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Jorelyn Carabalí cuenta el drama que vive después del Mundial y destapa toda la verdad sobre la muerte de su hermano
Jorelyn Carabalí, defensa central de la Selección Colombia, está viviendo un duelo. Al terminar el Mundial femenino supo del asesinato de su hermano. No es la primera tragedia que le ocurre.
SEMANA: ¿Cómo han sido sus días tras la muerte de su hermano y después del Mundial?
Jorelyn Carabalí: Ha sido difícil. De una u otra manera he intentado llevar esta situación de la mejor forma. Por mi familia, por mi madre, porque soy su apoyo. Si para mí es difícil, no me imagino lo que también debe ser para ella por perder su segundo hijo. Siento que me ha costado un poquito por estar lejos, incluso, un poco más que la primera vez, cuando salí de mi casa y del país en busca de esta linda oportunidad de jugar en Brasil. Pero, como siempre, aferrándome a Dios y que me dé fuerzas para seguir siendo valiente, luchando por mis sueños y por tener a mi familia feliz.
SEMANA: Sus compañeras en el equipo la recibieron con detalles. ¿Cómo ha sentido ese apoyo de Atlético Mineiro?
J.C.: Tengo un par de compañeras desde que llegué acá que han hecho mi estadía más fácil. Me enviaron su apoyo a la Copa del Mundo y apoyaron más a Colombia que a Brasil, y cuando sucede esto de mi hermano, recibí sus mensajes y apoyo. Me recibieron y me hicieron saber que no estaba sola, que contaba con ellas y que iban a estar para mí si me sentía mal.
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SEMANA: ¿Cómo fue el momento en el que se enteró de la muerte de su hermano?
J.C.: El equipo venía no muy feliz porque nosotras soñamos con más y realmente teníamos la ilusión. Viajamos primero de Sídney a Nueva Zelanda y luego a Chile. Nos habían dado la información de que íbamos a estar bastante tiempo ahí. Lo primero que pensé fue en escribirle a mi madre, intentar comunicarme con ella para aprovechar ese tiempo. Mi madre no me respondía, nos montamos en el avión y estábamos como a cinco minutos de despegar, cuando me entra una llamada de la novia de mi hermano y a mí se me hizo extraño. Yo estaba, incluso, disfrutando una hamburguesa. En medio del dolor, me grita: “Jore, mataron a Paulo”, y yo como aturdida le dije: “¿Qué?, ¿qué?”. Del impacto no entendía lo que me decía. Vuelve y me repite lo mismo y yo lo que hago es tirar el celular y empiezo a gritar. Daniela Arias venía conmigo, ella me preguntó qué pasaba. Yo no escuchaba porque estaba en shock, no entendía nada. Solo decía: “Otra vez no, otra vez no. Mi hermano, mi hermano”. Me abrazó y Daniela Caracas se cambió de puesto y estuvo conmigo todo el tiempo. Las azafatas empezaron a llegar, el cuerpo técnico también se enteró. Decidieron retornar el avión hasta el punto de parqueo, la doctora del equipo me dio un tranquilizante y tuve que viajar prácticamente dopada. Buscaron la manera de enviarme rápido a casa. De ahí en adelante se encargó Daniela Caracas hasta que se reunió con su familia y estoy muy agradecida con ella. Fue muy difícil verme con mi madre para despedir otro hermano. Luego, los trámites de levantamiento, temas de Fiscalía, Policía. Es un momento muy difícil de entender, se buscan respuestas y son imposibles de encontrar. Pero la mejor manera de sobrellevar este nuevo momento que ya habíamos vivido era apoyarnos y estar juntos. Fue difícil tener que regresar al club, pero sé que el fútbol me ha dado muchas cosas y me ha ayudado a sanar. Le agradezco a Dios por el tiempo que me dio con mis hermanos.
SEMANA: Se tejen muchas hipótesis sobre la muerte de su hermano. ¿Qué dicen las autoridades?
J.C.: No juzgo a los medios de comunicación. Pero más allá de tener su rol de informar, muchas veces se piensa en los seres humanos dependiendo de la noticia, de la familia que hay detrás. Generó mucha controversia, muchas personas pensaron cosas que no eran sobre mi hermano. No nos podemos escapar de la realidad de nuestro país, de una ciudad como Cali. Siento que la maldad se está apoderando de este mundo. Delincuencia, drogas, a muchos jóvenes les quitan la vida como si fuera una moda o hobby. Los que actuamos bien no nos sentimos seguros en nuestros barrios. La Fiscalía hasta el momento no se ha pronunciado con la captura del joven que le quitó la vida a mi hermano. Son situaciones absurdas, ellos habían tenido un encuentro antes, según me enteré. Cosas de jóvenes, peleas bobas. No sé si el joven estaba drogado o qué tenía en su cabeza. Él llegó a la zona a discutirle a mi hermano, que no quería problemas, porque estaba con su pareja y amigos. Los amigos lo tranquilizaron. Siguió la discusión, quería problemas, hubo un encuentro y el pelado le responde que él no pelea a puños. Él sale, va por el arma, vuelve y la novia de mi hermano lo ve y le dice: “Paulo, corra”. Lo hizo para intentar salvar su vida, pero fue imposible. Lo único que esperamos es que se haga justicia. Que no quede impune.
SEMANA: Al tener una vieja discusión, da a entender que ustedes saben quién es el asesino…
J.C.: Yo realmente no lo conozco porque no soy mucho de socializar cuando voy, me muevo en el núcleo del deporte y cuando estoy allá es con mi familia. La gente del barrio donde vivimos sí sabe de él.
SEMANA: La policía dijo que se trató de un tema del negocio del gota a gota.
J.C.: Doy claridad de que no fue un tema de gota a gota. Fue lo que ya expliqué.
SEMANA: Usted ya había perdido un hermano y un sobrino. ¿Cómo ha hecho para llevar ese dolor y tener éxito en el fútbol?
J.C.: Yo a veces me siento y me pregunto cómo hago. Siento que es el propósito de Dios que me ha hecho fuerte, mi familia me ha dado las herramientas para ser valiente. Mi abuela, mis tías, mi madre son mujeres a las que les ha tocado luchar por sí solas. Mi familia siempre me ha inculcado a Dios, pero, por cada momento que he pasado, el fútbol ha sido una herramienta que me ha llevado a sobrepasar esas dificultades. De esas pérdidas que he tenido me ha rodeado el fútbol. Cuando perdí a mi primer hermano, tuve que irme a Neiva a los dos días para empezar en el fútbol profesional. He llorado y pasado muchas noches difíciles sin conciliar el sueño. Cuando pasó lo de mi sobrino, estaba concentrada para el inicio de la Copa América y pude despedirme de él, que era el hijo de mi hermano que acaban de matar. Ahora ellos son mi inspiración para seguir creciendo. En vida voy a honrarlos.
SEMANA: A usted, además, una lesión de fémur por poco la deja fuera del fútbol.
J.C.: Pasar por esa lesión fue una de mis luchas más grandes. Verme fuera del fútbol, que tanto amo, fue muy difícil. En algunos momentos sentí que no iba a llegar, que no iba a poder. No había vivido una lesión tan grave. La pierna no me respondía y sentía que si me recuperaba no tendría las mejores condiciones. Pero me levantaba, le metía, le echaba ganas a la recuperación. En ese momento había perdido a mi hermano y le pedía que me ayudara a cumplir su sueño y el mío de jugar fútbol profesional.
SEMANA: Fue incluida por la Federación Internacional de Historia y Estadística de Fútbol en el once ideal como única colombiana. ¿Qué significa para usted?
J.C.: Tal vez los momentos difíciles te nublan lo que Dios te ha dado. He tenido momentos muy duros y luego llega la luz para volverme a encender. Mi llamado a la Selección fue rápido, trabajé mucho, mejoré, lo visualicé, viví el sueño de representar a mi país y dar el 200 por ciento. Estar en ese once ideal no me lo esperaba porque como defensoras tenemos el lado frustrado de que los que más brillan son los atacantes. Siento que lo merezco y Dios me ha devuelto mis luchas.
SEMANA: ¿Qué piensa del caso de Luis Rubiales y Jenni Hermoso en España?
J.C.: Venimos en una lucha como mujeres para que seamos más valoradas en el fútbol. Esto no se puede pasar más por alto, hay que corregir y hacer lo que se tenga que hacer para que no sea repetitivo porque, de lo contrario, no vamos a avanzar. Ojalá sea un caso en el que se tomen las medidas por el respeto y que no haya manera de manipular la situación, que no se vuelva a presentar. Como colega y mujer, todo mi apoyo a Jennifer Hermoso.
SEMANA: ¿Está tranquila con los premios prometidos por la Fifa y la Federación?
J.C.: Estamos tranquilas. Álvaro González nos acompañó y apoyó. Quieren que nuestra selección siga creciendo. Estamos a la espera, sabemos que de la noche a la mañana el dinero no va a llegar. Pero estamos confiadas.
SEMANA: Ya la están observando desde Europa. ¿Está cerca de irse?
J.C.: Soy soñadora pero tranquila. Depende de mi preparación física y táctica. Sí hay opciones y espero que todo salga bien para tener esta oportunidad de irme a Europa, que es algo que sueño. Espero terminar en Atlético Mineiro de la mejor manera. Uno de mis sueños es jugar en el Real Madrid al lado de mi hermanita Linda. También me llama la atención la liga de Inglaterra. Por el momento, seguiré trabajando y que Dios me lleve donde deba estar.