Deportes
“Estoy donde estoy porque soy buena, no porque soy mujer”, Andrea Guerrero
La periodista deportiva habla en SEMANA sobre su carrera, su maternidad, los logros profesionales y hasta su lado político.
Andrea Guerrero se confiesa en SEMANA. La periodista deportiva es hoy gerente de Deportes del canal RCN. Empezó como practicante, luego fue productora, pasó por planta baja, además de ser reportera y presentadora. Es mamá enamorada y un poco miedosa. Les teme a los viajes en avión y tiene una pasión escondida: la política.
Sueña con un país en el que la educación y el deporte vayan de la mano. No le gusta victimizarse, aunque se cansó de los ataques en redes sociales. Se prepara constantemente, ha sido compañera en cursos de fútbol de Alberto Gamero y entrevistado a grandes como Messi o Pep Guardiola. Es una de las mujeres más respetadas del gremio, a la que le encanta darles oportunidades a las periodistas de la nueva generación.
SEMANA: ¿cómo logró ser una de las periodistas deportivas más exitosas?
Andrea Guerrero (A. G.): tuve una enorme ventaja y fue la oportunidad. Creo que hay muchas mujeres talentosas, disciplinadas, que perfectamente podrían triunfar en el periodismo deportivo o en la profesión que elijan, pero la oportunidad que me dio miedo RCN Radio y TV marcó toda la diferencia y creo que eso determina hasta dónde puede llegar uno. Me he sentido apoyada siempre en un canal y en una organización que le ha apostado a la mujer en el ámbito periodístico y directivo.
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SEMANA: ¿cómo llegó a RCN?
A. G.: yo llegué a RCN Radio referenciada por el vicepresidente de Talento Humano Agustín Ramírez y le pedí que me dejara hacer las prácticas, pero yo estaba en segundo semestre de la universidad estudiando Comunicación Social y Periodismo. Tenía mucho tiempo libre y quería trabajar. Por estar en segundo semestre, no podía ser contratada como practicante, así que estuve una semana trabajando como productora internacional con Claudia Gurisatti y después de esta semana de verme trabajar coincidió con que renunció un periodista y me contrataron. Ahí empecé mi carrera, en el año 2005 en RCN Radio y después, pues me llamaron a casting a RCN Televisión y empecé a hacer las dos cosas.
SEMANA: es hoy la jefe. ¿Cómo le ha ido en ese rol?
A. G.: yo era productora internacional y algún día tuve una conversación con Claudia donde ella me preguntaba qué era lo que más me gustaba en la vida y yo le respondí que la política y los deportes; y me dijo: ‘¿Y entre las dos cosas?’, y le dije: los deportes, pues crecí en un equipo de fútbol por cuenta de mi papá. Entonces, ella me dijo: ‘El periodismo es una vocación y tienes que hacer lo que más disfrutes en la vida’.
Me acordé de la frase de mis papás cuando me dijeron: ‘Elige lo que quieres hacer y no lo que quieres ser, porque es la única manera de disfrutar el camino’. Decidí dejar todos los prejuicios viniendo de la casa de un directivo de fútbol frente a la prensa y empecé a hacer periodismo deportivo, Claudia me dio la oportunidad. Después me dan un programa en Antena 2 que se llama Fanáticas por el fútbol y al tiempo empecé ese crecimiento en RCN Radio, haciendo los deportes en todas las emisoras y me llaman para un casting para hacer Fútbolmanía.
Debuté en un clásico a puerta cerrada entre Santa Fe y Millonarios. A partir de ese momento ,empecé a hacer el trabajo que más he disfrutado en mi vida que fueron los 11 años de planta. Apostándole a mi vida profesional y dejando más a un lado mi vida personal.
Carlos Antonio fue mi gran maestro en el periodismo deportivo, con quien he podido contar a lo largo de mi carrera y empezaron a abrirse las posibilidades y cuando estaba Álvaro García me llamaron a hacer un reemplazo y presenté el primer noticiero en 2008. Siempre he sido muy inquieta, no quería dejar de prepararme.
Considero que la competencia está todo el tiempo y fue cuando el canal me apoyó para hacer la maestría en Dirección de Marketing; ahí empezó esa carrera en el lado directivo, al frente de los deportes del canal. Hoy soy gerente de deportes del canal.
Voy a estudiar en el instituto de empresas Madrid semipresencial, voy a estudiar advanced management en el Instituto de Empresa IE, porque creo que el proceso de formación no se puede quedar acá y creo que son los caminos a los que les quiero apuntar. Hice una maestría en Dirección de Marketing y Gestión Comercial, hice un curso en la pandemia que dictó Lucas González, estudié con Gamero, Rivera y un montón de técnicos que se estaban preparando.
SEMANA: ¿quiénes fueron sus referentes?
A. G.: Liliana Salazar fue muy importante para mí. Cuando estuve al aire en el primer noticiero, me ayudó con el libreto y me dijo algo que no se me va a olvidar: ‘Ya te subiste acá, no te dejes bajar nunca’.
Nosotros, en el periodismo deportivo, contrario a lo que muchos creen, hemos sido muy solidarias siempre. Existe una competencia sana y apenas natural. Estamos estigmatizadas como mujeres, pero finalmente nos apoyamos y existe esa sorororidad.
Liliana me marcó haciendo planta baja en ese título de la Copa Libertadores con el Once Caldas, la vi tan feliz y me contagió, que nunca se me salió de la cabeza verla entrevistando, mejor dicho dando codo, me inspiró mucho ella. Todos creían que iba a haber tensión entre nosotras, pero ha sido fantástico.
Otra mujer inspiración fue Olga Lucía Barona.
SEMANA: mencionó a Carlos Antonio Vélez, a quién además tuvo como suegro, ¿qué es lo mejor que le ha enseñado?
A. G.: la profesión me ha dado regalos espectáculares. Como ese papá profesional que ha sido Carlos para mí. Mi consejero, el hombre más estricto, lejos de ser un comité de aplausos. Es formador y le gusta darles oportunidad a los jóvenes. Me formó, lo respeto plenamente, lo oigo todos los días, mi hija lo adora a él y su esposa.
Lo conozco frente al micrófono y fuera también, y es muy valioso de las dos maneras. Ha sido tremendamente influyente en mi carrera. Es leal como pocos. Es el comentarista más importante del país. Es el primero que llega, el que más se prepara, no para de estudiar. Lo admiro profundamente.
SEMANA: ¿cuál ha sido la entrevista más satisfactoria y la más dificil?
A. G.: la de mayor satisfacción fue el día que logré hablar con Lionel Messi. Soñaba con conocerlo y Fard Mondragón me cumplió el sueño. No pude hablar con él porque temblaba y lloraba, y Messi no entendía qué era lo que estaba pasando.
Luego vino a Colombia al amistoso, que eran los amigos de Messi. Yo estaba haciendo la planta baja y acceder a él es demasiado complejo, pero él se acordó y me dejó pasar, ahí lo pude entrevistar y creo que es una de las entrevistas con mayor satisfacción, no por el contenido como tal de la entrevista, porque si yo pudiera retroceder el tiempo aprovecharía al máximo esta entrevista, como cuando pude compartir con Guardiola.
También las entrevistas en los mundiales con los jugadores de la selección. La de James hace poco era difícil porque es un ídolo, de los pocos que hoy dividen en el país. Me sentí muy bien con el resultado de la entrevista y con que no perdí mi esencia ni mi estilo a la hora de conversar con él.
SEMANA: ¿cuántos mundiales cubiertos?
A. G.: Sudáfrica 2010, después hice Brasil 2014 que fue muy dificil, Rusia 2018, mundial de Colombia Sub 20, el Mundial Femenino de Alemania 2011, Qatar y me faltan Juegos Olímpicos.
SEMANA: ¿por qué Brasil fue difícil?
A. G.: porque fui con 12 semanas de embarazo de Luna, asumiendo una responsabilidad en ese momento compartida, pero que en el fondo tomé yo. Esa fue la primera vez que me enfrenté a un matoneo digital. Ahí nadie sabía que yo estaba embarazada. Fui acusada de estar borracha al aire, que es un estigma que cargo aún, y cada vez que me lo mencionan, es difícil para mí porque me recuerda cómo estuvo la vida de mi hija en riesgo, porque yo terminé sangrando. Estuve diez días acostada por el riesgo que representaba la situación.
SEMANA: ¿qué pasó en realidad?
A. G.: yo llegué a Brasil embarazada y nadie sabía, excepto mis jefes, el camarógrafo y Ricardo Henao. Las jornadas de trabajo en un mundial son agotadoras, son 18 horas y sobre todo cuando el horario está muy cercano al de nuestro país, pues creo que el margen es muy corto para poder tener tiempo para uno.
Yo vivía con mucho sueño, pero además tenía un agotamiento muy particular, y fueron los únicos síntomas. Después de haber ganado el tercer partido de la primera ronda, estaba en una terraza donde compartíamos con la gente de DIRECTV, un lugar para salir al aire, y yo me recosté en una las colchonetas del gimnasio y levanté las piernas. Allí hacíamos Muy buenos días, transmisión y demás.
Estaba muy sensible, lloraba por todo, me daba mal genio todo. Habíamos trasnochado mucho el día anterior. Fuimos a Muy buenos días, había grupo vallenato y un montón de cosas, y yo sentí que tuve que exigirme mucho, mostrarme como si estuviera más contenta. Empecé a sentirme muy mareada. Quise seguirle la cuerda a Ricardo, reírme, mover los hombros en la onda de que estábamos felices por Colombia, pero estaba muy cansada y me quería ir a dormir.
El video de cuatro horas de transmisión fue editado y ahí empezó el matoneo, entonces me decían que yo estaba borracha. Gabriel Reyes era el presidente del canal, él sabía y recibí su apoyo y el de todo el canal. Mis amigos allá saben que no tengo gusto por el trago, pero sí me preguntaron qué me pasaba. Ahí tuve que decir que estaba embarazada.
Pensé mucho si salir al aire y contar que estaba embarazada, pero no quería usar a mi bebé para defenderme de una situación. Lo llevé sola, Jota Mario [Valencia], quien era muy cercano a mí, lo sabía. Él supo que yo estaba muy afectada y salió al aire a pedir respeto. En el partido de Uruguay, me llegaban mensajes con muchas cosas feas. Cuando termina el partido, después de ese gol de James e íbamos al aire, le dije a Ricardo que tenía que ir al baño. Ahí me di cuenta de que estaba sangrando y empezó todo ese ese martirio para mí en el mundial, de culparme de por qué estaba allá, de poder llamar Alejandro en ese momento y tuvo que viajar a Brasil a acompañarme.
El médico me indicó que era lo que tenía que hacer. No me podía levantar de la cama. Es fácil decir no le ponga atención´´, pero cuando está la reputación de una persona de por medio y en medio de esa sensibilidad, fue un episodio demasiado fuerte.
SEMANA: ¿cómo es eso de que Luna estuvo en riesgo?
A. G.: sí, estuvo en riesgo en ese momento porque, además, tenía la placenta baja. Había mucha gente en Brasil y cuando ganaba Colombia era la saltadera al aire para un lado, para el otro y yo tenía mucha angustia. Entonces yo no disfruté. Contra Brasil estaba demasiado emocionada, pensando que haríamos historia y empecé a sufrir mucho en el partido y empecé a sentir cólicos. Me salí y me devolví para Colombia, no me quedé hasta el final.
SEMANA: ¿ese capítulo partió su historia del periodismo en dos?
A. G.: Brasil me me generó eso, pero sobre todo el ruido como para la gente que está en las redes sociales y que muchas veces hace juicios sin saber realmente lo que pasa.
Yo siento que, en términos de mis colegas y de la gente que realmente ha seguido el trabajo riguroso que yo he hecho a lo largo de todos estos años trabajando acá, no creo que se vio afectado.
En el periodismo deportivo, las mujeres tenemos un margen de error distinto. Esos episodios la gente los cobra mucho más duro. Me afectó porque, además, eso estaba muy lejos de la realidad y porque representa y me acuerdo de una situación difícil que yo viví y fue irme con 12 semanas de embarazo cubrir un Mundial.
SEMANA: ¿ese ha sido su episodio más difícil?
A. G.: no, yo creo que fue el episodio de Pablo Armero y su convocatoria de la que yo opiné después de conocerse el maltrato a su pareja. Fue el más difícil porque yo tenía una hija y una responsabilidad distinta. A mí mi hija me acompaña a los lugares a los que yo voy a trabajar, por eso se hizo hincha de Santa Fe, por acompañarme a un partido. Creo que fue el que sí me marcó en términos personales de angustia, de susto, de miedo real para ejercer mi profesión.
SEMANA: ¿hubo amenazas para su hija, inclusive?
A. G.: sí, yo recibí todo tipo de amenazas, hasta fotos de mi hija anónimas. Me sentí respaldada y vulnerable y desde ese momento me acompaña una persona que está permanentemente conmigo. Lo de Armero lo había dicho Carlos Antonio, Iván Mejía. No pasó nada, pero en el momento en que yo lo dije se generó un caos. Era impensable que una mujer levantara la voz por eso, porque cuando pasa algo en la vida del deportista no es mi problema.
SEMANA: ¿quién fue Jota Mario Valencia en su vida?
A. G.: a Jota lo llevo en mi corazón, fue amigo, incondicional, consejero y apoyo en los momentos difíciles. Además, fue muy especial con mi familia. Eextraño las conversaciones en el parqueadero del canal hablando de cuánto estaba cambiando la televisión y enseñándome, porque es el mejor entrevistador que conocí. Hoy tengo dos ángeles en el cielo, en los últimos tres años perdí a Jota y a mi mejor amigo, Miguel.
SEMANA: ¿es verdad que le tiene miedo a volar?
A. G.: le tengo mucho miedo al avión, porque además sufro desmayos por una cosa llamada síncope vasovagal en momentos de mucho estrés, entonces a mí me da mucha angustia volar. A Rusia y Catar llegué con la responsabilidad de estar al frente del proyecto del mundial por el canal.
Básicamente, he sido miedosa, pero desde que soy mamá me da más miedo que me pase algo. Lo descubrí en un avión porque yendo al Mundial de Rugby en Japón me desmayé en el vuelo a Tokio. Incluso Luna ya sabe cómo manejarlo.
SEMANA: ¿cómo la ven en el medio? Usted se ha codeado con Guardiola, Messi, los más grandes del fútbol...
A. G.: me siento respetada. Tuve que luchar bastante para llegar a este punto, pero siento que mi trabajo es respetado por los años que llevo en mi carrera y por lo rigurosa que he sido. Sacándola adelante y, sobre todo, con carácter para poder dejar atrás las cosas que realmente no pueden empañar todo esto.
En el canal piensan como yo: estoy donde estoy porque soy buena, no porque soy mujer. Me siento absolutamente respaldada. Eso marca toda la diferencia para poder haber desarrollado la carrera. Cada vez que contratan a una mujer en un medio de comunicación deportivo, siento que hay un reconocimiento a mi trabajo.
Cuando llegué acá, éramos dos. Éramos muy poquitas y hoy se volvió indispensable que estemos nosotras también y se abrió un espacio. Eso para mí es una halago.
SEMANA: ¿cuál es la mejor versión de Andrea?, ¿mamá, amiga o jefa?
A. G.: como amiga, sin duda soy leal.
Como mamá, soy muy gallina, pero sensible; he logrado encontrar el equilibrio; vivo la maternidad sin la culpa y es difícil porque uno cuando es mamá aprende a convivir con muchos reproches, aprende a convivir con el miedo. Vivo a mil y soy mamá sobreprotectora. Soy intensa. Luna es arquera y creo que Faryd Mondragón ha sido responsable de despertar eso, y practica el parkour, un deporte que no se me hubiera pasado por la cabeza. Es absolutamente feliz haciéndolo y creo que ella me ha enseñado a que tengo que respetar la individualidad. También practica baloncesto.
Como jefe, es muy difícil separar las cosas, pero he tenido que aprender a hacerlo, pero yo creo que lo que mejor hago es ser amiga.
SEMANA: ¿usted juega fútbol o practica algún deporte?
A. G.: pues voy al gimnasio todos los días muy a las 4:00 a. m. Traté de jugar fútbol, me tocaba con los hombres, me quebré el brazo. Juego tenis, no soy buena. Soy disciplinada, pero no soy buena.
SEMANA: ser además de talentosa, bonita, ¿le crea un estigma adicional?
A. G.: absolutamente. Creo que es como si la capacidad de una mujer estuviera directamente ligada a eso. Hace parte de la cultura machista en la que vivimos.
SEMANA: ¿le coquetean los futbolistas o los personajes que entrevista?
A. G.: yo creo que las cucuteñas tenemos fama de ser tan bravas que no hay muchos valientes. No me ha pasado nada así, porque he sido muy distante en ese sentido. Llego a los futbolistas muchas veces por sus esposas.
SEMANA: ¿quiere otro hijo?
A. G.: disfruto la maternidad sin añorar lo que no tengo hoy. Soy la mamá de Luna. Enamorada de mi hija, incondicional. Me cuesta hablar de mi vida personal, no me gusta pasar esa raya porque es mi lugar seguro.
SEMANA: al principio de esta entrevista, usted dijo que le gusta la política. ¿Qué hay de Andrea en ese ámbito?
A. G.: mucho. En mi casa vi un papá político y presidente de un equipo de fútbol. A los periodistas deportivos nos piden que no hablemos de eso en redes, pero creo que cualquier ciudadano puede manifestar su opinión, pero en el país es difícil porque nos criaron diciéndonos que no hablemos ni de política ni de religión, con los amigos ni en la mesa, y creo que es una equivocación porque hay que hablar con los que piensan diferentes.
Soy apasionada, me encanta la época de elecciones. Estudié finanzas pensando en proyección política y diplomacia, me iba a inscribir en ciencias políticas y no había cupo sino en comunicación.
SEMANA: ¿cómo ve el país?
A. G.: hablo desde el deporte. Me preocupa la desesperanza e intolerancia por ejemplo en los estadios, que es un reflejo de la sociedad. Eso me preocupa.
Hace poco conocí a la ministra Astrid Rodríguez y ella manisfestó la intención de que el deporte no solo sea visto como alto rendimiento, sino que también tiene que haber un complemento del deporte como educación y transformación de la sociedad. Que sea una prioridad para la educación de los niños. Espero que, por ejemplo, el fútbol femenino tenga el respaldo para consolidarse. El deporte debe hacer parte de la agenda de la educación, para evitar embarazos tempranos, drogadicción. Porque se convirtió en una salida para una vida digna. El deporte puede salvar la vida y generar alegrías.
SEMANA: un día usted puso en Twitter que se cansó y que le iba a responder a todo aquel que la irrespete. ¿Por qué tomó esa decisión?
A. G.: no quise seguir naturalizando la agresión en redes. Complacía a todos los que me decían que no pusiera atención a unos pocos. Pero no puede ser que la agresión sea vista como algo normal en este país y en eso se convirtieron las redes. Caímos en el error de creer que las redes nos respresentan, pero sí marcan la agenda en muchas ocasiones. Las agresiones contra mí son personales, temas sexistas que están muy lejos de lo que recibe un hombre.
SEMANA: ¿qué es lo que más la lastima en todo esto?
A. G.: me lastima la mentalidad injusta en la que vivimos.
Las agresiones son relacionadas con el género y con contenido sexualizado, agresiones que nada que ver con mi carrera profesional y lo que he logrado con esfuerzo y trabajo. No quiero hacer de víctima, pero es muy difícil hacer periodismo deportivo y político en este país por una mujer, porque siempre quieren intimidarnos.
Por eso salió la sentencia apoyada por la Flip de la Corte Constitucional. Hemos lidiado con agresiones personales, en consideración con el cuerpo, género, sexualidad, para demeritar el trabajo por cuenta de eso. Y las agresiones no paran, admiro la iniciativa de una Vicky, Claudia, María Jimena, Camila, Cecilia, porque ellas alzaron la voz y fue legitimizada.
Hay mucho acoso y lo que pasó como estrategia electoral con Catalina Ortiz en Cali no ayuda, muchas mujeres padecen la violencia de género y, en medio del machismo, caricaturizarlo en un performance, las víctimas tienen que luchar generalmente con el daño causado y con la duda cuando denuncian. El todo vale es un pensamiento que debe cambiar.
SEMANA: ¿qué mensaje le quisiera dejar al país?
A. G.: el de podemos manifestar las diferencias sin agredir al otro. Sin necesidad de insultar o recurrir a la agresión personal. Que no todo vale y que la tarea que tenemos es pensar diferente.