DEPORTES
Ganando ante la adversidad: la historia de amor de Diego Maradona y el Napoli
La muerte de Maradona enluta al mundo del fútbol, en especial a los hinchas argentinos y los aficionados del Napoli, equipo con que el Pelusa lo ganó todo.
El crack argentino Diego Armando Maradona murió este miércoles a los 60 años de edad, dejando tras de sí una estela de magia y fútbol difícil de igualar.
Maradona disputó 676 partidos y anotó 345 goles en sus 21 años de carrera, entre la selección y los clubes.
Dio sus primeros pasos con los Cebollitas, la cantera de jugadores de Argentinos Juniors, con el que debutó en Primera División con 15 años, el 20 de octubre de 1976.
Pasó a Boca Juniors (1981-1982), donde logró un título de liga. Transferido al FC Barcelona (1982-1984), luego siguió su carrera en el Napoli de Italia (1984-1991), del que fue ídolo absoluto. Pero el 17 de marzo de 1991, su adicción a la cocaína le costó su primera suspensión por 15 meses.
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La vuelta fue en el Sevilla de España (1992-1993) y de allí el regreso a Argentina con un breve paso por Newell’s Old Boys en 1993.
Luego vendría el Mundial 1994 y la segunda sanción, hasta la vuelta a su amado Boca, donde colgó definitivamente los botines el 25 de octubre de 1997, cinco días antes de cumplir 37 años.
Pero fue en Italia, con el Napoli, donde más brilló su fútbol, en una historia de amor que empezó el 1 de julio de 1984.
Antes del fichaje del 10 argentino, el equipo italiano solo tenía dos títulos de Copa, pero con Maradona en sus filas los hinchas napolitanos tocaron el cielo.
En 1987, cuando el objetivo del Napoli era principalmente evitar el descenso, el equipo ganó su primera liga y, por si fuera poco, hicieron doblete al coronarse también campeones de la copa italiana, un hito que hasta ese momento solo habían logrado el Torino, Juventus e Inter de Milán.
Maradona llegó a ese club con tan solo 23 años y tras haber pasado un breve periodo en Barcelona, donde no brilló como se esperaba.
Pero le tomó dos temporadas alcanzar la gloria con ese equipo italiano, de una ciudad pobre y llena de penurias que, tal vez, le recordó a su infancia en Argentina.
El 10 de mayo de 1987 el Napoli se coronó campeón de Italia tras sumar 42 puntos en la liga, tres más que la todopoderosa Juventus.
“Nápoles es mi casa”, dijo entonces Maradona, quien rechazó ofertas del Milan y otros poderosos equipos de Europa.
En gran medida su éxito en ‘el calcio’ se debió a que el presidente del equipo, Corrado Ferlaino, le hizo un equipo “a medida”.
“Presidente, debes comprar tres o cuatro jugadores y vender a los que la gente pita cuando reciben el balón. Tu termómetro debe ser este: Cuando yo paso el balón a un jugador y es silbado, ciao. En caso contrario, tienes que venderme, porque yo, en esas condiciones, no sigo en el club”, contó Maradona en su biografía autorizada titulada Yo soy el Diego.
El momento cumbre llegó en mayo de 1989, en una final disputada ante el Stuttgart alemán con victoria por marcador global 5-4, siendo ese el único título continental que Maradona ganó en Europa.
Años después, esa historia de amor sigue intacta y, tras conocer la noticia de su deceso, miles de hinchas italianos lloran su partida.
En una memorable despedida en 2001, en una Bombonera colmada de hinchas, Maradona aludió a sus adicciones: “Yo me equivoqué y pagué, pero la pelota no se mancha”.
Maradona fue más que ese jugador “con el guante blanco en el pie, del lado del corazón”, como lo describió el rockero Andrés Calamaro.
Indomable, confrontó con el poder del fútbol mundial, desafió al establishment, se abrazó con líderes de la izquierda latinoamericana, tuvo una amistad con Fidel Castro, se tatuó al Che Guevara, lo invitaron jeques árabes y es ídolo de figuras legendarias del deporte universal.
Con información de AFP.