Isa y Gabi Vega, las pequeñas nadadoras colombianas que competirán en el Oceanman de Grecia

Isabela y Gabriela Vega, de 8 y 13 años respectivamente, son dos talentosas nadadoras colombianas que representarán a Colombia en el mundial de aguas abiertas Oceanman que se realizará a finales de octubre en Réthimno, Grecia.

Gabriela logró su cupo en el mundial luego de nadar dos kilómetros de mar abierto en el Oceanman de Cartagena, en febrero. Por su parte, Isabella se hizo al segundo puesto en la misma competencia, al nadar 0.5 kilómetros también en mar abierto.

La próxima cita será en el Oceanman de Grecia, entre el 28 y 30 de octubre. La justa deportiva reunirá participantes y asistentes de más de 40 países del mundo y destacará las increíbles habilidades de ‘superhumanos’ hechos para nadar.

SEMANA conversó con Isabella y Gabriela Vega para conocer cómo fue su acercamiento a la natación, en qué momento decidieron lanzarse a la competencia de aguas abiertas y cuáles son sus expectativas ante lo que será su primera participación internacional.

Isa tiene 8 años y aprendió cuando tenía 6. En apenas dos años, ya compite a nivel profesional y está a punto de participar en su primera competencia fuera del país. Aprendió a nadar porque su mamá le dijo que “por lo menos aprendiera a hacerlo para que no se ahogara”. En ese momento, lo último que pasó por su mente fue que la natación marcaría un importante proyecto de vida.

“Casi no me gustaba nadar porque no me gustaba el agua fría”, confesó Isabella en diálogo con esta revista. Sin embargo, este no fue un impedimento y poco a poco se fue adaptando a las lecciones.

Por su parte, Gabriela Vega -quien hoy tiene 13 años- cuenta que nunca asistió a clases de natación, pues aprendió empíricamente con su papá en casa. El hecho es que a los 7 años ya sabía flotar. Poco después, entró a la Liga de Natación de Antioquia y ese fue su primer acercamiento al alto rendimiento. Aún así, en su momento ingresó más para mejorar su técnica que para competir.

Su entrenamiento en la Liga de Natación tuvo una pausa cuando la familia se mudó de Antioquia a Guateque, en Boyacá. Gabi recuerda que allí no hubo natación -pero sí mucho frío-. Luego, se mudaron nuevamente a Floridablanca, Santander, y regresaron a las piscinas.

La felicidad de estar en el agua

“Me siento muy rápida, yo soy de las primeras que está en el carril. Me siento muy feliz y muy rápida”, destacó Isabella, quien ya es capaz de nadar distancias en mar abierto que resultan impresionantes incluso para un adulto.

La sensación de libertad que trae nadar es algo que resulta especial para estas hermanas, quienes a pesar de su corta edad ya sueñan con construir un legado en el deporte.

“Me gusta mucho, me gusta hacer algo diferente. A veces, cuando no voy a nadar, ya extraño la piscina. Tengo un dicho y es que si no voy a entrenar llueve, me meto en un charco y termino mojada de alguna manera. Me pongo de mal genio cuando no nado. Cuando lo hago, me siento feliz y tranquila”, dijo Gabriela.

No obstante, también aceptó que hay ocasiones en que se siente lenta y cree que no avanza a pesar de su esfuerzo. Es natural si se tiene en cuenta el poderoso espíritu competitivo que ya demuestra a sus 13 años.

Aunque las hermanas Vega incursionaron en otras actividades, fue la natación lo que despertó sus pasiones. “Ya había probado patinaje y baile (que me encanta), pero en la segunda clase vi que era un hobby. En cambio, la natación fue algo más, me di cuenta de que era lo que quería hacer. Cuando empecé a entrenar para competencia me di cuenta de que era bastante buena. Ahí fue cuando empezamos a practicar”, recordó Gabi.

Una experiencia similar fue la que vivió Isa con otros deportes: “Cuando estuvimos en el club de Bucaramanga, yo me emocioné y decidí volver a entrar. Antes de eso ya estaba practicando patinaje, baile y BMX. No me gustaron porque en casi todas debía caerme, pero en la natación no era así”.

La magia de las aguas abiertas

Salir de una piscina para nadar en represas, lagos o el mismo océano puede resultar aterrador para algunas personas. Para los deportistas que se dedican a esta modalidad, simplemente, es otro día en la oficina.

La natación en aguas abiertas despertó la curiosidad de Gabi cuando su entrenadora participó en un Oceanman. En vista de que siempre tuvo interés por las pruebas de fondo, se aventuró a dar el gran chapuzón. “Me gustó porque era algo que casi no se hacía y siempre me han gustado las pruebas de fondo (...). En noviembre del año pasado le dije a mi entrenadora que quería nadar 1.500 metros. Es bastante diferente, pero es chévere, me parece más divertido porque no estás contando las baldosas de la piscina”, detalló Gabi Vega a SEMANA.

Aún así, no están exentas en temores. Isa cuenta que ya la han picado varias aguamalas, una especie de medusa común en el mar. Su piel ahora tiene algunos recuerdos que le dejaron sus encuentros con esta especie. “Cuando siento pececitos, siento que es un aguamala”, comentó.

Grecia, su primera competencia fuera del país

Lo que comenzó como un “aprender a nadar para que no te ahogues” llegó a una competencia internacional donde se enfrentarán a los mejores nadadores del mundo. Isa y Gabi no esconden su emoción por representar a Colombia en el mundial de aguas abiertas en Grecia, donde demostrarán el fruto de su entrenamiento.

Isa competirá en los 500 metros y su objetivo principal es completar la prueba en 10 minutos. De esta manera, aspira a disminuir su récord personal en Cartagena, donde nadó la misma distancia en un tiempo de 14:57.

Gabriela competirá en una distancia cercana a los dos kilómetros que en el mar abierto pueden parecer una eternidad. El Mar Mediterráneo será el escenario donde las hermanas Vega seguirán construyendo su legado.