Entrevista
“Es una final que va a marcar mi vida”, Rafael Dudamel, director técnico del Bucaramanga, frente a partido histórico contra Santa Fe
El entrenador buscar la primera estrella para los santandereanos versus Santa Fe, el conjunto capitalino.
SEMANA.: Rafael Dudamel, técnico del Bucaramanga, ¿cómo está viviendo esta final?
Rafael Dudamel, técnico del Bucaramanga (R.D.): Bien, hay que disfrutarla dentro de la adrenlina, la tensión y ese sustito que produce, cuando el estómago se empieza a poner en ese estado de alerta. Pero, es normal porque tenemos una grandísima ilusión y responsabilidad y se vive. Nosotros en la alta competencia convivimos con esa tensión permanente. Un sustico sabroso.
SEMANA.: Son 27 años sin llegar a una final para Bucaramanga ¿qué le genera eso?
R.D.: Una gran responsabilidad, andas en la ciudad, vas al avión para venir a la final y ver esa multitud en las calles, es bello. En el camino, porsupuesto, hemos ido conociendo de todo lo que es la historia del equipo, los momentos de alegría que han sido pocos. Los momentos de frustración y tristeza. Ahí, comprendes porque la alegría y euforia de la hinchada y la ciudad entera. Hoy el fútbol lo vive y disfruta desde el bebé de dos años, niños de brazos, señores o señoras mayores. Hemos ido comprendiendo porqué estamos tan ilusionados. Eso nos gusta, el proceso ha sido bonito y muy rápido y eso tiene una sola razón, un solo motivo la calidad de nuestros jugadores.
Lo más leído
SEMANA.: Usted le da el crédito a los jugadores, ¿y el suyo?
R.D.: Pero yo no juego, somos unos facilitadores para que ellos tengan una idea del cómo, pero el que lo desarrolla es el jugador, se han identificado con la ciudad, el equipo, los objetivos. Han entendido el camino, cómo lograrlo y han puesto lo más importante que es su talento, esfuerzo, constancia, la ambición e ilusión que les hemos despertado entrenador, cuerpo técnico, directivo.
SEMANA.: Los jugadores dicen que usted es un papá para ellos.
R.D.: Yo trato a mis futbolistas como me gustó que me trataran a mí. Uno entra a la cancha con un talento inhato que te ha dado Dios y el descubrirlo nos hace en muchas ocasiones trabajar y hacer un estilo de vida de lo que nos gusta y lo hacemos con pasión. Haces como el gestor del recurso humano para hacerlos feliz, que lo sienta o se identifique y que la persona se siente tranquila. Uno va creciendo, tengo 51 años, soy más flexible en mis normas de convivencia que antes le llamaba reglamento disciplinario. Vamos evolucionando en el camino que nos desarrollemos. Cada día me conecto más con mis futbolistas. Eso me hace disfrutarlo mucho más. Tengo a mi esposa Carolina, que ha sido la primera defensora de mis jugadores, porque desde mi exigencia, la disciplina, las normas, me ha llevado y enseñado a conectar con ellos. Yo fui un jugador que no necesitó de la palmadita para exigirme y trabajar. Era de mi casa al entrenamiento. El carácter me llevaba a ser muy autónomo y no necesitaba del impulso de un psicólogo, era muy silvestre y hoy hay muchas más herramientas. Le tenía desconfianza a la palmadita en la espalda, porque casi siempre terminabas en el banco. Todas esas experiencias las quise trasladar como entrenador. Era radical e inflexible al principio, vamos evolucionando para que estén en momentos como el acimiento de sus hijos, cuando les sale el diente, la fiebre.
SEMANA.: Fabián Sambueza dice que él es le hermano mayor, ¿cómo estableció eso?
R.D.: Todos los jugadores conviven bajo unas mismas normas, pero no todos los jugadores pueden ser tratados igual. No es la primera vez que lo escuchan, ni yo lo estoy inventando. Hay jerarquías que las marca la edad y el recorrido, los pergaminos de la carrera, todos tratados como seres humanos y teniendo la importancia de acuerdo a las jerarquías, los roles de ascendencia sobre el grupo. Cómo se organizan en una mesa, en las habitaciones. Hay futbolistas que hacen mejores a otros, el caso de Fabián, Quintana, Fabri, Mena, Hinestroza y así una columna vertebral de la que tanto se habla en el fútbol para darte estabilidad en el campo, fuera de la cancha también ocupan un papel importante en la dirección del equipo. Fabián es el hermano mayor del plantel. Y cuando tú le otrogas y le respetas la autogestión del grupo, ese espacio es maravilloso. Este es el grupo en el que yo menos he tenido que intervenir en la solución de problemas. Porque hay una gran autogestión de equipo. El camerino es de ellos. Recuerdo que en el Deportivo Cali de 2021, mi primera conversación fue con Teófilo Gutiérrez y acá con Mena, Henao y Fabri: “el camerino es de ustedes y la cancha es mía”, les dije. Es el espacio de ellos, para los egos, y que convivan con el éxito, porque los preparamos para el triunfo pero no para que convivan con el éxito.
SEMANA.: ¿Por qué llega a Bucaramanga? Un equipo que cambiaba y cambiaba de entrenador.
R.D.: Primero, por la ciudad bonita. No la conocía bien. Pero tiene una gastronomía espectácular, los parques, iglesias. da gusto vivir, da tranquilidad y eso para mí vale oro, poder establecerse tan rápido en un espacio no es sencillo. Desde un primer momento todo ha sido muy fácil porque nuestra llegada generó mucha expectativa en los jugadores, nosotros como cuerpo técnico. Veníamos de un mal último semestre o último año. La gente no se quedó en eso reciente sino que valoró mucho lo que a lo largo de nuestra carrera habíamos logrado y trabajado. Nos dieron tiempo, espacio, nos brindaron calor humanos para ir por todo lado la tranquilidad.
SEMANA.: ¿Es verdad que los jugadores se aprendieron el himno de Bucaramanga, así no sean santandereanos?
R.D.: Sí, pero no fue idea mía, sino del presidente. Él vio como tarareábamos el himno. Con una letra divina, de lucha y puso en la tarea como buen padre y líder que es, de imprimir, cortas las dos primeras estrofas del himno. Me las entregó y las repartí en su nombre a todo el plantel y a los dos o tres días, estábamos cantando esas primeras estrofas. Además del orgullo que siente la gente por su himno y región, Santandereanos que se respete no permite que se vea por encima del hombro, se siente orgulloso de ser una de las cinco princiaples ciudades del país. Al momento del hincha darse cuenta que sus jugadores lo estaban cantando, cada vez que suena el himno en el Alfonso López es una cosa que te hace vibrar y emocionar. Te hace un nudo en la garganta y hasta las lágrimas aparecen.
SEMANA.: ¿Que considera que tiene su trabajo de diferente para haber llegado a finales con Deportivo Cali y Buccaramanga en tan corto tiempo?
R.D.: Para poder contarte del por qué, tengo que ir a mis 16 años. Yo viajaba en los autobuses de la Universidad de los Andes. En el año que debuté, por allá en el 89 y 90 y los compañeros extranjeros que tenía eran colombianos: Carlos Cañón, ´motorcito´ Hernández y muchísimos más y eran 12 o 15 horas de ida y regreso. Escuchábamos vallenato de ida y vuelta y empecé desde muy joven a relacionarme con el jugador colombiano. Mis técnicos, muchos de nacionalidad colombiana. Le escribí una carta a mi gran maestro y mentor Pacho maturana: “cuando apenas yo crecía, usted triunfaba”. Mi primer partido como juvenil fue contra la escuela Carlos Sarmiento Lora. Con la selección adulta fue contra Colombia en el Campín. Hay muchas cosas en mi vida que me han vinculado con Colombia. Crecí admirando a Higuita, Valderrama, crecí viendo a Colombia y aquí hice gran parte de mi carrera. Mi segunda esposa es colombiana, una hermosa caleña, arquitecta y ese hijo deseado varón es colombiano y a falta de uno, tengo tres; Rafael, Salvador y Salomón. Conocer la idiosincracia, país, costumbres que son muy similares y ahí entiendes porque el fútbol colombiano es el zapato que mejor me calza.
SEMANA.: ¿Es verdad que tuvo la posibilidad de dirigir a Santa Fe?
R.D..: En el 2010 cuando me retiré, vine con el presidnete de Estudiantes de Mérida a visitar Santa Fe y Cali. Los espacios donde hice vida y carrera. César Pastrana le dijo al presidente del equipo “¿qué jugadores se quiere llevar? y me deja a Rafa”, en son de broma. En el 2017 estábamos jugando en Korea donde la vinotinto sub 20 fue subcampeona del mundo contra Inglaterra y antes de jugar la final, llega el jefe de prensa a la habitación y me dice, te está llamando el doctor Pastrana. Yo dije “¿en qué lío me metí ahora?, me imaginé que era el presidente” (risas) pero cuando supe que era el de Santa Fe, respiré. Me dijo que quería hablar conmigo porque le encantaba pensar que fuera el DT de Santa Fe. Pero le dije, “presidente, ni siquiera quiero escucharle la propuesta porque puedo tomar una decisión equivacada, muchas gracias pero usted sabe que ese es uno de los grandes desesos de mi vida”. Viví en Santa Fe años muy lindos, aúnque llegamos a tener cinco meses sin cobrar fueron años muy bonitos. Sobretodo lo que más recuerdo y valoro es que fue el lugar donde pude consolidar mi carrera internacional, tras mi paso por Huila. Uno tiene que entender lo que es jugar en la capital y no es lo mismo, tiene una dimensión distinta. Fueron años muy lindos, un momento con mayor formalidad cuando recibí la llamada.
SEMANA.: ¿Tiene esa deuda pendiente?
R.D.: Sin duda que hay ese deseo y sentimiento pero la carrera te va marcando la vida, los años te van marcando los momentos oportunos, los lugares adecuados. Hoy, viviendo este gran presente con el Atlético Bucaramanga, no tengo oídos para estar distraído.
SEMANA.: ¿Su contrato va hasta cuándo?
R.D.: Nuestro contrato inicialmente estaba por todo el año 2024, con una cláusula de renovación automática entrando a uno de lso dos cuadrangulares, el apertura o clausura y tengo la opción de poder hacerla viable en un tercer semestre.
SEMANA.: ¿Un gol alcanzará?
R.D.: Imagina la final soñada es que termine por tres o cuatro goles. Sería lo más hermoso pero es muy dificil hacer un gol y estás enfrentando el equipo menos vencido del torneo. Pareciera que un gol es corto, pero cuando analizas lo demás, el contenido es como quieras ver el vaso. Yo lo veo siempre medio lleno. No solo por lo que ha sucedido a lo largo de este semestre y las credenciales del equipo, siono como están los jugadores y duermo tranquilo. El equipo vive con naturalidad, no quiere decir que no tengamos emoción o tensión. Pero lo llevamos con una naturalidad espectacular. Tras ganar 1 a 0, entré en el camerino a darles las palabras de felicitaciones. Los vi sentados y tranquilos, les dije que no dejaban de sorprenderme y que cada día me enamoraban más.
SEMANA.: ¿Qué le dice a aquelllos que lo tildan de defensivo?
R.D.: Ningún sistema es más ofensivo o defensivo que otro. Que te permita defenderte mejor, es otra cosa.
SEMANA. ¿Cree que los procesos largos como el de Alberto Gamero en Millonarios tienen más valor que un técnico que sale campeón en seis meses?
R.D.: Para el profe Gamero, mi cariño y admiración y para todos mis colegas. Ho hay una única forma de ganar, ni un solo camino. Todas las realidades de todos los equipos son distintas. Partiendo del plan. Me encanta la palabra proyecto, pero no soy el que anda con un librito debajo del brazo vendiendo un proyecto. Hay un plan que se establece, desde el club, desde los dirigentes: ¿qué quieren? ¿en cuánto lo quieren? algunas veces más inmediato, otras, a largo plazo. Cuenta todo: la historia, la obligación, la capacidad, el músculo económico. Entonces las comparaciones son odiosas. Lo que ha hecho Atlético Bucaramanga en seis meses y se lo he dicho al presidente, no es lo normal del fútbol. Hay que consolidar un equipo ganador, pero son 19 equipos, y solo gana uno. Hay que crecer incluso en logística de concentración, viajes. Me lo dijo Maturana: “Tienes que tener la capacidad de hacer a un arquero, defensa o delantero pero también a un dirigente”. Ha sido parte de un proceso y por eso me enamoro tanto de mi equipo, porque es dificil crecer en medio del triunfo. Porque muchas veces eso te empaña la vista.
SEMANA.: ¿Qué piensa de la sanción al Alfonso López por la invasión de los hinchas?
R.D.: Estoy a puertas de jugar una final y quizás mi opinión puede herir susceptibilidades, yo preferiría no hacerlo. Ha sido incorrecto, no aplaudo el que nuestros fanáticos se hayan tirado a la cancha. Hubo una emoción, una felicidad que se desbordó. Hubo personas que estaban en un lugar indebido, pero esas son situaciones que tiene que atender la parte administrativa. Yo creo que el entrenador no tiene que estar peleándose por conseguir una cancha, por dar opiniones en decisiones donde yo no tengo injerencia y que mis opiniones, más allá de levantar una controversia, no van a cambiar una decisión final. Además tenemos un presidente, el doctor Jaime Elías, que es un hombre muy conocedor de la materia, como maravilloso abogado, que es, que se va a encargar de poder sustentar y defender una causa que es Atlético Bucaramanga. Comprendo, pero no comparto el que nuestros hinchas de manera desbordada, hayan saltado la cancha, pero no le hicieron daño a nadie, ya había terminado el partido. Hemos vivido en otras plazas en medio del partido situaciones más graves.
SEMANA.: El Estadio Alfonso López pasará a llamarse José Américo Montanini, ¿cómo le parece eso?
R.D.: Me parece genial, porque además es un hombre que marcó una historia en los futbolístico. Yo siempre digo, me gustaría que me recordaran con el 1% de Montanini y estoy lejos de poder hacerlo, porque he ido conociendo la historia de él para entender el amor por él y porque es el máximo ídolo y era un hombre diferente. Compartí un café y desayuno con sus hijas y al ver sus fotos, era un caballero. Admirado por sus compañeros, no solo porque hacía goles, sino lo que representaba para el equipo. Que pueda llevar ese nombre, es lo más correcto que puede pasar.
SEMANA.: ¿Esta es la final más importante de su carrera?
R.D.: Es que es comparar una con otra. Es una final que va a marcar mi vida, nuestra historia y porsupuesto que tiene un valor agregado y diferente a las anteriores. Por la historia, por la gente, por el agradecimiento que tengo a Bucaramanga, pues sé lo que significa para la región y mi mensaje para nuestra hinchada, para la ciudad, siempre va a ser decirles, muchas gracias, porque nos han acompañado siempre, en cada partido, porque han creído en nosotros. No se han subido al bus del triunfo, nos han acompañado a construir este gran logro.