, pero un nombre sobresale por encima del resto: José Paolo Guerrero Gonzáles. La gran estrella del conjunto inca y sobre quién la Selección Colombia deberá tomar precauciones extremas.

El delantero del Flamengo es el goleador del equipo en las eliminatorias con cinco tantos. Tiene un instinto goleador como pocos y asumiendo su apellido es un experto ‘guerreando’ en el área contraria gracias a su portento físico y excelsa técnica.

Nacido en el barrio limeño de Chorrillos hace 33 años, Paolo fue un joven valor salido de la cantera del Alianza Lima. Desde muy chico defendió los colores de la institución aliancista y se proyectaba como una promesa del fútbol nacional.  

El ímpetu con el que disputaba cada pelota, la sed de triunfo y su olfato goleador contribuyeron para que fuese ascendido al primer equipo. También fue tenido en cuenta en las convocatorias de los procesos juveniles de la Selección de su país.

Nunca llego a debutar y su patria se privaría del placer de verlo jugar su primer partido como profesional ya que un gigante del fútbol mundial planeaba comprar sus derechos. Y así fue. El Bayern Munchen apostó por Guerrero, quien con tan solo 18 años ya daba el salto a un fútbol tan competitivo como el alemán.

En sus primeros años con el equipo juvenil llamó la atención de sus entrenadores gracias a su gran promedio goleador. Sus condiciones eran innegables y la directiva del equipo bávaro se vio obligada a darle un espacio en la plantilla que disputaría la Bundesliga en la temporada 2005/2006.

Debutaría bajo las órdenes de Felix Magath, jugó catorce partidos, en los que logró cuatro anotaciones y terminó coronándose campeón. A pesar de eso, no pudo consolidarse porque, entre otras cosas, tuvo que pelear el puesto contra jugadores consagrados de la talla del holandés Roy Makaay.

A raíz de esto, decidió buscar nuevos aires y migró al norte. Su nuevo equipo sería el Hamburgo. Sí bien no era el mismo club mítico que ganó la Champions, sería el lugar ideal para que Paolo recibiera confianza y minutos, aspectos determinantes en el desarrollo de un delantero. No ganó ningún título, pero sus goles sirvieron para que su nombre llegase a ser conocido.

Prueba de ello es que, en el 2012, el Corinthians, lo buscó para reforzar el equipo que venía de ganar la Copa Libertadores y jugaría el Mundial de Clubes. La apuesta del Timao fue fructífera. En una noche de ensueño, Guerrero hizo trizas la defensa del Chelsea y con un cabezazo sentenció el 1 a 0 final. Corinthians campeón y el peruano estaba en boca de todo el mundo.

Lamentablemente, todo este progreso no desembocó positivamente en su selección. Eliminatoria tras eliminatoria, Perú era eliminado con varias fechas de antelación y poco sirvió que Paolo coincidiera con jugadores de la talla de Jefferson Farfán, Juan Vargas y Claudio Pizarro, quienes triunfaban en el fútbol de Europa sin poder consolidar un proyecto sólido en el combinado nacional.

Cuando Ricardo Gareca asumió la dirección de la Selección Peruana en 2015, pocos eran los optimistas. Se creía que el argentino no lograría buenos resultados y más cuando apostó por la renovación, excluyendo a futbolistas que eran habituales en las antiguas convocatorias. Al único que continúo teniendo en cuenta fue a Guerrero, lo convirtió en su bastión y le dio la cintilla de capitán.

La confianza depositada dió ganancias y, desde entonces, Paolo ha sido el líder de este grupo humano que hoy tiene a al Perú soñando con acabar más de tres décadas de sequía mundialista. El 9, que hoy defiende la camiseta del Flamengo, ha conseguido arrastrar consigo a un puñado de jóvenes que esperan dar el batacazo ante Colombia. “Es el partido más importante de mi vida”, dijo.