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Héroes a pesar de la derrota: la historia detrás de la mayor goleada en un Mundial de Fútbol
El 10-1 de Hungría frente a El Salvador, en España 82, es la mayor goleada en la historia de los mundiales. Aún así, los perdedores fueron héroes de un país que sufría una cruenta guerra civil.
Perder genera impotencia y frustración. Perder por goleada es doloroso y, a veces, humillante. Pero perder por nueve goles de diferencia, y en un Mundial de Fútbol, es lapidario para cualquiera. Ya le había pasado a Zaire en Alemania 74, al perder 9-0 con Yugoslavia, pero ocho años después El Salvador cayó por la misma diferencia con Hungría. Sin embargo, el doble dígito, 10 goles, pesó más.
Pero cómo llegó esa selección de El Salvador a disputar ese partido el martes 15 de junio de 1982, en el Nuevo Estadio de Elche, en Alicante. Cómo clasificó a esa Copa del Mundo y cuál fue la preparación para enfrentar en el grupo 3, además de los húngaros, a los campeones del mundo de ese momento, Argentina, y a los subcampeones europeos, Bélgica.
El cineasta salvadoreño Gerardo Muyshondt y el colombiano Carlos Moreno pusieron en contexto esa historia en el documental ‘Uno: la historia de un gol (2010)’, donde entrevistaron a los protagonistas de esa selección que marcó un solo gol en ese Mundial, aquel contra Hungría, pero que significó mucho.
El Salvador estaba inmerso en un conflicto armado interno desde 1979, y 1981 fue uno de los más violentos y sangrientos de la guerra civil que duró un poco más de 12 años. En ese primer año de la década de los ochenta, los combates entre el Ejército y la guerrilla del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) eran pan de cada día, la sociedad estaba polarizada.
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Sin embargo, en noviembre de aquel año, la selección nacional le entregó una alegría inolvidable al pueblo salvadoreño. Una alegría que los unió en medio de las balas y las bombas: clasificó al Mundial de España 82.
Mauricio ‘Pipo’ Rodríguez, Salvador Mariona y José ‘Chepe’ Castro, tres exjugadores que participaron en la primera Copa del Mundo que El Salvador disputó en México 70, estuvieron al frente de la dirección técnica de la selección que logró el cupo con un gol de Éver Hernández frente a México. “Fue una gran satisfacción darle esa alegría al pueblo salvadoreño, ganarle a México, el máximo rival, para clasificar al Mundial. Cuando terminó el partido, la guerrilla y el Ejército dispararon al cielo”, dice el exdefensa de la selección Jaime ‘Chelona’ Rodríguez a SEMANA.
Varios jugadores recuerdan que cuando había paro de transporte nadie podía salir a la calles. Pero sí los futbolistas de la selección. El Ejército y la guerrilla los dejaban moverse e incluso los acompañaban a la cancha para que no tuvieran problemas con nadie. Hubo guerra y hubo fútbol. “Domingo a domingo, jugábamos en el estadio Custatlán y siempre estaba lleno. Y siempre lo he dicho, estaban unos y otros, eso era obvio”,
Rumbo a Europa
Chelona fue el único de los integrantes de “La Selecta” que jugó en el fútbol europeo antes del Mundial, para el que se prepararon con varios clubes y algunas selecciones. “California fue nuestra segunda casa. El problema –recuerda Chelona– fue que no fuimos a jugar a Europa un mes antes. Honduras hizo un gran papel en aquel Mundial porque viajó 30 días antes y nosotros llegamos cuando faltaban tres o cuatro días. Lo pagamos caro, y fue injusto porque éramos un grupo talentoso, una selección inolvidable”.
Por el cambio de horario y la falta de adaptación en tan poco tiempo, el equipo salvadoreño no llegó bien al debut frente a Hungría. Llegó la noche del partido y la inmensa alegría del plantel de cantar el himno nacional de su país. Todo eran sonrisas y ansias de cumplir el sueño de cualquier futbolista: jugar una Copa del Mundo.
Hungría se fue arriba con un gol de cabeza, a los cuatro minutos, del capitán Tibor Nyilasi. El Salvador, fiel a su estilo de juego ofensivo, respondió y estuvo cerca de empatar. Sin embargo, el equipo se desbalanceó en la defensa y quedaron a merced de los contraataques de los magiares. Gäbor Pölöskei puso el 2-0 con un golazo a los 11 minutos. László Fazekas marcó de media distancia el 3-0. Ya era goleada en apenas 23 minutos de juego. El portero Luis Guevara Mora impidió que fueran más goles hasta que el árbitro pitó el final de la primera parte.
En el segundo tiempo, El Salvador, en lugar de organizarse y evitar recibir más goles, atacó. Pero como dice el arquero en el documental: “Desbocados atacando a los reyes del contraataque”. Fue así como llegó el cuarto gol, y luego el quinto en menos de diez minutos. A pesar de estar cinco goles abajo, los salvadoreños siguieron insistiendo. Y obtuvieron su recompensa al minuto 64 de partido, cuando Luis ‘Pelé’ Ramírez Zapata tomó un rebote y definió a pocos metros del arco. El autor gritó el gol con mucha emoción, como si no fueran perdiendo el partido. Para él y algunos de sus compañeros significó mucho: el único gol de El Salvador en la historia de los mundiales.
Faltaba medio segundo tiempo y quizá podía venir otro gol más de los centroamericanos. Sin embargo, Hungría les anotó otra media decena de goles para poner punto final al 10-1, que fue portada de todos los diarios deportivos al día siguiente. Cuarenta años después, Chelona Rodríguez afirma que, si bien ese tipo de goleadas no son comunes en el fútbol moderno, hay algunos casos que demuestran que hay noches donde nada sale y al rival sí. “Yo tuve la oportunidad de estar en el estadio cuando Alemania le ganó 7-1 a Brasil en el Mundial de 2014.
Messi y su Barcelona recibieron ocho goles en la Champions League con el Bayern Múnich”, dice. Un día después de la humillante derrota, los jugadores y el cuerpo técnico se reunieron y dijeron que debían levantar la cabeza para dejar una mejor imagen ante Bélgica y Argentina, dos rivales que en el papel eran incluso más duros que Hungría. “Maradona dijo que si Hungría nos había metido 10, Argentina podía meternos 11″, recuerda Rodríguez. Y también perdieron los dos siguientes partidos, aunque muy distintos. Con Bélgica por la mínima diferencia, y 2-0 con Argentina. Chelona, como otros miembros del equipo, dice que con Bélgica pudieron haberlo empatado o ganado. Y que contra Argentina no les pitaron un penal contra Norberto Huezo.
Así terminó la aventura para El Salvador en el Mundial de España, y el regreso a casa no fue fácil, en especial para el portero Guevara Mora, que en el documental dice: “Estábamos en guerra y me ametrallaron el carro (22 impactos y no me tocó ninguno), me apedrearon la casa y me agredieron en un montón de lugares a donde fui”. Pese a esto, muchos los reconocen como héroes por el difícil momento que atravesaba el país y cómo esa clasificación y la posterior participación en la fase final de la Copa del Mundo fue un bálsamo para un país en guerra.
Desde entonces, El Salvador no volvió a un Mundial.
*Periodista colombiano que ha cubierto diferentes eventos deportivos.