drama
Esta es la trágica historia de Ander Salas, un colombiano de 22 años que hizo un gol en México, lo celebró y lo golpearon hasta dejarlo en coma
El futbolista colombiano Ander Salas está en coma en un hospital de México porque a sus rivales les molestó su celebración de un gol y lo golpearon hasta dejarlo inconsciente. Este guajiro lucha por sobrevivir.
“Aquí está un joven llamado Ander Salas y está en coma”, dijo una voz al otro lado de la línea a Ana Jackeline Salas. No entendía nada. La última vez que había hablado con su hijo de 22 años lo notó motivado porque estaba jugando en un torneo de fútbol 7 y brillando con sus goles en un equipo de tercera división.
Los sueños de Ander corren detrás de una pelota, la misma que terminó el pasado 6 de septiembre al fondo de la red en el segundo juego del campeonato en disputa. La celebración la quiso hacer con sello colombiano, según relata su mamá a SEMANA, con una alegría particular que molestó a sus rivales. “Se fueron contra él más de cinco jóvenes, lo golpearon brutalmente, hasta que cayó al piso y quedó en coma”.
Con poca información, Jackeline emprendió el viaje a Bogotá, desde Mesetas, Meta. Ese 7 de septiembre, a su celular empezaron a llegar los mensajes que contenían el video de la golpiza despiadada e información de lo que sabían algunos compañeros de su hijo y el administrador de la clínica. “Me empezaron a pasar reportes. Me decían que estaba muy delicado, que no había reaccionado como se quisiera”.
A Bogotá llegó sin dinero, pero con toda la fe de conseguir un tiquete de avión. Desde México, un amigo de su hijo se ofreció a apoyarla con algunos de los gastos; sin embargo, solo hasta el 12 de septiembre reunió los 3 millones de pesos para viajar. “Para una madre es muy duro ver cómo su hijo se debate entre la vida y la muerte en otro país”. Para conseguir el pasaporte tuvo que pagar 40.000 pesos para pedir la cita.
Tendencias
El 11 de septiembre fue uno de los días críticos de la lucha de Ander en el Centro Médico Quirúrgico Santo Niño de Atocha. Requería un examen de urgencia con autorización de uno de sus padres y no se pudo realizar. “Necesito verlo, abrazarlo, agilizar los trámites. Cada minuto cuenta por la vida de mi hijo”, dice Jackeline a SEMANA.
Su afán también está motivado por las ganas de hacer justicia. Según relata, los agresores de su hijo están plenamente identificados y libres porque no hay una denuncia contra ellos. Del consulado le facilitaron un abogado para llegar hasta las últimas consecuencias. “Todavía no hay un proceso, saben dónde están, pero tengo que llegar a poner la denuncia”.
De fútbol entiende poco, de humanidad sabe de sobra porque es una mujer que trabaja por su comunidad. “Qué tristeza ver que los jóvenes actúan así por un simple partido de fútbol, es increíble que nos tratemos de esa manera”.
Después de casi 12 horas en el aeropuerto y tras seis días de lo sucedido a Ander, Jackeline consiguió el tiquete de avión con destino al país azteca.
22 años de sueños en el fútbol
“Su meta es jugar en el Real Madrid, desde pequeñito me lo decía”, relata su madre.
Ander Salas se fue hace cinco años a México para buscar la oportunidad que en Colombia nunca encontró y que en Venezuela no alcanzó. “Aquí tocamos puertas; en el municipio donde vivimos lo vio un profesor y se lo llevó a ese país”.
Ander, que nació en la tierra de Luis Díaz, no solo aspira a jugar fútbol. Con esfuerzos extras, como trabajar en una tienda de ropa, se costea los estudios de odontología.
Jackeline partió a México a las 7:30 de la noche del 12 de septiembre, orando cada minuto y pidiéndole a Dios que al aterrizar no se encontrara con la peor de las noticias.
Cuando llegó a Ciudad de México, viajó otros 33 kilómetros hasta el estado donde su hijo estaba postrado en una cama, conectado a implementos médicos que monitorean constantemente su cerebro. Al cierre de esta edición, Ander seguía avanzando en su recuperación. “Mi hijo sigue mejorando; gracias a Dios, está estable.”
Así como gambeteó en las canchas, este joven futbolista quiere hacerle el quite a la muerte, la que irónicamente está viendo al luchar por su sueño: jugar fútbol. Vea el video de esta historia en Semana.com