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Juan Pablo Montoya se vio involucrado en accidente de tránsito en Bogotá. ¿Cómo están el piloto y su esposa Connie? Esto fue lo que pasó
La esposa del piloto confirmó a SEMANA lo que sucedió en el hecho
La capital de Colombia, en días decembrinos, aumenta el flujo vehicular y los acostumbrados trancones para los habitantes parecen ser cada vez más tediosos.
Mientras trabaja en su proyecto, Montoya también disfruta con su familia los días de Navidad, aunque pasó un incómodo momento el jueves 21 de diciembre, cuando una camioneta blanca, de servicios especiales, chocó el carro del piloto colombiano, que iba con su esposa Connie Freydell.
La colisión, que se presentó sobre la calle 82, no fue grave y Connie Freydell confirmó a SEMANA que no hay hechos que lamentar.
Al parecer, el conductor del otro carro no respetó la señal de tránsito que indica parar. Sin embargo, y aunque no hubo heridos, el parachoques y otros implementos de la zona delantera se vieron afectados.
Recientemente, Juan Pablo Montoya habló con SEMANA sobre Michael Schumacher, quien el 29 de diciembre de 2013, mientras esquiaba, sufrió un grave accidente. La salud del expiloto alemán de automovilismo, es un completo enigma.
“Lo tienen que recordar como el gran piloto. Es uno de los mejores de la historia”, dijo Juan Pablo Montoya sobre Michael Schumacher.
Lejos de las contiendas, como la del Gran Premio de Brasil, de Austria en 2001 o San Marino en 2004, que protagonizaron el piloto colombiano y el alemán, una de las grandes rivalidades de la Fórmula 1, Montoya recuerda a Schumacher a diez años del accidente en los Alpes franceses, en la estación invernal de Méribel.
“Michael para mí era el rival más grande, el campeón mundial. Al que todo el mundo le quería ganar. En ese momento Ferrari era el mejor equipo”, dice el bogotano, que ganó siete carreras y obtuvo 13 pole positions.
“Lo que hizo fue espectacular, pero para mí era un rival. Mi meta era ganarle todas las semanas”. El teutón era esposo y papá; cuando se bajaba de su monoplaza, compartir con su familia era fundamental sin importar su calendario deportivo. Pero siempre fue un hombre extremo. Se quitaba el casco de competencia y se enfundaba el de motociclista. Se enamoró de las Harley-Davidson, amaba el paracaidismo y también esquiar.
Se cumple una década con más especulaciones que certezas sobre Michael Schumacher, un campeón imborrable, incluso en la mente de aquellos que siempre lo quisieron vencer.