DEPORTES
“Introvertido”: el Fredy Guarín que conoció Oswaldo Henríquez
El defensa central colombiano fue uno de los compañeros de Fredy Guarín en el Vasco da Gama de Brasil, donde, según su relato, algo había cambiado en el estado de ánimo del jugador de Puerto Boyacá.
En el verano de 2016, Fredy Guarín ya no era el mismo que había deslumbrado a los ‘tifosi’ del Inter de Milán. A pesar de que les había dado una monumental alegría, el 13 de septiembre de 2015, cuando un gol suyo significó la victoria por la mínima diferencias contra el Milán, el rival de patio de los ‘neroazurri’, la afición lo agarró de blanco permanente de críticas, en buena parte por ser uno de los más ‘veteranos’ de un plantel plagado de suramericanos, y haber completado cinco temporadas sin trofeos.
El 1 de febrero de 2005, los hinchas, cansados por los malos resultados, la cargaron contra los jugadores. Uno de ellos, el argentino Mauro Icardi, se fue a la tribuna y con el propósito de contener la protesta de los fanáticos les arrojó la camiseta. Los hinchas se la devolvieron de inmediato. Guarín intercedió en el conflicto y reclamó el apoyo de los hinchas.
Las cosas no mejoraron y los seguidores del Inter, que un par de años atrás había levantado un movimiento popular para impedir la transferencia de Guarín a la Juventus de Turín, ahora le abría las puertas para que abandonara el Giuseppe Meazza.
En enero de 2106, Guarín sacrificó prestigio deportivo por la estabilidad económica de los suyos y firmó un multimillonario contrato con el Shanghai Shenoa de la exótica Liga China, la nueva burbuja del fútbol mundial que, para darle un impulso al deporte rey entre los aficionados del país más poblado del planeta, sedujo a figuras de talla internacional. Fredy compartió camerino con Giovanni Moreno y el argentino Carlos Tévez, y en cuatro temporadas disputó 100 partidos, marco 26 goles y levantó un título, la Copa China en 2017.
Tras terminar su contrato en el país asiático, Guarín continuó su carrera en el Vasco da Gama de Brasil, pero apenas jugó trece partidos, marcó tres goles y tuvo que rescindir su contrato por “razones personales”, a pesar de que la ‘torcida’ (hinchada) imploraba por su continuidad. La imposibilidad de ver a sus hijos y las diligencias judiciales que debía afrontar por las demandas que le interpuso su exesposa Andreína lo tenían con la cabeza más en Colombia que en Brasil.
Osvaldo Henríquez, campeón con Millonarios en 2012 y exjugador de los Gallos de Queretaro de México, fue su compañero en el Vasco. La forma como recuerda a Guarín dejó entrever que el futbolista de Puerto Boyacá no era el mismo, aquel bromista que en las concentraciones de la Selección Colombia era el que más reía, y al que más le ‘temían’, pues tenía amenazados a los jugadores y al preparador físico con trasquilarlos en el menor descuido. Que lo diga Éder Álvarez Balanta.
Este fue el testimonio que el samario Osvaldo Henríquez le concedió a SEMANA sobre el Guarín que conoció en Río de Janeiro.
“Fredy, como jugador, es un atleta competitivo, muy calmado en el día a día, pero dentro de la cancha es un batallador y un jugador de mucha calma con el balón en los pies. Parece siempre creer en sus condiciones y saber respetar al rival. A través de su autoconfianza, permite entender el reflejo de sus logros, a través de su tranquilidad y lucha a la hora de competir.
Como persona era introvertido, calmado también, pero por momentos se le notan reflejos de nobleza y de cosas que conserva de su niñez. Tenía buena retentiva y recordaba a la perfección las cosas que lo han marcado, tanto para bien como para mal. Le incomodaba mucho la falta de carácter y transparencia de las personas”.
Vea el informe especial de las 13 notas y el podcast SEMANA en el siguiente link: