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Juan Diego Alvira quedó ‘boquiabierto’ en las playas de Qatar y no exactamente por la belleza de las mujeres
El periodista de SEMANA, Juan Diego Alvira, no ocultó su sorpresa por la manera como las mujeres cataríes deben ir a la playa.
Los derechos de las mujeres han sido ampliamente cuestionados durante el Mundial de Qatar, por las costumbres que tienen en ese país. Pero para Juan Diego Alvira fue impactante cuando lo vio de primera mano: el sol, la brisa, el mar, la arena y de repente una mujer caminando, a 30 grados de temperatura, con su ‘burka’ que es el traje negro que deja muy poco a la vista.
“Así tienen que venir las mujeres a la playa”, exclamó Juan Diego Alvira sorprendido por lo que estaba viendo un domingo en la mañana cuando la gente estaba en plan de descanso. Ella se acercó a unos turistas que estaban en una pequeña tienda de paja que los protegía del sol. En las tres playas de Doha que visitó Juan Diego, se encontró la misma escena, aunque las autoridades cataríes han tenido que ser flexibles con turistas occidentales que tienen otras costumbres.
Esa imagen llevó a Juan Diego a reflexionar y a indagar sobre los derechos de las mujeres en Qatar. Aunque en los últimos años se han hecho esfuerzos para tratar de generar mejores condiciones para ellas, si hablamos de libertades, todavía hoy en día eso no ocurre.
Para casarse, ellas tienen que pedir permiso a los hombres de su casa: a su papá o a su hermano, y para otras decisiones importantes también deben contar con la venia de sus esposos.
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La tradición “es diferente de una familia a otra. Algunas veces la mamá escoge la esposa de su hijo. Después, la mujer que escogió su mamá y su hijo deben sentarse primero para asegurarse de que son compatibles y de que están de acuerdo con ese matrimonio. Lo discuten juntos y después sí se casan. Debe haber una aprobación de ambos lados tanto del hombre como la mujer”.
Así se lo contó una mujer catarí a Juan Diego Alvira en un centro cultural donde hay mujeres que incluso han pasado por prestigiosas universidades como Cambridge.
En Qatar también es aceptado que un hombre pueda tener varias esposas, a pesar de que en la población de ese país hay muchos más hombres que mujeres, quizá porque muchas de ellas no están dispuestas a someterse a semejante régimen. Aquellas que quieran viajar al exterior o estudiar, deben pedir permiso también al esposo, al papá o al hermano.
El comunicador se preguntó cómo es posible que unas mujeres tan preparadas puedan vivir en un país tan cuestionado por la violación de los derechos humanos y donde la diferencia entre hombres y mujeres es tan marcada.
De hecho, Juan Diego Alvira contó que evitó hacer muchas más preguntas a las mujeres de este centro cultural, para evitar meterlas en problemas con sus maridos o incluso a nivel gubernamental, ya que hablar mal del régimen catarí puede ser muy peligroso para sus pobladores.
Lo cierto es que a pesar de que estén tapadas de los pies a la cabeza, ellas no pierden su vanidad y se valen de unos trucos bastante curiosos para, por ejemplo, oler bien. Por ejemplo, prenden esencias en una especie de sahumerio, algo parecido a un incienso, y aprovechan el humo para impregnar el aroma en sus trajes.
En el centro cultural, Juan Diego Alvira también tuvo la oportunidad de probar las delicias cataríes. En realidad, la cocina no tiene mayores complejidades: guisos, estofados y arroz. Eso sí, “es abundante y de buen sabor, dijo el comunicador.” Después del almuerzo se ofrece lo que sería un café, pero en realidad, según contó el presentador, la bebida es más parecida a un té.
Después de comer, Juan Diego Alvira se puso un traje típico árabe, con una manta de piel de camello que vale 1.200 dólares. Allá en ese país la religión es la que rige las reglas de convivencia en la sociedad. De acuerdo con esos textos, la mujer, definitivamente, está relegada. Es cierto que por cuenta del Mundial de Fútbol, las reglas han tenido que flexibilizarse.