PERFIL
Quintero, la estrella que no figura en el álbum Panini
En septiembre del 2013 Semana.com publicó el perfil más completo de la revelación de la selección Colombia en la Copa del Mundo.
Su talento se dio a conocer a los 9 años, cuando a pesar de dar tres años de ventaja en un campeonato destinado para niños de 12 años, ya mostraba sus dotes en el equipo Belencito Betania, en las eliminatorias del torneo Pony Fútbol, evento que se celebra en Medellín todos los eneros, que ya tiene 29 años de historia y por el cual han pasado figuras como Falcao García, James Rodríguez, Jackson Martínez y los técnicos campeones de Copa Libertadores Francisco Maturana y Luis Fernando Montoya, por mencionar algunos.
Fue en ese torneo donde Juan Fernando logró su primer récord: ser el jugador más joven en anotar una tripleta. Con tan solo 9 años logró cautivar los ojos del Envigado Fútbol Club, equipo que se ha caracterizado por formar talentos y ser de las mejores divisiones inferiores del país. Ya con la naranja puesta y a pesar de ser un niño, los cazatalentos apostaban y le ponían precio al futuro del zurdo. Y su futuro era ser futbolista.
Él no se lo soñaba, y tal vez todo le sucedió muy rápido. Fue protagonista del torneo Pony Fútbol y después de jugarlo en cuatro ediciones, una con Belencito Betania, dos con Alcaldía de Envigado y una con Envigado Fútbol Club, fue en enero del 2006 cuando logró ser campeón del torneo representando los colores de Envigado Fútbol. “Tenía 12 años era muy niño, pero sabía que tenía que ganar ese campeonato, yo ya quería ser profesional y para Envigado significaba mucho”, responde el paisa con una voz que ya caracteriza a los futbolistas y que les da un tono especial.
Hoy, a pesar de sus 20 años, se considera un jugador maduro. Es el colombiano más joven en marcar un gol en Italia, lo logró en septiembre del 2012, cuando con los colores del Pescara y con el número 93 en su espalda, de tiro libre venció al arquero de Bologna y celebró en su primer juego como titular. El partido terminó 1-1 en el estadio Renato Dall’Ara, el mismo campo mundialista en el que Colombia venció 2-0 a Emiratos Árabes en Italia 1990 con goles de Redín y Valderrama, y uno de los terrenos preferidos de Faustino Asprilla, quizás el mejor colombiano que haya jugado en Italia.
Y es que mientras Faustino Asprilla conquistaba Europa y ganaba la Recopa de Italia con el Parma en 1993, Juan Fernando, quien nació el 18 de enero, apenas gateaba.
Pero sus pasos se dieron aceleradamente. Después de estar por cerca de seis años en las inferiores del Envigado le llegó la hora de debutar. Fue por cumplir la norma del sub 19, una regla que exigía tener en el equipo un jugador menor de 20 años al iniciar el juego. Juan Fernando tenía 16, nuevamente daba tres años de ventaja, pero el técnico Óscar Aristizábal le dio el aval de debutar al lado de Néider Morantes y Dorlan Pabón, quienes figuraban en el ataque. El juego fue ante Independiente Medellín en el Atanasio Girardot en la noche del 15 de agosto, terminó 4-2 a favor del rojo, pero para Quinterito o Juanfer, como lo llaman los amigos, fue el inicio de un sueño, ser futbolista.
Pero no todo fue fácil para el joven que nació en El Socorro de Medellín, uno de los barrios de la comuna 13, estigmatizado por la violencia pero del cual han salido cantantes, poetas, médicos, periodistas y futbolistas. Aunque fue preseleccionado para una Selección Colombia sub 17 de Eduardo Lara, fue el mismo técnico el que lo descartó, pues para el profesor, los 1,69 de estatura, los mismos centímetros que mide el mejor jugador del mundo, Lionel Messi, no eran características para un jugador de la tricolor nacional, pues buscaban jugadores altos y corpulentos.
Fue una mala experiencia, pero no la peor. Una lesión de tibia que le propinó Germán Mera, defensor del Pasto en la final de la promoción del 2010, lo alejó de las canchas cerca de cuatro meses. “Lo recuerdo con tristeza, nunca sentí rencor por Mera, pero estaba en uno de mis mejores momentos con Envigado”.
Se recuperó pronto y nuevamente pidió vía. Con Envigado, y pese a tener sólo 17 años, logró ser titular y marcó cuatro goles al lado de uno de sus ídolos de niñez con el cual pudo compartir puesto, Néider Morantes, uno de los primeros maestros de Quintero en la cancha y quien le enseño la tranquilidad para manejar el mediocampo. “Él, junto a Giovanni Hernández y Víctor Aristizábal, era mi ídolo de niño, siempre quise ser bueno con la pelota, tenerla, acariciarla”, dice con timidez, como quien prefiere evitar las entrevistas y dedicarse a jugar.
Luego de pasar su niñez y su adolescencia con el naranja le llegó la hora de partir y fue el cuadro Atlético Nacional el que lo contrató de cara a la Copa Libertadores del 2012. El verde trajo 14 refuerzos y eran pocas las posibilidades. Debutó en plena pretemporada en un juego amistoso ante Liga de Quito en Ecuador, y a pesar de la derrota 3-1 fue destacado por el técnico argentino de Liga, Edgardo Bauza, como un jugador atrevido, con una gran zurda. Quintero no lo creía, pero de a poco sonaba en la titularidad del verde.
Tal vez este joven no ha podido digerir los logros, pues sus sueños se cumplen rápidamente. Quizá por eso nunca ha sido un titular consolidado y pasa entre la banca y la cancha esperando mostrar su esperado talento. Y sin ser titular en el verde, y con las enseñanzas que le dejó el profesor que más aprecia, Santiago Escobar, el técnico verde que lo trajo y poco lo disfrutó, viajó a Europa a preparar el sueño de ser el 10 de Colombia. Fueron pocos los minutos en Nacional, pero fue vendido en dos millones de dólares al Pescara, lo que le dejó mucho dinero en un paso corto vestido de verde.
Ya con la camiseta del Pescara puesta y cuando se pensaba que su futuro estaba en el exterior sin tener poca recordación en Colombia, fue llamado por Carlos Piscis Restrepo para vestir nuevamente los colores nacionales y jugar el Suramericano de Argentina. Fue el mejor jugador del torneo y logró el tercer título para el país en esta categoría, el primero fuera de casa.
Fue al Mundial Turquía sub 20 y allí se destacó como uno de los mejores jugadores del campeonato y pese a que la selección quedó eliminada ante Corea del Sur en segunda ronda, los tres goles y el fútbol de Quintero sirvieron para ser vendido al Porto de Portugal en 4,5 millones de euros.
Las buenas noticias siguieron llegando, recibió el llamado de José Pékerman, quien de a poco lo ha llevado para, como dice el estratega argentino, ser el futuro de la selección. Quintero sigue en la banca, pero corriendo, como ha sido su vida, y madurando aceleradamente, espera ser protagonista con Colombia y ser una de las piezas claves en Brasil 2014.
Hoy ya tiene una hija llamada Amelia y su vida sigue corriendo a toda velocidad. No se sabe en qué momento se creció el niño del Pony y en qué momento se convirtió en promesa. Pero lo es. El jugador de 20 ya quiere ser grande y entrena para ello. Su vida es el fútbol y sólo piensa en eso. Cuando no lo hace en la cancha, lo hace en su play station. Por su cabeza, y sus 66 kilos, sólo pasa fútbol, tal vez por eso no responde ni de política, ni de economía ni de farándula, sólo quiere fútbol y entrenar para ser titular siempre. Y seguir corriendo.